Con amigos así quien necesita enemigos
Después del 11 de setiembre en la región del Mercosur algo cambió, quizás emulando lo que en el resto del mundo sucedía, Brasil aprovechando los espacios vacíos que la política internacional dejaba se apuró a ver como se quedaba con la porción de torta más grande, logró consenso extra zona, señalando con la mano izquierda las injusticias del capitalismo y con la derecha las bondades de practicar una economía de mercado. Desde Argentina por Alberto Moroy
Argentina en seguida se dio cuenta que el zapato, - para pelear la punta - le quedaba grande y sin pestañar se alineó como aliado estratégico y partícipe necesario.
Cada uno trató de sumar poder a su manera, uno visitando cuanto foro o reunión existía como para hacerse conocer y el otro tratando de construir el poder que las elecciones no le habían dado.
Mientras esto sucedía el resto del mundo trataba de digerir la supremacía bélica de los EE.UU., el nuevo orden mundial y cómo afectaría éste sus respectivas economías. Nuestros socios ni lerdos ni perezosos vieron la posibilidad de ampliar su horizonte, aprovechando la ley del más fuerte, se transformaron de motu propio en los voceros oficiales del Mercosur, haciendo declaraciones inconsultas en forma manifiesta como para demostrar quien tiene la manija.
El no haber abierto la boca a tiempo hizo que la distancia entre lo que debía ser y lo que es, sea importante. Ahora al frente interno generador de discordias en torno a la ley de Ancap, le debemos sumar el frente regional creado a partir de la no funcionalidad uruguaya, relacionada con la ideología manifiesta de sus socios y a la necesidad de despegar de este «brete imperfecto» llamado Mercosur.
El protocolo utilizado en esta nueva etapa de «hermandad regional» tiene sus raíces en la obra clásica del pensamiento político occidental “El príncipe” de Nicolás Maquiavelo:
“Naturaleza Humana: Se puede decir de los hombres lo siguiente: son ingratos, volubles, simulan lo que no son y disimulan lo que son, huyen del peligro, están ávidos de ganancia; y mientras les haces favores son todos tuyos, te ofrecen la sangre, los bienes, la vida y los hijos cuando la necesidad está lejos; pero cuando ésta se te viene encima vuelven la cara. Los hombres olvidan con mayor rapidez la muerte de su padre que la pérdida de su patrimonio.”
Mientras esto sucede, nuestro presidente quizás esté pasando por su peor momento político, la falta de consenso local sumado a la necesidad de despegarse con fines electoralistas que tienen sus correligionarios y adversarios, sumado a la descortesía política de nuestros socios, hace prever un año difícil. Dicen que en la guerra, en el amor y en la política vale todo, aunque esté en juego la gobernabilidad del país. El silencio funcional de parte de algunos sectores vernáculos a la necesidad de apoyo político prometido no debería ser “el pago” a tanta agresión larvada.
Antiguamente en la colonia, cuando los hombres eran mas rústicos que ahora, se tenía por hábito antes de desensillar, saludar con la frase “¡Ave María Purísima!”, al dueño de casa; el anfitrión respondía “¡Sin pecado concebida!”, quizás hoy no pretendamos este “rendez-vous” cuando ingresen en nuestra casa, si esperamos que la conducta y la actuación de los invitados sea acorde a las normas que impone su investidura.