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“Con un río en el alma”
por Julio Dornel
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Como queriendo señalar derroteros, dos escritores vinculados a la educación primaria, Alexander Cardoso y José Luis Pérez (El Taipero) acaban de lanzar un libro de 112 páginas denominado “CON UN RIO EN EL ALMA”, expresando temas y situaciones que reflejan también el estado espiritual de un pueblo forjado en la producción arrocera: Cebollatí.
Con algunas anécdotas risueñas, situaciones con nombres propios y personajes ya desaparecidos van desfilando por las páginas del libro verdaderos documentos que nos permiten recuperar la identidad de varias generaciones que aportaron una cuota grande al desarrollo local.
No dudamos que esta publicación enriquece la historia ciudadana de la Villa, recuperando en parte la identidad perdida mediante una narrativa ágil y amena de hechos puntuales del quehacer ciudadano.
Se trata de un trabajo ágil y ameno cargado de nostalgia, con una cuota importante de seriedad y originalidad que debió superar muchas dificultades para ver la luz, pero que perdurará en el tiempo histórico de la Villa.
Por allí nos encontramos con el prólogo del Prof. Jesús Perdomo señalando que “un amigo, algo cínico, mi dijo una vez...” los pagos diferentes no existen, son todos iguales. Me parece que tenía razón.
Más allá de peculiaridades geográficas, ese perfil intransferible que distingue a cada pago, lo inventaron los poetas enamorados de ese rincón querido, fuera del cual no saben vivir.
Junto a Cebollatí, varios pagos del noroeste oriental se entrelazan en el presente volumen, “inventados” por la magia de los poetas. No sólo de aquellos que componen versos”.
Son letras nuevas de nuestra cultura departamental como lo demuestra el maestro Alexander Cardoso en uno de sus poemas: “Crepúsculo en el llano, paz cansada/ regreso del peón de la arrocera, hora esperada. Un cielo silencioso y estrellado/ refleja en la laguna y en el río/ un lento caminar de caravana/ riqueza transportada hacia los silos. Cebollatí, tu nombre es el de un río/ misterio en tus cerritos milenarios. Cebollatí, destino del olvido/ camino entrecortado hacia el pasado.”
Por su parte José Luis Pérez, con la autoridad que le otorga el magisterio y demostrando amplios conocimientos de la realidad social que vive la población, incursiona por rincones poco frecuentados de la literatura rochense. “El paso del tiempo a veces nos juega una mala pasada y nos deja en lo mejor de la vida, estáticos, vagabundos, y es ahí cuando surge la magia de esa gente de pueblo que no quiere irse de nuestro pecho, haciendo latir el corazón una y mil veces cuándo hablamos del pueblito cebollero, van llegando hacia el papel y la tinta en un desfile sin igual. Es con positiva alegría que hemos encontrado en este camino compañeros maestros y pueblerinos que con total acierto demuestran lo que sienten de verdad y tratan de gritarlo a cuatro vientos, como pregón que resuena en la distancia”.
Es posible que una nueva narrativa esté brotando en el norte rochense, transitando por el devenir de una comunidad hecha en el sacrificio duro de la industria arrocera, demostrando que estos maestros (Alexander y José Luis) no fueron simplemente dos “viajeros en tránsito” que pasaron por Cebollatí, sino que enseñaron y aprendieron junto a los “gurises” de la escuela Nº 55, hijos y nietos de los taiperos del poeta rondan Martínez:
“Plazas de recuerdos son las noches del taipero
“peón del arrozal doblado en soles y luceros
“cuña de esperanza clavada en Cebollatí.
“Dura es la canción en la cosecha de febrero
“cuando el horizonte se hace amargo canto obrero
“silva el agitar del arrozal tan infeliz.
“Vida triste es esta, la del arrozal,
“unos pocos pesos para malgastar......
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