Coincidente con las Naciones Unidas, en Australia también festejamos el Día Internacional de la Solidaridad.
Por: Walter Amaro - Sydney/Australia
El domingo 31 de agosto una multitud de solidarios se acercó a uno de los más populares lugares de reunión de la comunidad de habla hispana en esta isla continente, para dar el respaldo incondicional a la ejemplarizante tarea de Uruguayos Unidos.
Coincidente con el día instituido por la Organización de las Naciones Unidas a finales del año 2000, basándose en el reconocimiento que la Declaración del Milenio hizo de esta actitud como uno de los valores fundamentales esenciales para las relaciones entre los individuos, pueblos y naciones en el siglo XXI, Uruguayos Unidos convocó a los uruguayos en esta parte del planeta para festejar el 25 de Agosto, fecha de nuestra Independencia.
En el acto, se revivió el acontecimiento magno, mientras miles de uruguayos y hermanos de nuestro continente americano estrechaban filas bajo la consigna de llegar en ayuda de los más necesitados. Parodistas, murgueros, y una gran variedad de grupos folklóricos, intercambiaron culturas mientras los sones de las lonjas se abrian paso entre la muchedumbre. El borocotó chas-chas y los estandartes nubolos se entremezclaron con el humo de las parrillas y el inconfundible olor a tortas fritas que se doraban en hondas cacerolas de grasa caliente.
No faltaron por allí los bizcochos y la rosca de chicharrones; la morcilla o chorizo al pan, o alguna milanesa que al apuro de la demanda, parecía fritada con aceite de motores. Pero todo era válido y sin lugar al pataleo. Desde nuestro embajador, Pedro Mó Amaro y su señora esposa, la Consul General (que finaliza sus gestiones en Australia) Ana María Estevez y las encantadoras secretarias de la misión diplomática, hasta los compañeros de Informe Uruguay, Pedro Lemos y quien escribe, estabamos en ese recinto para ponerle el hombro a la cosa. Y salió. 10 puntos. Como se decía antiguamente: tarea cumplida, por ahora. El próximo año nos espera un nuevo desafío y allí volveremos a estar.
Mate y termo bajo el brazo de los más campechanos y el asombro de nuestros "canguritos orientales" fueron una constante en ese día estupendo, donde la primavera abrió sus brazos para ofrecernos la calidez de su complicidad. Una cifra que ronda los 90 o 95 mil dólares brutos, es el estimativo de la recaudación en ese espectáculo que terminó a las 10 de la noche. Uruguayos que se acercaron desde otros estados recorrieron más de mil kilómetros para estar presentes. La convocatoria es ineludible, cada año en esta fecha puntual, "sumamos", como dice actualmente la jerga popular, para ser aún más efectivos.
Pensamos que esta excusa, cada agosto, nos da la posibilidad de reafirmar nuestros valores: humanos, solidarios y patrióticos. Reencontrarnos con nuestros amigos, sentirnos aunque más no sea por un día nuevamente "en casa", respirando tradición, modismos y lenguaje. Hablar un idioma de "cosas" que sólo puede hacerse con aquellos que comparten nuestra idiosincracia aunque discutamos por fútbol o política. Formar una sólida muralla de solidarios que no le echa la culpa a nada ni a nadie porque no tiene tiempo que perder pues hay otros objetivos emergentes. Uruguay y los uruguayos permanecen en el corazón de cada uno de estos criollos qué, aunque se les note un poquito el acento de "gringos", son más "yorugas" que el mate y el asado.
Mientras nos despedimos en este encuentro, les dejamos con un pensamiento del documento base de la campaña de Manos Unidas para 2003 -"El desarrollo, camino para la paz"- recoge la idea de que "todos los seres humanos, por dignidad y valor, tienen derecho a las mismas oportunidades vitales", al tiempo que afirma que "la totalidad de los bienes y recursos existe en función del desarrollo solidario de todos".
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