Algunos asuntos propios del invierno…
Dr. Enrique Rimbaud
Decano de la Facultad de Veterinaria
Managua - Nicaragua
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Y arrancó, tarde, pero arrancó, y finalmente estamos en invierno, la lluvia se desató en la tardecita como si nunca hubiera llovido, cerrada, cargada, preñada de vida, de esperanza, renovación natural del estatus general del polvazal y el viento árido, tórrido, seco, tónica diaria de estos últimos meses, agua torrencial sobre las barriadas, agua que limpia, lavando calles y espíritus, almas perdidas en la lontananza…
Las calles se agrietan fácilmente, los pozos se llenan de agua y los manjoles revientan anunciando la máxima presión, por doquier apagones, calles, barrios enteros, autos y buses parados descompuestos, choques y accidentes diversos, cauces inundados que se desbordan pintando paisajes bizarros en la negra y cerrada noche, botellas vacías, hojas de árboles y kotex decoran calles y aceras…
Este año, la gripe precedió al invierno, no fue causada por lluvias ni enfriamientos, fue una gripe mediática, una gripe propagada por el informativo y los vuelos de Aeroméxico, una gripe en la que los únicos gananciosos fueron los farmacéuticos y los cerdos, los primeros, porque agotaron su stock de mascarillas, alcohol en gel, antivirales, y otras yerbas, a precio de oro, por años recordaran el mes de abril en este año, los segundos, porque han hasta cambiado su vida, nadie se atreve a matarlos, nadie quiere faenarlos, nadie quiere comerlos, quebrando nacatamaleras y fritangueras por una gripe tristemente banal y codiciosa…
La gripe desaparecerá con el último informativo que la nombre, la lluvia no, llegó para quedarse, instalándose señorialmente hasta diciembre, dos o tres lluvias han caído en lo que va del mes, y eso ya bastó para las plantas, un aviso emergente, silencioso, vistamos de verde a Nicaragua, las plantas se yerguen orgullosas y sedientas, estirando sus hojas para captar al máximo, víctimas de la ansiedad de meses áridos…
Llego a la casa, y hago inspección de daños, como todos los inviernos se me inundó el patio, las goteras este año se esforzaron, y dejaron los dos últimos cuartos desbrozando agua, en mi cuarto, la ventana que olvidé cerrar, me muestra las cortinas empapadas…
Igual, ya paró, pero aun se siente su olor, las calles calientes impregnan el ambiente mezclándose con el agradable olor a tierra mojada, un susurro de pastos creciendo llega hasta mi almohada, donde arrojo mi cabeza sin pensar, el cuerpo cansado pero contento, otro invierno mas, renovación, vida, oportunidad, nuevas ideas, nuevas vibras, nuevas historias, este es el mes de la fertilidad, de la fecundidad eterna, de respetar el pacto que el hombre tiene con la tierra donde brotan generosos el arroz y el frijol, es tiempo de dormir, seguro de que mañana amanecerá en un nuevo y bueno día!!!
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