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¿Mercosur, Mercobluff, o Bracosul(*)?
por Raúl Seoane
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El 15 de enero pasado La Cámara de Comercio Exterior (Camex) de Brasil redujo en un 50% la importación de neumáticos remoldeados (recauchutados) desde Uruguay. Esta fue la última de las tantas trabas que Brasil impuso a nuestro país, ya que no fue la primera ni será la última. Tanto Paraguay como Argentina están siendo perjudicadas por las decisiones unilaterales brasileras, y un informe de la industria textil argentina del año 2004 lo detalla fielmente, y es sólo uno de los muchos que existen de otras industrias.
Pocos días después el gobierno brasilero anunciaba que limitaba las exportaciones del Mercosur obligando a las empresas de ese país a tramitar licencias de importación. La resolución, vigente desde el lunes 26 de enero pasado, abarcaba todo el universo de productos que el país despacha hacia territorio brasileño: desde cereales como trigo y granos en general, hasta harinas, combustibles, materias primas textiles, lanas, algodón, sintéticos, tejidos, ropas, máquinas, aparatos eléctricos, reactores nucleares, autos y autopartes.
Fiel a su tradición de “sálvese quién pueda”, el gobierno brasilero borra con el codo lo que escribe con la mano, aunque a veces hay que creer que escribe con el codo para poder borrarlo más fácilmente, porque según informa el diario Clarín el gobierno brasilero se asustó por los magros resultados de la balanza comercial desde diciembre último, por lo tanto “que paguen los giles, Brasil no”.
Muy pronto comenzaron a oírse las protestas de sus socios en este Mercobluff devaluado. Paraguay protestó fieramente en los medios de prensa. Sus majestades argentinas “hicieron mutis por el foro” acuciados por tapar los agujeros que ellos mismos abrieron en la economía de su país y por los cuales cunden chorros que amenazan con inundarlos completamente. Tabaré Vázquez, por lo que se conoció en la prensa, fue el único que llamó telefónicamente al presidente brasileño, Luis Inacio Lula Da Silva para elevar una protesta formal de su gobierno. Lo cierto es que después de esa llamada Brasil inmediatamente levantó las restricciones al Mercobluff.
¿Qué le dijo Vázquez a Lula?, es algo que por ahora no podremos saber, salvo alguna diplomática declaración de algún vocero político del gobierno uruguayo, pero no sería de extrañar que Tabaré lo hubiera conminado al levantamiento inmediato de las medidas so pena de retirar al Uruguay del Tratado.
Itamaratí está considerada una de las mejores cancillerías del mundo. Sus diplomáticos de carrera no son propensos a tomar medidas atropelladas que puedan resultar en malas consecuencias para su país. Tampoco es creíble que el Ministerio de Economía Brasilero o el propio Lula no hayan tenido en cuenta las repercusiones de una medida de este tipo, antes de tomar la decisión de instrumentarla. ¿Fue un error, un bluff o un globo de ensayo? Probablemente esto último. Si nadie protestaba o amenazaba con represalias mayores, la medida continuaría y los brasileros unilateralmente modificarían los términos y condiciones del Tratado de Asunción, como lo han hecho otras veces.
Es indudable que la hipocresía del gobierno brasilero no tiene límites, si tenemos en cuenta que el 15 de octubre del pasado año el ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, afirmaba que el Mercosur "no debe tomar medidas proteccionistas" para defender sus mercados y rechazó la posibilidad de subir el Arancel Externo Común (AEC) del bloque ante la crisis global. ¿Quiere decir que Brasil no pertenece al Mercosur?, ¿o que Brasil es el dueño y regidor?
Es cierto que Brasil es el país con mayores y mejores condiciones de la región. También es cierto de que los EE.UU., y más precisamente el nuevo presidente norteamericano, Barak Obama, lo toma como referente zonal. Es por esa razón que llamó personalmente a Lula Da Silva a los pocos días de asumir la presidencia de Norteamérica. No llamó a nadie más del Cono Sur, y los Konsortes argentinos se sintieron tan ofendidos que el embajador norteamericano en Buenos Aires tuvo que ensayar una débil disculpa para evitar males mayores.
Sin embargo, el que Brasil sea el mayor mercado, el que tenga las mejores condiciones, el que sea -para el mundo- un referente zonal, no lo habilita a tomar medidas unilaterales que modifican sustancialmente un tratado de integración regional. Integración que es el leitmotiv de los progresistas uruguayos liderados por el candidato presidencial José Pepe Mujica, con el slogan de campaña “Más y mejor Mercosur”.
Yo les aconsejaría a estos infantiles defensores de la integración que abandonen por un tiempo el Juancito Caminador, hasta que sus obnubiladas mentes puedan despejarse y pensar racionalmente la conveniencia de continuar atados al Bracosul (*) y que busquen su propia salvación por otros caminos, pero que no nos hundan con ellos.
Más y mejor Bracosul (*). ¿Para qué?, ¿para esto?
(*) Brasil Comercia com o Sul
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