¿LA LEY DE CADUCIDAD ES VERDAD?
He terminado de leer un libro del escritor Miguel Ángel Campodónico llamado "Antes del silencio" "Bordaberry, memorias de un presidente uruguayo".
Debo dejar en claro, antes que nada que Bordaberry no es santo de mi devoción, ni lo fue nunca, pero también hay que reconocer que fue el último presidente constitucional antes del Golpe de Estado. Si bien él estuvo involucrado en el mismo, lo fue por presiones exógenas a la Presidencia; en especial a cierto grupo de militares guiados por el inefable Gregorio "Goyo" Alvarez, el sistema político en su totalidad (Frente Amplio incluído),y los sindicatos (los más combativos incluídos también).
Los que vivimos aquellos días, desde adentro o desde afuera recordaremos una frase que se repetía constantemente en los cotidianos informes de las Fuerzas Conjuntas: "Los que no recuerdan la historia, están condenados a repetirla". Esta frase no es de ningún filósofo del Esmaco o del Cosena.
En 1986 se promulgó la Ley de la Caducidad del Ejercicio de la Pretensión Punitiva del Estado, que con votos de sectores blancos (wilsonistas) se aprobó. Dicha ley ponía punto final a los 13 años de dictadura, eximía justamente de la Pretensión Punitiva del Estado al castigo de los actores de los hechos políticos y no políticos. La ley no está flechada hacia ningún lado, lo que implica que tanto unos como otros están libres de polvo y paja.
De mis clases de Educación Cívica en el liceo, lo que más recuerdo es que nos inculcaban que las leyes están hechas para cumplirlas, y que mientras una ley no se derogue y sea sustituida por otra, aquella está vigente.
En los últimos tiempos, desde hace unos meses, parece que la tan mentada Ley de Caducidad ha "caducado". El sistema político, todo él, está muy interesado en desviar la atención hacia hechos que ocurrieron hace casi 30 años y hay una ley de por medio.
Juan Carlos Blanco, ¿fue partícipe del quiebre institucional?: sí lo fue; ¿fue Bordaberry partícipe del quiebre institucional?: sí lo fue. Pero están amparados en la Ley de Caducidad, es decir los uruguayos dijimos: "borrón y cuenta nueva".
Entonces ¿para qué empezar a revolver la fosa séptica, si no es por motivos espúreos?
No hemos aprendido nada, de nada, de lo que ha pasado; de las razones que llevaron al país a un quiebre institucional, a 13 años de dictadura, a haber soportado lo que soportamos antes, durante, después y ahora.
Y ¿quien es el responsable de todo esto?: no cabe la menor duda que el sistema político, que está en las mismas condiciones que en la década del 60 y principios de la del 70.
No responsabilizo a ningún partido político en particular, ni a ninguna organización sindical, los responsabilizo a todos, a absolutamente todos. Todos tienen su "chacrita" que cuidan muy bien, olvidando que la "chacra" que tienen que cuidar es el país entero.
Y por más que se me tache de viejo repetitivo, sigo insistiendo que debe haber una generación de relevo en el sistema político. Una generación de hombres jóvenes, con ganas de trabajar, dejando sus intereses políticos de lado. El país no es tan grande y complicado como para que un grupo de políticos inteligentes y TRANSPARENTES logre hacer caminar al Uruguay.
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Pero volvamos a la Ley de Caducidad; como tal deberíamos respetarla, pero no lo hacemos; ¿pero porqué no lo hacemos?, mi opinión es que todo esto es un buen "circo", para derivar la atención de otros problemas, básicamente económicos, y además se largó la carrera electoral (hecho que me parece deplorable a esta altura).
Si se piensa que se debe revolver nuevamente la fosa séptica, el Parlamento tiene las potestades para derogar la ley y dar carta blanca, pero mientras no lo haga RESPETEMOS LAS LEYES, y no sólo ésta sino TODAS.
Si el sistema político piensa que cambiando de partido gobernante o de hombres en el gobierno, va a solucionar algo, está absolutamente errado y lo que es peor desconectado de la realidad nacional.
Aquí, gobierne quien gobierne, si no hace cambios estructurales, cambios de base, cambios de mentalidad, no va a poder hacer más de los horrores que se han hecho hasta este momento.
El Uruguay sufre de una dicotomía, que quien ocupe la próxima presidencia debe comprender, si quiere tener éxito: el Estado por un lado y los privados por otro.
El Estado vive en una desconexión tan grande con las realidades del país, que parece que fuera el Estado de otra Nación; los privados somos los que tenemos que bancar a una estructura obsoleta, corrupta e ineficiente al máximo (hay honrosas excepciones). Pero lo curioso de todo esto es que no cambiamos de mentalidad: seguimos viendo al Estado como algo supremo, intachable, eficaz y honesto........cuando la realidad es otra.
Si no cambiamos la mentalidad, si no esperamos NADA de Estado, si logramos levantar nuestra autoestima, y nos convencemos que podemos hacer lo que sea, el futuro es muy negro.
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Debemos cumplir con nosotros mismos; debemos convencernos que el término trabajador privado es honroso, y los privados somos los que llevamos toda la carga: nos matan a impuestos y aparte de eso hay que "ir" a pagarlos, llueva o truene, haga frío o calor hay que hacer cola para PAGAR. En la industria privada se va a cobrar, nadie espera que le vengan a pagar; obviamente los privados no cobramos las multas, intereses, moras, etc. varios, de corte usurario que cobra el Estado. |
Tenemos que levantarnos, pero nosotros solos; no debemos esperar que el execrable Mercosur haga nada por nosotros; debemos salir al exterior y vender, vender y vender.
Cualificados estamos, nos falta la voluntad de hacerlo.
El Uruguay se arregla si aumentamos las fuentes de trabajo (Perogrullo), evitamos la ida de nuestros jóvenes (Perogrullo) y tenemos confianza en nosotros mismos.
A muchos no les va a gustar, pero al Uruguay lo que le falta es un Cincinato, aquel probo ciudadano romano, al cual una comisión del Senado fue a buscar a su granja, para que arreglara los problemas de Roma, y lo encontró arando su tierra; dejó el arado y cumplió con su deber ciudadano: lo nombraron "dictador", y para quien le rechine el término que vaya a un diccionario latín-español y verá que quiere decir "el que dice lo que hay que hacer". Cumplió su deber y volvió a su granja a seguir trabajando.
Alvaro Kröger
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