NO HAY MEJOR DEFENSA QUE UN ATAQUE
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Por Roberto Bogorja
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Como se nos pretende vender la enseñanza religiosa
Parece mentira que en pleno siglo veintiuno aún existan personas que pretenden hacernos creer en épocas pretéritas y oscuras.
Uruguay es un país admirado pues desde ya hace un largo tiempo se destaca por su amplia tolerancia en cuanto a la profesión de ideas tanto políticas como religiosas.
Quizás por ser un crisol de culturas y de razas. Pues este "bendito país" al decir de Julio Sánchez Padilla, recibió la inmigración, en los fines del siglo diecinueve y principios del veinte, de corrientes europeas de todas las naciones, cultos y razas.
Se destaca por ser uno de los paises de más alto nivel de alfabetización de América Latina, y ello es debido a que, y a pesar de la crisis económica que se vive, la educación básica es obligatoria, por tanto gratuita y laica.
La obligatoriedad de la enseñanza está consagrada en las más altas normas legales, y ello lleva como derecho la gratuidad para que no sea imposible para aquellos de más bajos recursos. Pero esa obligación conlleva en sí mismo a la laicidad, pues en un Estado laico y tolerante a todo tipo de religiones, no sería lógico que en sus escuelas de corte obligatorio se impartiese una religión de la cual el educando y su familia no forman parte.
Es entonces que declaraciones como las del Vice Rector Académico de la Universidad Católica del Uruguay, Don Pablo da Silveira, realizadas durante el
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Segundo Congreso Nacional de la Familia, resulten de un corte insólito, regresivas y atentatorias contra los derechos de quienes no profesen la fe católica y rayanas en el agravio al Estado Uruguayo.
Esta alta autoridad de una institución de enseñanza de nivel terciario de puro cuño católico, ha tenido la osadía de decir que "todo el ordenamiento de la educación es inconstitucional" pues dice que viola la propia Constitución porque ésta dice que "Todo padre o tutor tiene derecho a elegir, para la enseñanza de sus hijos o pupilos, los maestros |
e instituciones que desee" y pues no permite que quien desee tener una enseñanza religiosa la obtenga gratuitamente.
El Señor Vicerrector se olvida de que el Estado establece la laicidad en la enseñanza por la razón de ser universal, es decir para todos. Y si se quiere otro tipo de enseñanza se deberá recurrir a donde se la den, es decir a particulares.
El Estado garantiza una enseñanza básica, universal, libre de ideologías, cientificista, y si a alguien se le ocurre aprender algo que no se encuentra en ella llámese una técnica especializada, o ideología no es allí donde la encontrará sino en el especialista quien podrá brindársela a cambio de unos honorarios o gratuitamente si éste lo desea.
El señor Da Silveira esgrime el siguiente argumento para decir que la organización educacional del Estado es violatoria de la Constitución:
"A quien no quiere una enseñanza religiosa lo premian con una beca del 100%" (al referirse que la enseñanza gratuita es laica), pero si desean una enseñanza imbuida en valores religiosos primero lo hacen contribuir con el sistema público y luego lo hacen pagar el colegio privado"
Ahora bien todos los ciudadanos de este Estado tenemos obligaciones fiscales y pagamos por tanto impuestos, impuestos que se vierten en el beneficio de la sociedad en su conjunto (es decir en el propio Estado) y no en un grupo
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especial (Católicos, Protestantes, Judíos, Musulmanes, o partidarios de la ideología que quieran). Por tanto un Estado laico ha de volcar su producido en la enseñanza laica y no en otra. Por tanto si quiere un adicional el Estado no está obligado a pagarlo. Es prerrogativa de quien brinda ese adicional el cobrarlo o no.. Sin embargo no esta de más hacer notar, que todos los Institutos de Enseñanzas, y los religiosos entre ellos, gozan de una total exoneración impositiva a cambio de la cual el Estado uruguayo, lo único que solicita es que se
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otorgue cupos de enseñanza gratuita a algunos alumnos, los que por cierto no son elegidos desde la órbita pública. O sea que los Institutos de Enseñanza Privada, y los religiosos entre ellos, no ven aumentados sus costos de funcionamiento por la alta carga impositiva con la que nuestro Estado grava a cualquier otra empresa. Y las exoneraciones impositivas que en general algunos gozan, son ingresos menos para las arcas del Estado, ingresos que al no recibir, indirectamente estamos financiando todos.
Y me pregunto señor lector, es que en los Estados en que la enseñanza está en manos de colectividades religiosas. ¿es gratis y obligatoria, o paga?. Porque en este país antes de la Reforma Vareliana, la enseñanza que era dictada por los colegios católicos era paga y no obligatoria.
Creo, y si quiere catalógueme de suspicaz, que el problema que tiene el Señor Da Silveira, en nombre de las instituciones que dice representar, no es ni más ni menos que pretender mostrarnos bajo un aparente principismo basado en igualdad, la descarada necesidad de financiar instituciones elitistas (pues están destinadas a una elite religiosa) en base al aporte de todos.
Es decir me temo que lo que pretende es lo inverso a lo que propone, que todos financiemos instituciones para unos pocos
Por tanto Señor Vicerrector de una de la Instituciones cuya cuota mensual es una de las más caras. Ud. o los altos dirigentes de su colectividad, creo que pretenden que el Estado subvencione los problemas financieros que las instituciones de enseñanza católica tienen, sin tener en cuenta que las exoneraciones impositivas de las que gozan ya son subvenciones que todos pagamos para que algunos puedan ser educados en una enseñanza especial.
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