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Año I - Nº 37 - Uruguay, 1 de Agosto del 2003

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Renuncias, desafíos e impresiones...

SYDNEY: TOLERANTE Y BOHEMIA

Escribe: Walter Amaro - Sydney/Australia

La decisión de la Asamblea Nacional de la "Uniting Church" (Iglesia Unida), al autorizar la ordenación de clérigos homosexuales como ministros de esa iglesia, provocó la renuncia irrevocable del pastor Fred Nile. El Sr. Nile miembro del Parlamento por el Partido Christian Democrats señaló que su resignación se basa exclusivamente en el profundo desacuerdo con este tipo de prácticas, que contradice el espíritu de la Santa Biblia. El punto irreconciliable de su posición, parte desde el momento que en su denominación eclesial se aceptó la admisión de homosexuales y lesbianas en la congregación.
El tema despertó serios y acalorados debates sobre principios teológicos entre los asistentes a la Asamblea. La adopción de estos lineamientos además, resquebrajó el andamiaje institucional, creando profundas e insoslayables fisuras entre distintas facciones de la iglesia evangélica, por lo cual se estima una división inminente.

De todas formas, se dice que Australia es un país donde su población destaca por ser tolerante. Habrá que ver entonces si la indulgencia de los fieles de esta iglesia, acepta el servicio activo de reverendos homosexuales, o en su defecto cambian de corriente religiosa.

Pero, hablando de todo un poco, en nuestro último encuentro quedamos en charlar de Sydney y relatarles nuestras primeras impresiones acerca de esta pintoresca ciudad

Como ya les adelantamos en pasadas ediciones de Informe Uruguay, Australia es un país continente y Sydney, bohemia y cosmopolita como pocas, nos sorprende en cada esquina y en cada paisaje. Aquí se entremezclan curiosamente todos los colores y lenguas humanas habidos y por haber. Dicen los entendidos que no permite respiros al asombro, particularmente cuando uno se desplaza por la zona céntrica, donde priva harmoniosamente la modernidad, adornada con ciertas pinceladas de clásico estilo colonial. Sydney es, sin ningún lugar a dudas, un verdadero caleidoscopio humano, en un verdadero y privilegiado lugar del planeta.

La Bahía de Sydney con la silueta inconfundible de la Opera House (Casa de la Opera) y el Harbor Bridge (puente sobre la bahía de Sydney) son verdaderos puntos emblemáticos del país. Claro que esto uno lo desconoce al principio. Cuando se arriba como emigrante, parte derechito a los conocidos albergues gubernamentales (Hostel) donde se ofrecía casa y comida, además de los consabidos beneficios de la seguridad social. La hoja de ruta entonces, por el patio

trasero de Sydney, no pasaba por puntos neurálgicos, donde los edificios acarician las nubes y cada espacio es una cita con el buen gusto y los espacios verdes.

El pasaje de segunda clase entonces, alejándonos del centro, se nos antojaba muy similar al paisaje de una localidad pueblerina, donde se entremezclan casas descascaradas por el paso del tiempo -edificadas hace más de cuarenta años- con chalecitos de una planta, que si bien son modernos, dan la sensación de ser viviendas económicas por su similitud. Sin embargo, eso de económicas dista mucho de serlo. Cerca del aeropuerto, cualquiera de esas semiderruidas viviendas, alcanza cifras siderales que trepan a los AU$ 750.00.

Nuestro destino sin embargo, distaba más de 30 kilómetros del punto céntrico. Las zonas suburbanas o periféricas de todas formas, no dejan de ser atractivas y caras como el resto. No obstante la panorámica no cambia. De una planta o de dos, cada vivienda nos ofrece la

típica construcción de ladrillo a la vista por fuera de pared simple, estructura de madera, chapas de yeso como paredes internas, techo de tejas y cerramientos que se abren con un simple destornillador. Ni imaginar los consabidos cimientos, vigas, dinteles encadenados, lozas o planchadas y los gruesos barrotes que nos protegen contra los amigos de lo ajeno. El revoque no se estila y lo práctico es lo sencillo de la edificación que suele completarse en

unos dos meses aproximadamente. De ahí, a poder comprarla es otra historia.

Pero aunque cueste aceptarlo, la población confía en que la economía mejorará en el primer semestre del 2004. Según las estadísticas emitidas en las últimas horas, consideran que la expectativa de crecimiento económico será del 3.3%. Mientras que los índices inflacionarios se manejan entre el 2 y el 3% anual. De cualquier manera preocupa más la humillante derrota del equipo australiano de rugby frente a su similar de Nueva Zelanda que la economía de mercado. Si no, no se entiende como este gobierno perdura en el poder. Mientras un obrero mantiene un mismo jornal por los últimos 3 años, la canasta familiar a sufrido una escalada tan pronunciada como el repecho que nos lleva al Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay. Dicen que cada país tiene el gobierno que se merece... ¿Será esto cierto?


El ejemplo más evidente de cómo andan las cosas en asuntos de sueldo parte del lado de los docentes. Los maestros han exigido un aumento salarial en el orden de un 25%. Justo, si se considera la inmovilidad en sus haberes por los últimos tres o cuatro años, y el encarecimiento del costo de la vida. Debemos recordar además, que las ciudades australianas están consideradas entre los cinco países del mundo más caros para vivir.
En respuesta, el gobierno les ofrece apenas un 6% y ajustable en dos años, lo que ha inducido a la gremial a paralizar la educación si no se llega a un acuerdo en las próximas horas.

Pero a no quejarse. Todo no anda tan mal. Sydney se jacta de ofrecer de todo lo que hay en el mundo. Y es verdad. Siendo tan sólo la capital del estado de Nueva Gales del Sur, el más extenso de Australia, está aquí, sin embargo, el corazón comercial e industrial del país. Aunque el recién llegado pueda imaginar que ésta es capital de Australia, ello no es así desde el año 1927, cuando se fundó el distrito federal de Canberra. Pero

de hecho está aquí la real capital del país, levantada sobre la bahía homónima, en la costa sur oriental del país, y mirando hacia el gigantesco Océano Pacífico.
Esto sin embargo, no conformaba ni aparecía en nuestro campo visual de aquel entonces. Luego de haber recorrido las calles de Montevideo, Buenos Aires y la propia Santiago de Chile, la periferia de Sydney, rumbo a nuestro destino, lucía macabra ante nuestros ojos. El rostro de mi señora lucía próximo al pánico. Para colmo, cuando acertamos a cruzar un puente doméstico, un enorme cartel -el cual identificamos por la elocuencia gráfica- decía: "Peligro, no bañarse; tiburones. En ese momento empezábamos a recorrer la Australia de las verdaderas sorpresas. No las turísticas por cierto.

Las primeras amistades de algunos sudamericanos que conocimos, nos presentaron a este país como un verdadero desafío, donde las posibilidades estaban al alcance de la mano. Y hablaban muy en serio. Sydney es eso, una suma de posibilidades que van más allá de un complejo arquitectónico de avanzada o colonial. Es la posibilidad de "ser" por iniciativas, empeño, dedicación, orgullo, trabajo o lo que sea. Uno puede "llegar" si se lo propone y eso es importante. Nuestros hijos pueden estudiar y concretar una carrera que les permita esgrimir una herramienta válida en su desarrollo futuro sin contar con el espectro de la incertidumbre. Y nosotros podemos hasta darnos el lujo de aspirar a un retiro decoroso, sin temor a la vejez, amparados en un sistema generoso.

El desafío abarca todos los campos, inclusive el político. Como ya les comentamos en alguna oportunidad, el Primer Ministro John Howard, recibió nuevamente los embates por hacerse del poder, de su aliado estratégico en el gobierno, Peter Costello. El Ministro de Economía señaló a la prensa en el día de ayer que sería mejor para el Partido Liberal que el Primer Ministro diera un paso al costado, renunciando a la posibilidad de presentarse a un nuevo período electivo. De esa forma, el Tesorero de Estado asumiría el liderato del partido y consecuentemente, la posibilidad de ser elegido Primer Ministro en las próximas elecciones. Esta es la primera vez, que Peter Costello lo enfrenta públicamente, dañando sensiblemente las bases políticas del partido en el gobierno. Sin embargo, no asumió una batalla frontal, puesto que para ello, debería presentar la alternativa en una elección interna y, dada la condición del abrumador respaldo del electorado con que cuenta el actual mandatario, sus posibilidades podrían sufrir un duro revés.

Finalmente, una nueva cuenta se suma a la interminable lista de débitos del país asumido por la administración Howart. En esta oportunidad, los consejeros y analistas estimaron que la incursión en las Islas Salomón, donde desde el pasado jueves operan las fuerzas australianas de pacificación, costaría al país unos AU $300 millones en el primer año, mientras que el monto total de la operación dependerá del tiempo que demande la intervención militar.

En fin, si en algún momento se le ocurre visitar Sydney, contemplará multitudes reunidas en torno a distintos eventos culturales, del arte o del deporte cualquier día de la semana, porque se vive cada día con intensidad, aunque las noches, con algunas excepciones, son auténticos velorios. Qué lejos se ven los nocturnales de Buenos Aires o las peatonales de la avenida Gorlero en la "punta". Transitar por cada una de nuestras calles implica caminar por una ciudad ultramoderna que desafía el cosmopolitismo de sus pares del mundo. Particularmente en el Sydney Harbour y sus alrededores, encontrará como fundido en un crisol, negocios, restaurantes, cafés, payasos, malabaristas, músicos o verdaderos artesanos anunciando sus productos con indisimulado orgullo.

Afirman que la capital de Nueva Gales del Sur es una metrópolis mundial que permite disfrutar y vivir la vida como queramos, en libertad y en un ambiente de seguridad difícil de encontrar en las grandes ciudades.
Y, en efecto, Sydney es una de las ciudades más seguras del mundo donde prácticamente no se registran hechos de violencia de ninguna clase para los visitantes extranjeros.
También suelen acentuar que resulta casi imposible conocer Sydney de una sola vez, por lo que aconsejan regresar varias veces para llegar a ser cómplices de su infinita magia y su cálida hospitalidad.

Un poeta sentenció con infinita sabiduría: "que tanto cautiva Sydney al visitante que muchos han empezado a pensar seriamente en la idea de cómo llegar a permanecer, cómo encontrar un nido en ella. Porque a ella llega desde su fundación gente provenientes de todos los rincones de la Tierra. Gente con deseos de renovación, de encuentro y de tolerancia, que anhelan resguardo dentro de su particular mosaico étnico.
Todo un ejemplo para el resto de la Humanidad que se desangra en guerras y conflictos sin fin. Y toda una esperanza de que un mundo mejor es posible."

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