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La Barra
Iemanjá: La diosa del mar
por Julio Dornel
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Como sucede todos los años, los devotos de Iemanjá se dieron cita en la Parada 14 de La Barra para rendir su homenaje a la virgen que desde su monumento domina los primeros kilómetros del atlántico rochense.
El 2 de febrero se festeja en todos los países del atlántico sur el día de la Diosa del Mar, que llegara a este continente durante el tráfico de esclavos conjuntamente con otras religiones.
Rodeada de un escenario natural complementado por la mano del hombre, un improvisado cerco y algunos bancos para la meditación, de espaldas al mar y abriendo los brazos en señal de bienvenida, hace 15 años que esta réplica de IEMANJA se integró definitivamente al paisaje atlántico del balneario.
Su cabello largo, su pecho desafiante y su actitud caminante la han convertido en la imagen más destacada del balneario desde el momento que la intendencia de Adauto Puñales decretó su emplazamiento en la bajada más frecuentada de La Barra generando con ello una polémica de carácter religioso entre los residentes del balneario.
Entre muchas ofrendas prevalecen las rosas blancas cuyos canastos en muchas oportunidades son devueltos por el mar y quedan esparcidos en la costa.
De esta manera católicos, umbandistas, ateos o simples curiosos estuvieron nuevamente junto al monumento para reiterar el emotivo reencuentro con la Diosa del mar.
Las barcas de papel o madera se perdieron entre las olas con sus ofrendas, sus velas encendidas, ruidos de tambores y cantos alusivos cuyos ecos resonaron nuevamente entre las blancas arenas y el mar bravío y misterioso.
El responsable de este monumento fue un modesto constructor de la zona, utilizando para ello arena, pórtland y mucha paciencia, siendo inaugurado en el segundo mandato del Intendente Puñales.
El culto a su figura se agiganta anualmente y es fácil advertir en estos rituales a representantes de diversos movimientos espiritistas, umbandistas, de otras religiones y público en general que nada tienen que ver con el candomblé y que llegan también con sus ofrendas en agradecimiento por su protección.
Flores blancas y celestes entreveradas con los alimentos y alguna bebida representan el agradecimiento material por los beneficios recibidos durante el año.
En diálogo con INFORME URUGUAY, el ex intendente Adauto Puñales señaló que “no recordamos el nombre del constructor que ni siquiera cobró por su trabajo, pero no dude que pudo ser un genio de la escultura, perdido entre paredes de modestas construcciones del balneario. Entre muchas obras que pudimos concretar en nuestro segundo mandato en la intendencia departamental debemos señalar el desarrollo urbano de los balnearios de la costa atlántica. Al margen de las obras de infraestructura también apuntamos a la cultura representada por puntos de referencia que se han convertido en verdaderos íconos del turismo rochense. Un caso concreto y que en su momento tuvo sus detractores lo constituyó la Virgen de IEMANJA que con el paso de los años se ha convertido en un punto de encuentro para el turismo del balneario. Nuestra intención fue rendir homenaje a esta figura legendaria del mar, sin imaginarnos que ese modesto constructor nos regalaría la imagen más perfecta que hemos visto de IEMANJA. La expectativa inicial se confirmó con los años y en la actualidad es fácil advertir que miles de turistas se dan cita en este santuario para conmemorar con ofrendas el día de la Virgen. En esta escultura quisimos representar al margen de toda connotación religiosa el amor y la felicidad de los pueblos al contar con la presencia de turistas de distintas nacionalidades. Se trata de una hermosa escultura de tamaño natural, realizada por un obrero sin especialización alguna y que ni siquiera cobró por el trabajo realizado.”
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