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Dos nuevas exhibiciones de fuerza
por Fernando Molina
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Este domingo en Bolivia los movimientos regionales de oposición y el gobierno de Evo Morales echarán dos nuevos pulsos. La ocasión: los referendos de Pando y Beni, que ponen a consideración del electorado de ambos departamentos unos “estatutos autonómicos” que les permiten autogobernarse, aprobar sus propias leyes e incrementar significativamente las competencias estatales que puedan ser despachadas por las autoridades locales.
Si estos estatutos resultan aprobados, lo que es casi seguro, Pando y Beni, igual que ya lo ha hecho Santa Cruz el 4 de mayo, se investirán teóricamente de una jerarquía como la que tienen las regiones españolas. Pero sólo teóricamente, porque en los hechos los referendos, ni en cuanto a su procedimiento ni en cuanto a sus autoridades electorales; y tampoco el derecho mismo a dotarse de estatutos propios, son reconocidos por las instituciones del Estado. Estamos, por tanto, ante una iniciativa de índole puramente política, con la cual la oposición regional pretende profundizar el desgaste del gobierno e incrementar su propio poder simbólico (como simbólico es también el plano en el que ha estado moviéndose hasta ahora la “Santa Cruz autónoma”, que ya tiene casi un mes de vida).
Por su parte, el gobierno mantiene su estrategia de desautorizar las consultas, lo que implica el desconocimiento de las cortes electorales departamentales y, en consecuencia, ha llamado a sus adherentes a abstenerse. Se espera que algunos grupos de ellos, especialmente en Pando, donde son más fuertes, intenten imponer la abstención con medidas de fuerza tales como bloqueos de caminos y quema de urnas. Sin embargo, siendo realistas, difícilmente las cosas pasarán a mayores porque el gobierno, que sería el llamado a ejercer el grueso de la violencia, es quien más tiene que perder con ella. Al menos ésta es la conclusión que se saca de los sucesos de la semana pasada en Sucre, donde se produjo una algarada opositora en contra de la presencia en esta ciudad del presidente Morales y éste se mostró tan extremadamente conservador en el uso de la fuerza que al final permitió que la turba hiriera a veinte efectivos del Ejército y humillara con ignominia a varios campesinos masistas. Esta actitud ha dejado claro que el gobierno no quiere más muertes que alimenten la ira regional, como pasó con las tres que se produjeron, también en Sucre, hace algunos meses.
Pero no sólo el oficialismo ha estado trabajando en Beni y Pando para este domingo. Las autoridades de Santa Cruz están apoyando activa y desembozadamente la realización de los referendos, mostrando una vez más el tradicional predicamento cruceño en ambos departamentos, que con Santa Cruz conforman el llamado “oriente boliviano” (aunque en realidad Pando está más al norte que al este del país). Esta influencia se debe a causas históricas, culturales y al hecho de que Pando y Beni son más pobres.
Por estas razones, es difícil predecir un traspié de los movimientos autonomistas en los referendos de este domingo, ya sea por un sorpresivo triunfo del “no” a los estatutos, o por una inusitada abstención que superara a los votantes efectivos. En todo caso, es bueno tomar en cuenta que estamos hablando apenas de unas decenas de miles de votantes.
En cambio, el referendo que se realizará el 22 de junio en Tarija, la última región autonomista, que se ubica al sur y posee los yacimientos de gas, será otro cantar. Allí la fuerza de los autonomistas decrece bastante en cuanto se abandona la capital y los masistas están suficientemente organizados como para complicarles seriamente la vida.
En todo caso, lo fundamental, que es la incapacidad de cualquiera de los dos bandos en lucha para gobernar ordenadamente el país, para enfrentar con sensatez los desafíos del presente y darle una vida algo mejor a las próximas generaciones, no cambiará por éstas ni por otras demostraciones de fuerza parecidas. El marido de la lavandera puede ser muy arrojado para pelear, pero igual nunca trae pan a la casa.
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