Culmino con esta historia del poema "Mi Canto", la publicación de mis obras. Quise supieran la motivación de ellos, desde el primero hasta este, que es el último al día de hoy y espero poder encontrar la motivación para muchos más.
Un total de ocho historias con sus respectivos poemas que comenzaron a ser publicados en el boletín No.49 de Informe Uruguay.
Quiero agradecer publicamente a los responsable de este magniífico boletín que une a todos los uruguayos que andan por el mundo, por la posibilidad de publicar mi trabajo.
La historia de "Mi Canto" surge una noche luego de haber compartido mis poemas con un grupo de compañeros que nos formábamos para ser catequistas de jóvenes y adultos.
De retorno a casa y muy felíz por las felicitaciones y las palabras de aliento de mis compañeros, tuve la necesidad de escribir estas líneas para quien lea uno de mis poemas conozca un poco más de la escencia de ellos.
Al llegar le dije a Rosana (mi esposa): "En cinco minutos cenamos, tengo algo que escribir y tiene que se ahora". Lo escribí y comenté: "Luego lo continúo y lo mejoro". Pero esto nunca sucedió. Ya no pude volver sobre él para modificarlo, porque el sentimiento ya no era el mismo que en ese momento, y así quedó.
Mi Canto
Mis poemas son el canto
de un corazón libre,
No los limitan las reglas,
pero tampoco las ignora.
Son el canto para los oídos sencillos,
para los corazones humildes.
No buscan el oro de la fama,
ni la aceptación de los entendidos.
Buscan dar rienda suelta al sentimiento,
sin prejuicios ni temores.
Buscan contagiar otros corazones,
ricos en su sentir, pero faltos de valor.
No los busco afanosamente,
ni me desvelo por forjarlos.
Llegan en la sutileza de un gesto,
ó en el gozo de lo cotidiano.
Mis poemas son el canto
de un corazón que ama,
y manifiestan en cada palabra,
la transparencia de mi ser.
Gustoso recibiré cualquier crítica, comentario ó sugerencia, de este, u otros de los poemas publicados en los informes números: 49, 50, 51, 52, 53, 54 y 55
Lo pueden hacer a jarbuet@adinet.com.uy
Hasta la próxima.
Saludos.
Jorge Aubel
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