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Año I - Nº 49 - Uruguay, 24 de octubre del 2003

No hay mejor defensa que un ataque
¿Desintegración de la Democracia Latinoamericana?
El Interior también importa
Nelson "Pindingo" Pereyra
Autismo
Los últimos charrúas
Ojos Uruguayos en el Brasil
Sin Respuestas
Hurgando en la Web
Visitando Balestrino
Recuerdos del Ayer
Sucedió en España
El Interior También Existe
Rincón de Sentimientos
Olvidémonos de las Pálidas
Correo de Lectores
El Marinero
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

AQUI LASCANO

NELSON “PINDINGO” PEREYRA

Por Julio Dornel
En la década del 50 la ciudad de Lascano ostentaba con orgullo el título de Capital del Arroz y había centralizado el poder económico del norte rochense, ejerciendo notoria influencia en lugares perdidos del departamento.
Don Tolentino desde EL LASCANENSE nos informaba detalladamente sobre las inquietudes y postulados de la población, mientras don Antonio Pereyra Vázquez regenteaba a su antojo los destinos del fútbol y las leyes.
La brisa fresca que llegaba por el túnel verde desde Averías, hacía más habitables los apartamentos del hotel del “Colchonero” Arigoni, que con su amistad campechana suplía con creses las 5 Estrellas que las autoridades le negaban.
El querido “Loco” Santiago esperaba la O.N.D.A anunciando los turnos o la demora indeterminada. El “Gordo” Correa manejaba sus negocios desde la cantina del Social, mientras el “Chucho” se las ingeniaba para ir gastando. Adauto repartía remedios y comenzaba a rematar todo lo que veía mientras que Juan Lanusse y Carlos del Barrio pregonaban su socialismo en soledad.
La salud de Lascano y 20 leguas a la redonda estaba supervisada por los doctores Introini, Iparraguerre y Fonseca.
En la escuela 93 nos encontramos con Sabatino, mientras el Cine Vitoria de Machadito cimentaba varios casamientos por falta de linternas. Tras este vuelo evocativo tenemos que aterrizar en un barrio cualquiera que puede ser el Molino, el Hospital, el Porvenir o la Cuchilla, porque en uno de ellos, no importa cual nació en el 52 Nelson Pereyra con una guitarra bajo el brazo.
Mientras las Murgas del “Carancho” o del “Gacho” bajaban desde la Cuchilla con sus reiterados temas, la peluquería de Moreno se convertía de alguna manera en un pequeño centro cultural hasta que los parroquianos se trasladan hasta el bar de Aquino para estirar las madrugadas.
El profesor Méndez Viera perdía su tiempo y el nuestro intentando que aprendiéramos guitarra, aunque nunca pudimos salir del RO-DE-MI-FA-SOL, algún pentagrama y ninguna corchea.
El “Cuzco” y el “Quitito” integraban la Liga Regional de Fútbol, el corazón de “Becho” palpitaba fuerte junto a su primer violín, doña Herlinda repartía cultura por los salones del liceo y don
Nelson “Calderon” Pereyra multiplicaba los panes de Sánchez en los barrios más humildes de la ciudad donde faltaba el efectivo.
En ese ambiente de ciudad tranquila y sin apuro transcurrieron los primeros años de “Pindingo” sin llegar a comprender en sus primeros días escolares aquella imagen del indio enfermo que se le presentaba en la tapa del cuaderno Tabaré destinado a los deberes, hasta que un día y casi sin darse cuenta estaba en un medio rural desconocido: Sarandí del Consejo.
Alternaba en las tareas propias de la campaña, mientras iba rompiendo cuerdas a la guitarra de Hugo Baraldi, que se transformaba en su primer profesor, entreverando clases con Rafael Abreu en la escuela del pago.
Enamorado hasta los “tuétanos” de la guitarra, hacía varias leguas en su caballo oscuro para poder tocarla en casa de Abreu en 19 de Abril.
Debutó oficialmente en la Radio del Liceo de Castillos en una programa dirigido por Juan de la Cruz, tras varios días de cabildeos y otros tanto para juntar coraje.
Lo demás es conocido. Vinieron los festivales, la revelación, el viaje a España y una madurez que nos habla de muchos años de trabajo y dificultades en un medio donde nadie te regala nada.
Caprichoso hasta la médula no quiere apartarse ni un centímetro del camino trazado, primero lo nuestro, segundo lo nuestro y ercero lo nuestro, “total para qué importar”.
Trabajador desde la nada hace 30 años que alimenta guitarras con temas populares, tratando siempre de relejar vivencia de lugares perdidos y olvidados del departamento.
Debemos señalar finalmente que en el extenso currículum de ese artista lascanense figuran premios y menciones obtenidos en todo el territorio; primer premio a nivel nacional en Cerro Largo, primer premio en el séptimo Festival del Olimar, participación en “Derrochando Coplas con los Zucará en los temas “Camaronero” y Tristezas.
En uno de sus últimos trabajos discográficos incluyó varios temas vinculados a las ciudades de Lascano y Chuy.
Ha señalado que “la guitarra y el canto significan todo para mí, no puedo estar más de dos día sin cantar y pulsar la guitarra. Es una necesidad que tengo de expresarme y lo manifiesto a través del canto y la música.”