La epilepsia en caninos y felinos: enfermedad o pesadilla? Mitos, leyenda y una dura realidad!
Dr. Enrique Rimbaud
Decano de la Facultad de Veterinaria
Managua - Nicaragua
|
|
|
|
Muchas veces somos consultados por dueños preocupados o angustiados, que nos dicen que su perro o su gato tienen epilepsia, o simplemente que están convulsivando, preocupados por la posible muerte de su mascota, en un entorno familiar de tristeza, honda preocupación y consternación…
Los dueños de mascotas deben comprender, que el diagnóstico de la epilepsia no es fácil, el veterinario debe estar presente en el cuadro convulsivo, verlo, evaluarlo, para discernir la causa, o el tipo de enfermedad que tenemos presente, la tecnología moderna nos permite hoy que el dueño filme el ataque, ya sea con una cámara digital o con el celular, elemento que será muy útil al veterinario a la hora del diagnóstico y la indicación terapéutica adecuada.
Pero, que es la epilepsia?
La epilepsia es una afección crónica de causales diversas, caracterizada por crisis recurrentes (convulsivas o no convulsivas) debida a una descarga excesiva de las neuronas cerebrales, asociadas eventualmente con diversas manifestaciones clínicas.
Existen otras patologías que pueden causar convulsiones o ataques que se presentan en forma de temblores leves o severos, y que causan una gran fatiga en los animales, como por ejemplo: sustancias tóxicas, anormalidades o desbalances metabólicos o electrolíticos.
Este padecimiento también se puede presentar en forma secundaria a otras enfermedades como: moquillo, tumores cerebrales, falla hepática o cardíaca, diabetes, traumas o exposición a sustancias tóxicas.
Sin embargo, la "verdadera" epilepsia, la cual que se presenta debido a un síndrome hereditario en ciertas razas caninas y felinas se manifiesta como una disfunción neurológica primaria cuya causa de desconoce por el momento. Por esto, desde un punto de vista clínico, en los casos de epilepsia "verdadera" sólo se pueden tratar los síntomas.
Cuando no conocemos la causa de la epilepsia, hablamos de epilepsia idiopática o criptogénica, que significa meramente que desconocemos que la origina.
Se considera que entre el 0.5 a 1% de la población de caninos y felinos padecen la enfermedad.
Breve historia de la epilepsia
La palabra epilepsia proviene del griego y significa ser agarrado, atacado o atrapado. La primera mención conocida de esta afección data del año 500 a 700 A.C. Los antiguos griegos consideraban a la epilepsia como un fenómeno sobrenatural, una enfermedad divina. Para su forma de pensamiento, solamente un dios podía arrojar a las personas al suelo, privarlas de sus sentidos, producirles violentas sacudidas para después volverlos a la vida, aparentemente muy poco afectadas. Hipócrates, en contra de esta idea, afirmó que la epilepsia tenía causas muy naturales, y fue el primero en localizar su origen en el cerebro
A lo largo de los siguientes 2000 años surgieron tres teorías distintas sobre las causas de epilepsia. Una de ellas sostenía que los epilépticos estaban poseídos por espíritus o demonios. La Biblia (Marcos: 9:17-27) cuenta la forma en que Jesús eliminó los espíritus diabólicos de un hombre que había tenido ataques desde la infancia. Con los años, se pensó que la causa de la epilepsia era una producción de flema (uno de los líquidos corporales junto a la sangre, la bilis negra y la roja) en las arterias que desembocaban en la cabeza, lo que provocaba una interrupción del aporte de aire. Galeno pensaba que la flema se formaba en un brazo o una pierna, y de allí se extendía al resto del organismo. Se utilizaba el torniquete como tratamiento e incluso se recurría a la amputación. Cuando las crisis no tenían inicio localizado se llevaba a cabo una trepanación para eliminar la flema, que suponían había alcanzado la cabeza. Posteriormente, tomó auge la idea que la epilepsia era una enfermedad infecciosa, causada por toxinas; las convulsiones representaban el intento del organismo por liberarse de las sustancias nocivas, del mismo modo que el hipo era el intento del estómago por evacuar el alimento dañino. La enfermedad se consideraba como una maldición, deseable para los peores enemigos. Prueba de ello es que entre las pestes que invocó Martín Lutero para la Iglesia Católica se encontraba la epilepsia. Lo cierto es que hasta fines del siglo pasado no existía absolutamente ninguna forma de tratamiento efectivo contra la epilepsia
Causas de la epilepsia
Una convulsión se define como un estado transitorio (limitado en el tiempo), de aparición súbita y que se caracteriza por los cambios en la actividad motora, pérdida de consciencia y función autonómica, y que se acompaña de una actividad cerebral eléctrica paroxística.
Las convulsiones pueden ser generalizadas (son las más frecuentes en pequeños animales) o localizadas (mucho menos frecuentes y evolucionan normalmente a generalizadas).
El término epilepsia idiopática se utiliza para definir una enfermedad que se caracteriza por la presentación de convulsiones sin causa intra o extracraneal detectable. Puede ser congénita o adquirida. El estado epiléptico se define como la aparición de una convulsión que dura más de 15 minutos o convulsiones repetidas sin llegar a recuperar la consciencia. La convulsión se produce por la presencia de un foco neuronal hiperexcitable en alguna área del encéfalo, que estimula la aparición de muchos más focos y el aumento de la actividad eléctrica.
Como las convulsiones no son una enfermedad sino un síndrome, el origen puede ser diferente:
Causas de la Epilepsia en caninos y felinos
- ALTERACIONES INFLAMATORIAS/INFECCIOSAS:
- Virales (rabia, moquillo, pseudorrabia, FIP).
- Fúngicas (criptococosis).
- Protozoarias (toxoplasmosis).
- Bacterianas (meningitis, etc.).
- Idiopáticas (meningoencefalitis granulomatosa, reticulosis).
- ALTERACIONES METABÓLICAS:
- Diferentes orígenes de la hipoglicemia.
- Encefalopatía hepática.
- Diferentes orígenes de hipocalcemia. - Hiperlinoproteinemia.
- Encefalopatía urémica.
- Alteraciones ácido-base.
- Hipoxia.
- INTOXICACIONES: plomo, etilenglicol
- ALTERACIONES VASCULARES GRAVES NEOPLASIA PRIMARIA O METASTATICA
¿Cuales son los signos de epilepsia?
Existen tres componentes o etapas de un ataque epiléptico.
- Al primero se le llama "aura" y en este se presentan ciertos signos indicativos del inicio del ataque como son: inquietud, nerviosismo, temblores, salivación, incoordinación y enajenación. Estos signos pueden persistir solo por unos segundos o por varios días, por lo que muchos propietarios no se percatan con claridad de ellos.
- La segunda etapa se conoce con el nombre de "ictus" (ictal) y se refiere al ataque en sí. Este puede durar unos cuantos segundos o varios minutos. Durante un episodio, el perro comúnmente cae derribado sobre un costado y hay una respuesta motora involuntaria seria manifestada por movimientos de patadas, pedaleo o remo. El perro producirá una salivación excesiva y puede perder el control sobre sus esfínteres anal y urinario. Todos estos actos son inconscientes por lo que el animal pierde relación con el medio ambiente.
- La tercera es la etapa "postictal" que se caracteriza por un periodo de confusión, desorientación, excesiva salivación, inquietud, falta de respuesta confiable en relación a los estímulos ambientales y en algunos casos ceguera.
Signos clínicos
El tipo de crisis observado depende del origen anatómico del foco epileptógeno y del grado de difusión de la descarga. Las convulsiones son el signo clínico más común en los síndromes epilépticos felinos y caninos, siendo el principal motivo de consulta en la mayoría de los casos. El 33 % de los gatos con síndromes epilépticos presentan crisis parciales complejas con o sin generalización secundaria, con episodios que incluyen sacudidas faciales unilaterales, actividad motora involuntaria espasmódica de la cabeza y/o los miembros, actividades conductuales que sugieren ciertas formas de alucinación (soplidos injustificados, gruñidos, piloerección, ataque a objetos imaginarios o reales, carreras descontroladas por pánico con choque violentos contra paredes o muebles), y actividades compulsivas (marcha en círculos, automutilación).
Los síntomas dependen del lugar de origen de las descargas eléctricas:
Si es toda la corteza cerebral, el animal cae de lado, con gran rigidez, y pedalea. Esta se manifiesta con gran salivación, defecación y micción. Estos signos duran aproximadamente minuto y medio, luego comienza los signos del postictus, que son extrema excitabilidad, el animal corre sin rumbo, chocan con objetos. Otra forma de presentación es la depresiva, en que el paciente entra en un sueño ligero o profundo que puede durar horas.
Si es parcial, debido a lesiones cicatriciales focales. Según la ubicación de estas, es el tipo de signo que observaremos. Por ejemplo si en perro posee una cicatriz en el área cerebral donde se regula la capacidad sensorial, puede que manifieste ataques de prurito o “picazón” en alguna parte del cuerpo, provocándose auto mutilación en un gran número de pacientes. Este tipo de epilepsia es muy frecuente en aquellos pacientes que sufrieron Distemper y que dejaron como secuela, este tipo de lesión.
Los ataques se presentan entre 1 y 7 años de edad, generalmente a los 2 años.
Siendo la epilepsia un problema que se presenta en individuos consanguíneos se considera un desorden de tipo genético. Algunas razas las padecen con mayor incidencia, como: Doberman Pincher, Pekinés, Pastor Alemán, San Bernardo, Beagle, Setter Irlandés y Caniche (French Poodle).
Diagnóstico
Ante un animal que presenta crisis cerebrales de cualquier tipo, la identificación de la enfermedad primaria intracraneana o extracraneana es de fundamental importancia.
Existen otras patologías que pueden causar convulsiones o ataques que se presentan en forma de temblores leves o severos, y que causan una gran fatiga en los animales, como por ejemplo: sustancias tóxicas, anormalidades o desbalances metabólicos o electrolíticos.
Las otras enfermedades pueden producir estas descargas cerebrales, también llamadas convulsiones. Por ejemplo, un paciente con hipoglucemia o con bajas concentraciones de “azúcar en la sangre” puede desarrollar las mismas convulsiones de una epilepsia!! La diferencia está en que estos hipoglicemicos manifiestan signos de esa enfermedad entre las crisis, evento que no ocurre jamás en la epilepsia, donde hay como dije anteriormente absoluta normalidad.
Este padecimiento también se puede presentar en forma secundaria a otras enfermedades como: moquillo, tumores cerebrales, falla hepática o cardiaca, diabetes, traumas o exposición a sustancias tóxicas. Sin embargo, la "verdadera" epilepsia, la cual que se presenta debido a un síndrome hereditario en ciertas razas caninas se manifiesta como una disfunción neurológica primaria cuya causa de desconoce por el momento
Es muy importante tener en cuenta que la epilepsia idiopática tiene una bajísima prevalencia en los felinos; su identificación se basa en un diagnóstico de exclusión, sustentado en la reseña, la anamnesis y la ausencia de hallazgos positivos en el resto de la evaluación. Por lo tanto, el manejo diagnóstico de las crisis cerebrales consiste en tratar de identificar cualquier enfermedad primaria.
Es muy frecuente que el animal que concurre a la consulta por un síndrome convulsivo sea normal al examen físico y a los análisis complementarios. En este caso, la anamnesis es el elemento más importante con que contamos para la evaluación. Aún cuando el propietario describa la convulsión como generalizada desde el comienzo, preguntas específicas suelen poner en evidencia signos focales previos a la generalización secundaria. Se debe recordar que la existencia de crisis parciales orienta fuertemente el diagnóstico hacia una epilepsia sintomática, relacionada generalmente con enfermedad intracraneana.
La anamnesis, finalmente, puede proporcionar evidencias de un trastorno previo o actual, responsable del cuadro convulsivo. Se debe indagar acerca de enfermedades anteriores, vacunaciones, posibilidad de intoxicación o traumatismos cráneo-cefálicos. Las convulsiones de origen traumático se producen cuando existe lesión encefálica que produzca pérdida de conciencia, y la epilepsia post traumática puede aparecer en forma tardía, hasta 2 años luego del incidente.
El examen físico y neurológico nunca debe dejarse de lado en un paciente convulsivo, pues la exploración física proporciona información de gran interés. Muchas enfermedades primarias de tipo metabólico, infeccioso o neoplásico se pueden detectar por medio del examen físico. El mismo debe incluir sistemáticamente la evaluación del fondo del ojo.
El examen neurológico debe abarcar la evaluación de la conducta, de la locomoción, de las reacciones posturales, de todos los reflejos y de los nervios craneanos. Si bien la evaluación inmediata post ictal puede ser útil, siempre debe ser repetida en el período interictal.
Los trastornos post ictales consecutivos a cualquier convulsión (ceguera temporal, depresión, ataxia) pueden tener una duración variable, que va de minutos a horas. Luego de un estado de mal, el período de alteración post ictal puede durar varios días, sin que ello constituya un trastorno irreversible.
La presencia de deficiencias neurológicas asimétricas (marcha circular, hemiparesia, ceguera unilateral, alteraciones sensitivas faciales unilaterales, etc...) en el período post ictal sugieren la presencia de una lesión intracraneana focal, como en el caso de trastornos inflamatorios, vasculares o neoplásicos. Los déficits generalizados indican generalmente un trastorno intracraneano difuso o bien un problema extracraneano.
El hemograma, bioquímica sanguínea y análisis de orina están indicados para detectar fundamentalmente trastornos de tipo metabólico. Cualquier alteración en los órganos claves de la economía (insuficiencia renal, insuficiencia hepática, anastomosis porto-cava) o en glándulas endócrinas (hipotiroidismo, insulinoma, etc...) puede causar alteraciones electrolíticas (hipocalcemia, hiperkalemia), alteraciones en el metabolismo de los carbohidratos (hipoglucemia) o de los lípidos (hipercolesterolemia, hiperlipidemia), o acumulación de metabolitos o productos tóxicos (amoníaco, mercaptano, indoles, ácidos grasos de cadena corta, aminas biógenas) que se manifiestan clínicamente con crisis cerebrales. Considerando todos estos trastornos que potencialmente pueden causar crisis cerebrales, resulta obvia la importancia del hemograma completo y el perfil bioquímico sérico ante un síndrome convulsivo. La bioquímica mínima y básica debería incluir glucemia, uremia, creatinemia, GPT (ALT), colesterolemia, FAS y CPK. Cuando existe evidencia de deficiencia neurológica multifocal se indican testeos serológicos para ViLeF, VIF, PIF y toxoplasmosis, teniendo en cuenta los alcances y las limitaciones de estas pruebas . A partir de esta base de datos mínima pueden pedirse pruebas adicionales para ampliar el protocolo diagnóstico.
Tratamiento
En los animales que padecen epilepsia debemos evitar las fuentes de tensión. Se ha detectado que también estos episodios pueden iniciar por efecto hormonal en las hembras por lo que se recomienda esterilizar (castrar) tanto a machos como a hembras.
Los ataques verdaderos de epilepsia duran 30 minutos, hay que llevar urgentemente al animal a la veterinaria. Deberá evitar que se golpee con artículos que existan a su alrededor como muebles u otros objetos. Durante el ataque el animal atraviesa una enajenación en donde desconoce a su dueño y al medio que lo rodea, por lo que no conviene tocarlo sólo en observar la duración y fecha, para tenerlo en cuenta a la hora de establecer un tratamiento, la dosis y la frecuencia del mismo.
El tratamiento consiste en la administración de anticonvulsivantes de manutención. Estos medicamentos impiden de alguna manera que las neuronas epilépticas disparen y diseminen sus descargas eléctricas. En la actualidad, existen muchos medicamentos en el mundo destinados a este objetivo. En el perro y gato, el principal corresponde al Fenobarbital (dosis inicial 1-2 mg/kg cada 12 hs, pudiéndose llevar a 10 mg/kg en casos graves), el cual debe otorgarse dos veces al día y mínimo por 6 meses. Este tiempo es el que requieren las neuronas epilépticas para que “aprendan” a no convulsionar. Otro medicamento es el Bromuro de potasio. Muchas veces en pacientes rebeldes a la terapia única, se les adiciona este otro remedio. El diazepam, a una dosis de 2 a 5 mg/kg se puede utilizar en reemplazo del fenobarbital.
El dueño debe estar tranquilo, pues en general no representa riesgo de muerte para el paciente, y no es necesaria la eutanasia como se piensa, pues los perros epilépticos pueden vivir con su tratamiento de forma normal.
Pautas para el tratamiento anticonvulsivante
- No tratar a un animal que sólo ha tenido un episodio solo de convulsiones.
- Si un animal tiene muy pocas crisis (1 - 3 al año) no hace falta tratarlo.
- Educar bien al propietario sobre la necesidad de ser constante en las horas de toma de la medicación.
- Intentar realizar el diagnóstico diferencial de forma correcta.
- Individualizar la dosis para cada animal.
- Cuando la dosis de fármaco resuelve las crisis convulsivas, esperar 3 meses antes de disminuir la dosis un 10%.
- Los propietarios deben ser advertidos de que es posible alguna crisis a pesar del tratamiento.
Bibliografía
1. Gram, L, Dam, M. Epilepsia. Ed. Panamericana, Buenos Aires, Argentina, 1995.
2. Le Couteur, R. Convulsiones. XXIII Congreso de la Asociación Mundial de Medicina Veterinaria de Pequeños Animales. Resúmenes, Tomo II, pp.445-449, 1998
3. Pellegrino, F. Epilepsia y Síndromes Epilépticos II. Clasificación de las crisis epilépticas, de las Epilepsias y de los Síndromes Epilépticos.Selecciones Veterinarias. Volumen 7, Nº 5, 1999, pp 494-505
4. Pellegrino, F. Epilepsia y Síndromes Epilépticos III. Diagnóstico, Pronóstico y Tratamiento de la Epilepsia y los Síndromes Epilépticos. Selecciones Veterinarias. Volumen 7, Nº 6, 1999, pp 686-704
5. Pellegrino, F. Epilepsia y Síndromes Epilépticos. En Pellegrino, F., Suraniti, A., Garibaldi, L. (eds) “Síndromes neurológicos en perros y gatos”. Buenos Aires, Ed. Intermédica, 2001, pp 207-210
6. Russo, ME. Convulsiones. En “Consultas en Medicina Interna Felina”. Ed. por August, JR. Ed. Intermédica, Bs. As., Argentina, 1993. Págs. 551-555
7. Shell, L. Convulsiones: aproximación al diagnóstico. Selecciones Veterinarias, Vol. 5, Nº1, pp.28-37, 1997.
8. Shell, L. Convulsiones: fundamentos y diagnosis diferencial. Selecciones Veterinarias, Vol.5, Nº2, pp. 128-135,1997.
9. Shell, L. Terapia anticonvulsiva. Selecciones Veterinarias, Vol. 4, Nº4, pp.278-282, 1996.
Thomson, A., Perassolo, M., Turner, M. Guía para el estudio de las Epilepsias. Diagnóstico en Neurociencias. 35-38, Set. 1997.
» Arriba
|