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Llegó el final cuando acabó la suerte
por Fernando Pintos
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Los viejos dichos son sabios. «Aquellos polvos, trajeron estos lodos», solía decirse cuando una catástrofe largamente incubada veía concreción. Y eso le cabe ahora, como anillo al dedo, al Club Nacional de Football, después de sufrir vergonzosa eliminación de la Copa Libertadores, el miércoles recién pasado en un Centenario que estuvo colmado de bote a bote como nunca… Lástima grande… Más que nada, por toda esa gente que desbordó el monumento histórico del fútbol mundial con una algarabía y un colorido espectaculares. Lástima por un grande del fútbol mundial que festejó, recientemente, sus 110 años de vida. Lástima por todos los bolsos del mundo, uruguayos o de cualquier otra nacionalidad. Lástima por ese desfalleciente y escuálido fútbol uruguayo, que pudo haber colocado a uno de sus equipos entre los dos mejores de América, tras dos décadas de ausencia en tales instancias. Lástima por lo dicho, pero sólo hasta allí.
En realidad, sabiduría popular raramente falla. ¡Vox populi, vox Dei! Y tal como siempre bien se ha dicho: «cosecharás aquello que siembres». Y eso es lo que está haciendo esta desastrosa directiva de Nacional, que está llegando a tres años consecutivos sin ganar absolutamente nada. Directiva que ha despedido, tal como si fueran perros sarnosos, a dos entrenadores de la casa, que demostraron seriedad y talento: Carreño y Lasarte. Directiva que se aferró a un DT desesperadamente mediocre, Gerardo Pelusso, y le permitió llevar el primer equipo a desperdiciar, de una manera infamante, esta oportunidad única —no habrá otra así en muchos años— de llegar, ¡cuando menos!, a una final de la Libertadores… Así como también a servir en bandeja de plata, para Defensor Sporting, el primer bicampeonato de su historia. DT anodino, que jamás consiguió que el equipo exhibiera un patrón de juego concreto. DT tarambana, que si alcanzó algunos logros exiguos fue sólo gracias a chispazos de inspiración que algunos jugadores tuvieron en la cancha. DT impresentable, que no ha ganado absolutamente nada pero se quiere presentar ante el mundo como si fuera ni más ni menos que la divina garza. Y he ahí una ecuación que explica una grandísima parte de este fracaso con estrépito: presidente infame, junta directiva espantosa, gerente deportivo horrendo, DT mediocre de solemnidad. Ya sea que se sume o se multiplique todo ello, siempre se tendrá un resultado equivalente a un montón de ceros, ¡y todos a la izquierda!
Para ser campeón en cualquier tipo de competencia, se necesita una buena dosis de suerte. Y, para decir verdad, este Nacional de la Libertadores 2009 la ha ido teniendo, partido tras partido… ¡Y no ha sido poca, para decir verdad! Fue suerte, ganar con la fusta bajo el brazo una serie inicial de la Libertadores que estuvo integrada por tres equipos bastante más flojos que el propio. Fue suerte, también, aprovechar la sempiterna influencia de los clubes brasileños en la Confederación Sudamericana para dejar fuera de competencia a los mexicanos y no sólo pasar a cuartos de final sin jugar, sino, lo cual también fue importante: ¡descansar dos semanas mientras todos los demás, con excepción del San Pablo, se daban de cabeza los unos contra los otros! (Estoy seguro de que, si se hubiera jugado contra el San Luis, que una semana atrás perdió contra el Chicago Fire de la MLS, Nacional ganaba la serie). Y más que suerte, fue casi milagro pasar a semifinales con un gol como visitante del Morro García, en el partido de ida frente a Palmeiras. Gran suerte fue, además y sin ninguna clase de duda, haber salido del estadio de La Plata con apenas un gol en contra. Y una dosis adicional, ¡de suerte!, fue que La Brujita Verón estuviera lesionado y no pudiera jugar el miércoles pasado en el Centenario. Si la suerte hubiera durado tan siquiera un poco más, se hubiera podido pasar arañando a finales, para enfrentar a un equipo brasileño… Pero, para desgracia del fútbol uruguayo, la suerte terminó este mismo miércoles, de golpe y porrazo. Lo cual no merece mayor comentario que éste, ciertamente escueto: ¡eso sí que fue mala suerte!
Y bueno, ahora viene la debacle final. Van a perder el Campeonato Uruguayo 2008/2009 a manos de Defensor Sporting… Pero más allá de eso —seguramente se llenarán el hocico cacareando con «la hazaña» del vicecampeonato—, desde varias semanas atrás pusieron bandera de remate al plantel, y con precios de locura. De seguro se irán El Matute Morales, Matías Rodríguez, Federico Domínguez, Coates, Victorino, Romero, Caballero, Arismendi, El Flaco Fernández, El Grillo Biscayzacú, El Morro García… ¡Y algunos otros más, entre lo cuales bien podrían estar O.J. Morales, El Cacique Medina y Muñoz! En todo caso, no era éste un plantel de estrellas, de esos que son capaces de arrasar a cualquier gran equipo que se les ponga por delante y de alcanzar, por ello, grandes logros… Pero, así y todo, remando contra la corriente, sobreponiéndose a su asquerosa directiva y a su esperpéntico DT, estos jugadores consiguieron algunos resultados que, visto el presente del fútbol uruguayo —con enfermedad terminal irremediable y conectado al pulmotor los 365 días del año—, han sido para nada despreciables. (Y la pregunta angustiosa es, ¿a qué impresentables contratarán para sustituir a los que se van ahora del club?)…
En fin… Que así es la vida. ¿Y qué otra nos queda?
© Fernando Pintos para Informe Uruguay
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