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Año V Nro. 337 - Uruguay, 08 de mayo del 2009
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En casi todo el mundo el primer día de mayo es designado "Día de los trabajadores" y respetado como uno de los feriados principales del año. Escribimos estas reflexiones antes de la tradicional conmemoración organizada por la central sindical Pit-Cnt y por ende desarrollamos nuestras reflexiones sin conocer el tenor de los discursos en esa oportunidad pronunciados. Más que aludir a una situación concreta como la actual, desarrollamos a continuación algunas reflexiones acerca del trabajo, de los trabajadores, del empresariado y de las que deberían ser -a nuestro juicio- las relaciones entre ambos. En nuestro país debemos de estar orgullosos de la legislación social que durante el siglo XX fue organizando nuestra sociedad, estableciendo amparo y garantías de alto nivel para la protección del trabajador y para intentar regular de la mejor manera las relaciones entre éste y su empleador. Toda mejora de esta legislación encontrará en nosotros, en el Partido Nacional un eco positivo, entre otras razones porque muchas de las leyes justas en materia laboral llevan el sello de nuestra colectividad política. El derecho a la sindicalización, al ejercicio del derecho de huelga, a la protección en materia de accidentes de trabajo, la regulación del retiro y jubilación son conquistas que deben perfeccionarse porque la sociedad toda reconoce en ellas su perfil solidario mejor. Entendemos por trabajo, en el más amplio sentido, toda actividad humana que procura un fin económico. En esta acepción incluimos tanto la actividad empresarial como la de los empleados y obreros. Trabajan ambas partes, ambas en procura de un beneficio. Pero de acuerdo con la doctrina social nacional se debe un especial amparo al trabajador, es decir al asalariado que incorpora al proceso productivo su esfuerzo personal tanto intelectual como físico. Desde este punto de vista es noble todo trabajo, desde el que requiere predominantemente el uso de la fuerza física hasta el que se basa en la actividad intelectual. Así consideramos en un pie de igualdad al que cava una zanja con el que se inclina sobre un microscopio en un laboratorio o dicta una clase. Todo trabajo es productivo, todo lugar y circunstancia en que actúe el ser humano obteniendo un beneficio económico es productivo. Solamente desde esta posición es posible analizar la sociedad en forma íntegra, sabiendo que en el innumerable entretejido de relaciones laborales se sustenta la prosperidad de la nación. No es posible analizar el empleo sin incluir en él el papel que juega el capital, la inversión. No hay empleo sin inversión. Por ello es que defendemos las mejores condiciones para que nuestro país sea atractivo para que los inversores nacionales o extranjeros vengan a nuestra tierra a buscar un beneficio, arriesgando un resultado que por definición nunca es seguro pero que dinamiza la propia sociedad, genera puestos de trabajo, paga impuestos y contribuciones de seguridad social y genera la masa salarial que a la vez dinamiza el comercio. La asociación entre el capital y el trabajo es la que genera la prosperidad, la que aumenta las posibilidades de que más personas mejoren su nivel de vida. Por ello es que defendemos la posición de crear las más seguras condiciones jurídicas para que los inversores se radiquen en nuestro país, cumpliendo sus leyes pero a la vez al amparo de leyes que otorguen seguridad para el desarrollo productivo. Nada hay más importante para el trabajador que la abundancia de trabajo. Podemos afirmar que es realmente libre el trabajador que puede optar entre dos oportunidades de trabajo. Cuanto más trabajo se genere más ventajas tendrá el trabajador. En este sentido hemos usado el término de "competencia de intereses" en lugar de la anticuada teoría -que en ningún país ha prosperado - de "lucha de clases". Por cierto que los intereses del trabajador y del empleador no son los mismos, uno desea un mejor salario y el otro mayor rentabilidad. Está en la naturaleza de las cosas, es lo que nos enseña la realidad. Pero estos diferentes intereses, estas metas distintas convergen en un punto que es el que permite que uno y otro puedan tener satisfacción: la prosperidad de la empresa, el mejor resultado económico de la misma. Que haya algo para compartir es lógicamente anterior a que se pueda compartir. Por supuesto que ésta es una simplificación, que la realidad nos mostrará las mil y una situaciones en que esta meta será difícil de obtener. Pero enunciado por enunciado, preferimos "competencia de clases" a "lucha de clases", entre otras razones porque la vemos como más positiva, como una forma de entender la sociedad que lleva a la paz y la cooperación, disminuyendo el margen de conflicto. La sociedad es más cooperación que conflicto, aunque siempre este último sea el más notorio, el que recogen los medios. Pero la cooperación es el tejido social que mantiene operativa a la comunidad, permitiendo compartir los beneficios de la prosperidad y amortiguar los golpes de la adversidad. Sólo acentuando y enriqueciendo la cooperación lograremos la gran meta social que todos compartimos: más y mejor trabajo. Nos parece una meta apropiada para intentar lograr a partir de este día 1° de Mayo de 2009.
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