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Año II - Nº 68 - Uruguay, 5 de marzo del 2004

El discurso mediático y la realidad del país
Nicaragua, tierra de volcanes y promesas, de lagos y oportunidades
Profesiones y Personajes
Dos diosas de color para un efímero reino
Todo el año es carnaval
Ojos uruguayos en Brasil
Anécdotas Bancarias - Influencias
Descubren extraña enfermedad, que incuba en sillones presidenciales
Chairando Ideas
Una Alcaldesa o simplemente una mujer
Sucedió en España
Hurgando en la web
Noticias sobre emigración
Los trenes pierden 10.000 pasajeros por mes
El dilema de la prensa de calidad
Rincón de Sentimientos
El Interior también existe
Olvidémonos de las Pálidas
Las Locuras de El Marinero
Correo de Lectores

 

PROFESIONES Y PERSONAJES
Recordando a Alfredo Chinatti Salvini y en él a todos los picapedreros
por María E. Giribone

Lo conocí personalmente cuando el Centenario de Conchillas, en esa oportunidad se colocó una piedra en la plaza y en ella una placa recordatorio de la embajada del Reino Unido, colocarla en la piedra no es trabajo para cualquiera, lo hace solamente alguien muy experto, artesano de la piedra, se le pidió a Don Alfredo que lo hiciera, retirado hacia ya varios años, vivía en ese momento en Carmelo, en el camión de la Junta Local lo fueron a buscar, los ignorantes en ese trabajo no salíamos de nuestro asombro, la poca herramienta que traía, no podíamos creer que lograra agujerear ese enorme adoquín de piedra muy dura, nos dejó asombrados, al poco tiempo veo un reportaje que le hicieron, ignorando él que lo estaban filmando, por lo tanto hablaba muy espontáneo, recordando cuando trabajaba en las canteras de Conchillas, como barrenaban las piedras, las horas de las explosiones, donde se escondían, como cortaban los adoquines que luego se colocaban en el puerto de Buenos Aires, su transporte desde las canteras al puerto en vagones tirados por una locomotora, muchas veces realizaba ese viaje, debían llevar bolsas mojadas porque chispas del motor saltaban y en tiempos de sequía o verano, los campos se incendiaban, debían bajarse y apagar con las bolsas, la velocidad era casi a paso de hombre. Recordó a Don David Evans, con gran admiración, como era físicamente, su porte y su caridad.

Como tengo contacto con su nieto, Jorge Parentelli Chinatti, le pedí me diera datos y hablara de él, me envió lo siguiente:

Nació en paraje Martín Chico el 05/10/1905.

Hijo de padres inmigrantes italianos: Don Juan Chinatti y Doña María Salvini (nacidos en la zona de los valles de Poure, Trento) el padre fue maestro en Italia y vino a Buenos Aires (el dinero que ganaba como tal no le alcanzaba para casarse) para trabajar como picapedrero, juntar dinero y volver a Italia junto a su novia.

Al cabo de un tiempo cumple su objetivo y a los años vuelve con su esposa y una hija de 3 años para radicarse definitivamente según sus anhelos en Argentina, pero quiso el destino que cuando desembarcaron en el puerto de Buenos Aires, una “vieja” miró a la pequeña y salivó en su cara.

Se trasladaron a Córdoba y en el viaje, por causas que ellos manifestaron como “maleficio”, enferma gravemente la pequeña y fallece repentinamente.

Llegan a Córdoba y se queda allí hasta que nace su hijo Miguel, luego por disconformidad de Don Juan, cruzan el Río de la Plata y se establecen definitivamente en paraje Martín Chico, Uruguay, donde nacen los demás hijos.

De los varones, que son cuatro, todos “heredan” de su padre el oficio: PICAPEDREROS.

Contaba Alfredo, que sus hermanos lo superaron en el trabajo con la piedra, ya que por ejemplo, uno era especialista en el corte, otro en los barrenos, y así, pero Alfredo era el que aprendió a hacer todas las tareas dentro de la cantera, desde afilado de herramientas y herrería hasta cordonero, adoquinero, barrenero, etc.

Fue una persona que se destacó en su trabajo y cada vez más, ya entrado un poco en años, fue perfeccionando sus técnicas de corte.

Fue un hombre “bueno” en el sentido auténtico de la palabra, siempre dispuesto colaborar, nunca le interesó el dinero, salvo para mantener a su familia.

Tal vez no quede muy bien de mi parte decirlo, pero fue un ser maravilloso y lo es, ya que tanto para mí como para mi familia está su imagen presente con nosotros, siempre con una sonrisa, siempre con un gesto amable.

Para mi fue un abuelo, amigo, compañero, consejero que me enseñó con su ejemplo a tomar la vida con cariño y a aceptar las buenas cosas que ellas nos da.

Creo que mi vehemencia en las palabras no sea tanta, ya que en vida le hicieron muchos homenajes y hace aproximadamente cuatro años, la junta departamental designó una calle del Cerro de Carmelo con su nombre.

Dentro de las obras que realizó se encuentran desde pedestales de monumentos; Plaza de la Madre, piedra para el monumento al Dr. Mortalena, bases de adoquines para placas, cortes para revestimientos de estufas. Prácticamente todo el corte del teatro de verano de la Escuela Nº 5 de Carmelo y hasta una tumba en el Cementerio local, ( además de toda el adoquinado que ayudó a cortar para el puerto de Bs. As.)

Sus lugares de trabajo fueron: canteras de Martín Chico, Conchillas, Riachuelo, Cerro de Carmelo y además fue a cortar a la ciudad de Córdoba, ya que quiso conocer donde había trabajado su padre.

Comenzó a trabajar junto a su padre a los 9 años y su último corte lo hizo 4 meses antes de fallecer a los 93 años.

Haciendo un balance de las herramientas que utilizó se pudieron contabilizar mas de 150 instrumentos distintos para corte, labrado, pulido, escallado, etc.

Son muchas las anécdotas, explicaciones de distintas técnicas y cuentos que tiene su familia y con la emoción que lo hacen. Da gusto escucharlos.