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Año V Nro. 337 - Uruguay, 08 de mayo del 2009
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Cuando venimos a este mundo encontramos de nuestros predecesores memoria, experiencia, procesos, etc, etc., el producto de su pensamiento. Los creativos, los inventores, los descubridores, lo toman, lo utilizan igual que todos, y así, sucesivamente, hasta el lapso en que, en alguna oportunidad y momento, se origina, producto de su dedicación y trabajo, la siguiente creación, el siguiente invento, el siguiente descubrimiento. Esa facultad de crear, de inventar, no es trasmitida linealmente ni heredada; no es prestada, no es repartida, ni se puede conceder a otro, es única. Esa facultad de crear es singular, es de un solo ser. Y lo creado es de su única propiedad, de su creación, de su intelecto, de su cerebro. Es cierto, las personas aprenden unas de otras, pero todo aprendizaje es solamente un intercambio. Nadie puede darle, trasmitirle, regalarle, donarle, a otro la capacidad de pensar. Sin embargo, esa capacidad es nuestro único medio de supervivencia. Casi todo lo que necesitamos para vivir debe ser producido. Y aquí el ser humano afronta su alternativa básica, la de que puede sobrevivir en solo una de dos formas: por el trabajo autónomo de su propia mente y cuerpo o como un “comensal” alimentado por las mentes y el trabajo de los demás. El creador es original. El “comensal” es dependiente. El creador desafía la naturaleza el solo. El “comensal” confronta la naturaleza a través de otros, de un intermediario. El interés del creador es tomar y domeñar la naturaleza. El interés del “comensal” es apresar a los hombres para usarlos en su provecho. El creador vive para su trabajo. No necesita de muchas personas. Su fin esencial esta en si mismo. El “comensal” vive de otras personas. Necesita de los demás, los usa como siervos y/o esclavos. Los demás se convierten en su motivo, en su objetivo principal. La necesidad básica del creador es la independencia. La mente que procesa pensamientos y razona en función de creación no puede trabajar bajo ninguna forma de coerción. No puede ser sometida, sacrificada o subordinada a ninguna consideración, cualquiera sea esta. Exige una independencia total en su función y en su móvil. Tiene que vivir en libertad. Para un creador todas las relaciones con los hombres son secundarias. La necesidad básica del “comensal” es asegurar sus vínculos con los demás hombres para que lo alimenten sin trabajar, sin ganarse y/o lograrse por si mismo el alimento. Coloca las relaciones, los “contactos”, en primer lugar. Vive para eso. No trabaja, no produce, vive de los demás. Declara que el hombre existe para servir a los demás. Predica el “colectivismo”, el socialismo, el comunismo, la excusa perfecta para justificar su condición de “permanente comensal “. El “colectivismo”, socialismo, comunismo, es una supuesta doctrina que exige que el hombre viva para los demás y coloque a los otros por encima de si mismo. Pero nadie libre puede vivir para otro. No puede compartir su espíritu como no puede compartir su cuerpo. El “comensal” se vale del “colectivismo”, socialismo, comunismo, como arma de explotación e invierte los principios morales del género humano. Este colectivismo, socialismo, comunismo, que se pretende en Venezuela les enseña a los rojos, rojitos, preceptos para destruir al creativo, al original, al libertario. Les enseña que la dependencia es una virtud. Les oculta lo evidente, que quien intenta vivir para los demás es un dependiente. Es un “comensal” en su motivación y hace “comensales” a quienes sirve. Que esa relación no produce más que una mutua corrupción. Es imposible conceptualmente. Lo que mas se aproxima a ello en la realidad (el hombre que vive para servir a otros) es el esclavo. Si la esclavitud física es repulsiva, ¿cuanto mas repulsiva es el servilismo del espíritu? El esclavo conquistado tiene un vestigio de honor, tiene el merito de haber resistido y de considerar que su condición es mala. Pero aquel que se esclaviza voluntariamente, que entierra su libre albedrío, en nombre del amor por los demás, en nombre del amor por su comandante, es la mas baja de las criaturas. Degrada la dignidad humana y degrada el concepto de amor. Esta es la esencia del “colectivismo, socialismo, comunismo, rojo, rojito y su comandante”. Mediante las peroratas encadenadas se pretende meterles en la cabeza a los rojos, rojitos y menos letrados que la virtud mas alta no es crear, sino dar. Quitarles a unos para darles a los otros. Sin embargo, no se puede dar lo que no ha sido creado, lo que no se ha producido. La creación, la producción, es anterior a la distribución, pues, de lo contrario, no habría nada que distribuir. La necesidad de un creador es previa a la de un beneficiario. No obstante, se nos dice en las peroratas encadenadas que debemos considerar más que a nosotros mismos y que hay que admirar al “comensal” que distribuye como regalos lo que no ha producido, lo que no se ha sudado, lo que no ha trabajado. Se elogian a cada rato en las cadenas televisadas los actos de “dadivas” del gobierno; pero no las realizaciones del sector productivo y de la gran cantidad de individualidades emprendedoras, dedicadas a su trabajo. Es cansona y repulsiva por demagógica y populista y engañosa la machaca televisiva encadenada según la cual la primera preocupación del país y del gobierno debe estar dirigida a aliviar el sufrimiento de los pobres. Pero gran parte del pueblo, de la ciudadanía, siente y sabe y conoce que el sufrimiento es, también, una “calamidad”. Todo el que se topa con eso, por su condición humana, sin necesidad de que sea un decreto del gobierno, solo por humanidad, intenta y da y comparte consuelo y asistencia. Pero hacer de eso una estafa política y el más alto testimonio de virtud por un aprovechamiento político, ideológico, partidista y ocasional, es considerar al sufrimiento como lo más importante de la vida. Entonces el hombre debe desear ver sufrir a los demás y en “estado de escasez” para poder ser virtuoso. Tal es la naturaleza del “colectivismo, socialismo, comunismo, esclavismo y primitivismo pregonado por el régimen”. Tal es su estafa. De allí la explicación del por que desear la muerte, rendirle culto a la muerte, no importarle la vida del pueblo y permitir la total inseguridad del pueblo, del ciudadano. El creador no tiene interés en la enfermedad, sino en la vida Sin embargo, la obra de los creadores, con sus descubrimientos e inventos en el campo de la salud, ha eliminado una enfermedad tras otra, en el cuerpo y en el espíritu humanos, y ha producido mas alivio para el sufrimiento que lo que cualquier “colectivista, socialista, comunista, esclavista y primitivo” pueda jamás concebir. Y, sobre todo, este, usted lo conoce y sus rojos, rojitos, quienes cuanto han producido hasta el momento es miseria, represión y muerte. Se nos dice por todos los medios encadenados desde el palacio de “hacer flojos”, rojos, robos, robots, etc., que es una virtud y una obligación estar de acuerdo todos los rojos, rojitos; la disidencia no puede existir y quien la practique queda automáticamente excluido de todos los beneficios existentes. Se exige obediencia servil. Verdugos voluntarios. Se les borró de la memoria que los creadores, los genios, los inteligentes, son seres que siempre disienten, que nadan contra la corriente, que siempre luchan y se manifiestan solos. Se nos grita desde “mira bobos”, por todos los medios y a cada momento, que el ego es sinónimo de mal y el “colectivismo, socialismo, comunismo, esclavismo, primitivo”, el ideal y la virtud. Pero ocultan, no mencionan para nada que el creador es egoísta e inteligente y el “colectivista, socialista, comunista, esclavo y primitivo es como un “robot” que no piensa, no siente, no juzga, no actúa por si, porque esas funciones del ego les fueron asesinadas, quitadas, ahogadas, extirpadas por los ideólogos colectivistas, socialistas, comunistas, esclavistas, primitivos, sin éxitos”. ¿Creativos y/o “comensales”? ¿Dónde nos ubicamos y/o nos ubican?
Caracas, Venezuela, 12/09/08
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