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Alegría de otarios, clamor de coimeros…
¡Y bienvenida justificación gremial!
por Fernando Pintos
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Diario «El País» del viernes 27 de junio de 2008: «Se desarma todo Peñarol», es el título de una nota de José Mastandrea. ¿Quieren leerla con un poco de atención?
«…No hay arreglo. Peñarol perderá a dos de sus figuras en la Liguilla Pre Libertadores. Mario Saralegui sólo podrá contar con Ruben Olivera y Fabián Estoyanoff en el partido del domingo. Será la despedida de los jugadores de los aurinegros. El primero de julio tendrán que presentarse en la Juventus y el Valencia, respectivamente, clubes dueños de sus fichas.
Pero no serán las únicas bajas. Después que finalice la Liguilla, Peñarol se quedará sin los goles de Carlos Bueno y José María Franco, ambos regresarán al fútbol europeo. Lo mismo sucederá con Marcel Román, Matías Aguirregaray y seguramente con Mario Álvarez. Tras la Liguilla, el plantel aurinegro quedará desmantelado.
Con ese panorama, Saralegui tendrá que apuntar no sólo a recuperar al grupo en lo anímico sino también en lo deportivo. "Se tratará de reflexionar entre todos sobre lo que pasó", dijo el entrenador tras el revés frente a Defensor.
"Esto es así, son momentos, las cosas cambian. Hay que tener tranquilidad. El equipo tal vez tuvo desorden, pero siempre fue al frente. Hay que sobreponerse a esto y tratar de ganar la Liguilla. Hay que mirar hacia adelante porque lo que viene siempre es lo más importante", indicó el entrenador.
A partir del domingo, empezará a jugar otro Peñarol. Sin el "Pollo" ni el "Lolo" y con varios más con el pasaporte en la mano.
La cifra 6 Fueron los meses que estuvieron en Peñarol Olivera y Fabián Estoyanoff.
1 "Pollo": La despedida Ruben Olivera se quería quedar mientras se disputara la Liguilla, pero la Juventus reclamó su presencia en Italia el 1º de julio, fecha fijada para el inicio de la pretemporada del plantel.
2 "Lolo": Otro que viaja Fabián Estoyanoff también procuró quedarse hasta el final de la Liguilla, pero al igual que Olivera el Valencia pidió que se presentara, como máximo, el 2 de julio en el entrenamiento del plantel principal. Ser irá lunes o martes.
3 Román: Va al "Calcio" Marcel Román es pretendido por dos clubes italianos. Cabe recordar que también llegó a préstamo a los aurinegros, cedido por el Grupo Casal que le había comprado su ficha a Danubio. Juega la Liguilla.
4 Aguirregaray: Un millón El Grupo empresarial de Paolo Montero ofreció un millón doscientos mil dólares libres a Peñarol por el pase del juvenil Matías Aguirregaray. Hasta ahora no hubo respuesta de los aurinegros, pero es prácticamente un hecho su partida de Peñarol después que termine de disputarse la Liguilla Pre Libertadores.
5 Álvarez: Vence préstamoMario Álvarez también puede dejar Peñarol después que termine el último torneo del año. Si los aurinegros quieren quedarse con el jugador deberán pagar 285.000 dólares.
Bueno y Franco también se van Carlos Bueno y José María Franco jugarán la Liguilla Pre Libertadores con Peñarol pero después volverán a emigrar, seguramente, al fútbol europeo.
El Grupo Casal recibió varias ofertas por los jugadores. Bueno es codiciado por equipos españoles y Franco podría regresar al fútbol italiano. Los dos goleadores de Peñarol se despedirán de los aurinegros en la Liguilla ya que en el período julio-agosto se abre el período de pases en Europa. Cabe recordar que Bueno estuvo en el fútbol francés, el portugués y el argentino mientras que Franco militó en el Torino de Italia.
De todas formas, el Grupo Casal podría acercar otros jugadores a los aurinegros para encarar el Torneo Apertura 2008-2009. En los últimos días se reflotó lo de Sebastián Taborda, delantero que estuvo muy cerca de vincularse a los aurinegros, pero el Deportivo La Coruña no lo cedió…».
Y bueno… Parece que, cuando días atrás Peñarol se consagró campeón del Clausura 2008 frente a River Plate, una parte de su eufórica hinchada aullaba, berreaba, ululaba y balaba, una frase como la que transcribo ahora: «¡Gracias, Casal, por el Campeonato!». (Aclaro, en resguardo ante los bienintencionados de siempre, que la transcripción es aproximada). Ahora bien: no se podría calificar como otra cosa que balido (que es la voz del carnero, el cordero, la oveja y la cabra) el tal estribillo entonado por parte de la hinchada de Peñarol en honor del individuo más nefasto que le ha tocado sufrir no sólo al fútbol uruguayo, sino también (¡Sorpresa! ¡Noticia bomba! ¡Iluminación del intelecto!) y muy especialmente en los últimos años, a su propio club de los amores. ¿Así que, «¡Gracias Casal?», eh? Dicho esto con todo respeto, me gustaría saber qué tan agradecido le estará, al tal Casal y Cía., el hasta poco tiempo atrás presidente de Peñarol, el Contador José Pedro Damián (R.I.P.), fallecido muy recientemente y en fecha por demás significativa: el 25 de agosto de 2007… A todas luces, y teniendo en cuenta tan sólo lo que relata Julio Bardanca en su bestseller «Yo, Paco», el Contador Damián no tenía el menor motivo para apreciar a Casal, pero sí demasiados para detestarlo y abominar de sus nefastas actividades. El Club Atlético Peñarol tampoco tenía motivaciones de amor eterno hacia el tenebroso individuo. Deliberadamente, durante los pasados cinco años, Casal hizo cuanto estuvo en su mano para perjudicar a Peñarol, más allá de su tan publicitado «peñarolismo» o «manyismo», y con ello demostró muy a las claras algunos aspectos que me gustaría puntualizar: 1º) Casal no es hincha de otra cosa que de su propio bolsillo y de sus turbios negocios; 2) para Casal, Peñarol no es más grande o importante que las oportunidades que pueda brindarle para ganar dinero; 3º) los criminales no tienen honor o conciencia, ni mucho menos conocen de amores trascendentes (Patria, enseña futbolística, etcétera).
De manera tal, que la enorme euforia manifestada no muchos días atrás por una parte de la hinchada aurinegra con relación al tenebroso y nefasto Casal careció de sentido. Fue la alegría del burro… Fue el agradecimiento de los bovinos, poco antes de recibir el golpe mortal en el matadero… Fue la felicidad del mendigo al recibir un par de monedas que ni para aplacar el hambre podrían alcanzarle… Fue la ovación de las víctimas, aclamando al verdugo como héroe, líder y salvador. Y si alguien tuviera acerca de ello la menor duda, relea el texto de Mastandrea. Casal, como de costumbre, se pasa buena parte del tiempo ideando malignidades para engrupir otarios. El plantel de estrellas que «magnánimamente» llevó a Peñarol, no sirvió para otra cosa que crear falsas ilusiones y, de paso, dar trabajo a unos cuantos que estaban desempleados en el mercado internacional del fútbol. Y ahora, pasados seis meses, se dedica a desarmar al tan cacareado «club de sus amores», tal cual él y los demás crápulas contratistas han hecho y seguirán haciendo con todo el fútbol uruguayo. Habría que ver cuánto le costó a Peñarol esta inocente bromita de Casal. Sería bueno saber, exactamente, qué tanto… Porque, con relación al Fisco de la República Oriental del Uruguay, en apariencia la evasión perpetrada por Casal está situada en algunas decenas de millones de dólares, cifra nada despreciable. Aunque, ¡por supuesto!, una vez difundida la noticia —sobre la estafa de Casal al Fisco de la vieja y deportiva RODELÚ—, de inmediato saltó al ruedo un confuso montón de medios y periodistas (no hay necesidad de señalar a los coimeros, porque ellos mismos se encargan de señalarse a sí mismos con una elocuencia pasmosa), y se entonó a coro una profusa cacofonía compuesta por graznidos, rebuznos, cloqueos, cacareos, mugidos, balidos, barritares y otras voces estridentes del Reino Animal (y Coimeril), coincidiendo todos ellos en el argumento de que (¡Ejem!): «…Si el Fisco se atreve a cobrar lo que Casal le ha sustraído… ¡El fútbol uruguayo sufrirá un colapso de imprevisibles consecuencias!»
En fin, véase que ahí tienen ya todos los demás delincuentes (es decir: asesinos, chantajistas, violadores, secuestradores, timadores, descuidistas, carteristas, escruchantes y otros) un nuevo y muy original argumento para convencer a la Ley y el Orden de que deberían dejarlos de una vez por todas en paz, para así seguir ellos (¡angelitos!) dedicándose a sus «inocentes» actividades productivas.
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