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Transporte de cargas:
Menos diagnóstico y más acción
por Heber da Rosa
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Desde los años 80 en que la primera administración del Presidente Sanguinetti clausuró los servicios de transporte de pasajeros por tren, ya se avizoraba que no obstante esta decisión, el transporte ferroviario de cargas tendría una importancia estratégica para el País y particularmente para el norte, pues desde 1986 se había aprobado la Ley Forestal que consagraba una serie de subsidios estatales y exoneraciones tributarias tendientes a favorecer el desarrollo de la plantación de árboles y el desarrollo forestal en zonas especialmente aptas para tal tipo de explotación que son las consideradas de índice coneat más bajo, especialmente abundantes en el norte del territorio nacional.
El tiempo ha pasado, mucho se ha hablado y muchos anuncios se han hecho tendientes a mejorar la infraestructura vial ferroviaria, así como la disponibilidad de vagones de carga y locomotoras destinados a tal actividad. Lo cierto es que los arbolitos fueron creciendo y que a partir de fines de los 90 y comienzos del siglo XXI se comenzaron a radicar en tal zona importantes inversiones en la industria forestal y la instalación de aserraderos. En un país tan pequeño y sin mercado interno relevante la cuestión logística de acercar tanto los troncos sin industrialización, como abundante madera ya manufacturada con destino a la exportación se fue transformando en el serio problema que es hoy y que será aún mucho más grave en el futuro si no surgen respuestas concretas para el trasporte hacia los puertos del país.
Bajo la administración del Dr. Batlle, se definieron estrategias a seguir y se llegó a llamar a licitación internacional para obtener el aporte de capitales privados a los efectos de hacer lo que el Estado no puede hacer por falta de recursos. Lamentablemente dicha licitación fue declarada desierta y luego vino el cambio de gobierno con la asunción del Dr. Vázquez. En el presupuesto quinquenal correspondiente a esta administración se votó en el Parlamento, casi por unanimidad, incluyendo los votos del Frente Amplio, una norma por la cual se autorizó al Poder Ejecutivo a que bajo la égida de la Corporación Nacional para el Desarrollo se creara la Corporación Ferroviaria en la que AFE, como ente estatal aporta poco más de un 10% del capital y el resto se abre a la participación de capitales privados que permitan obtener los recursos financieros para emprender las obras necesarias.
Llevamos ya más de 3 años de instalado el actual gobierno y todo sigue más o menos igual, con el agravante de que el Directorio de AFE designado se las pasó en estudios, diagnósticos, conferencias y permanentes contradicciones entre el Presidente del organismo y el otro miembro del directorio que discrepaban ni más ni menos que sobre la esencia del proyecto, y mientras uno trataba de impulsar el proceso de acuerdo a las normas legislativas y a las estrategias trazadas desde hace años, el otro, todavía se mantenía en la súper moderna idea de que no debía haber participación de capitales privados en la recuperación del ferrocarril. Todo se trabó. El Presidente de la República no tuvo más remedio que sacarlos a ambos y designar íntegramente, a esta altura del partido, un nuevo directorio.
Mientras tanto, cada vez más emprendimientos industriales y aserraderos se instalan en la región, más fuentes de trabajo se generan y más necesidad de transporte surge como consecuencia. Se estima que en algunas empresas se estará dando un promedio de salida de alrededor de 3 camiones por hora, con el consiguiente incremento de tránsito en las rutas, particularmente las más importantes hacia Montevideo, Fray Bentos y Nueva Palmira, y por ende, mayor desgaste y costo de mantenimiento de dichas rutas, mayor inseguridad vial debido a frecuentes accidentes con camiones transportando madera y mayor incertidumbre para muchas de las industrias que empiezan incluso a estudiar la posibilidad de salir por territorio brasileño hacia los puertos de la costa atlántica.
Urge que el Gobierno avance en la materia y urge también la necesidad de adoptar decisiones concretas sobre el proyecto de puerto de aguas profundas en La Paloma, sobre la costa atlántica, que ayudaría a diversificar y aumentar considerablemente las alternativas de salida para la producción maderera, máxime si se tiene presente que buena parte de los territorios del centro y del este del país también han sido declarados tierras aptas para el desarrollo forestal y por consiguiente lejos de disminuir, va a aumentar mucho más en los próximos años la extracción, industrialización y exportación de madera.
Será necesario que el Ministerio de Transporte y Obras Públicas y AFE informen con transparencia y sin generar falsas expectativas sobre una cuestión estratégica, no sólo para el desarrollo sino para la seguridad vial en nuestras rutas.
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