DAVID EVANS
Por María Esther Giribone
Cuando se celebraron los 100 años del pueblo de Conchillas, una de las decisiones tomada por la comisión Pro-festejos fue ponerles nombres a las calles, ninguna lo tenía, sólo se conocía a la principal que une los dos pueblos y sigue hasta el puerto como Avda. al Puerto.
Se decide que los nombres los elija el pueblo por votación y así se hizo, por gran mayoría el nombre más votado fue David Evans, nombre actual de la Avda. al Puerto.
David Evans, único sobreviviente del naufragio del bergantín "Sofía", unos cuentan que se salvó subido al mástil mayor y pedía auxilio tocando una campana, otros, dicen que aferrado a una tabla, era el cocinero de la embarcación.
Cuentan que comenzó a colaborar en el bar "La Carolina" en el puerto y de a poco a lomo de burro y luego a caballo, llevaba bebidas, tabaco y algunas otras golosinas a los obreros de las canteras, otros cuentan que comenzó dando de comer en un improvisado comedor debajo de unas chapas, con su |
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Hotel Evans, Conchillas, construido por David Evans en 1911. Monumento Histórico
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gran visión para los negocios este crece día a día.
Los dueños de la Empresa Walker deciden ponerlo al frente del comercio y asociarlo, así como administrador de los campos con absoluto poder de decisión, realizan un gran edificio, compran el techo que pertenecía a un gran local en Inglaterra, de zinc con estructura de hierro, abulonado y desarmable con dos mojinetes de 50 mts. de largo sobre las paredes de piedra, existente actualmente. Se constituye en el centro de todas las mercaderías para esta pequeña colonia que luego abastecerá a una gran zona de influencia. Esta zona tenía todas las facilidades de una zona franca, con los mismos buques de la compañía hacía traer, desde Londres, Buenos Aires o Montevideo, todo lo necesario para todos los habitantes del pueblo tanto funcionarios, empleados como obreros. Como constituía un monopolio, absolutamente todo se vendía en sus mostradores. Para facilitar las operaciones, oficializa el sistema de la libreta familiar, donde se anotaba todo lo que llevaba la familia y cobrándoselo a fin de mes cuando tenían dinero, porque a veces el tiempo no acompañaba a los productores y no cosechaban lo que esperaban, no alcanzando para pagar, el propio Evans los alentaba a seguir trabajando que más adelante pagarían. En las libretas, que actualmente algunas personas tienen de recuerdo, se puede encontrar anotado desde un par de alpargatas, azúcar, telas, un arado, un tractor, semillas, hasta todo lo necesario para una carneada,
Almacén, panadería, tienda, zapatería, barraca, ferretería, máquinas agrícolas, automóviles, todo para el agro, semillas, etc, el mayor comercio varios kilómetros, llegó a construir el primer granero de la zona, donde todos los productores almacenaban en estibas de bolsas con una capacidad de 7000 toneladas.
Evans viajaba a Buenos Aires, donde vendía a compañías ingleses toda la producción, obteniendo mejores precios y pagando inmediatamente al productor.
La compañía pagaba con libras esterlinas y en el comercio Evans crea su propia moneda para facilitar los vueltos, monedas de 10 y 20 céntimos, de un lado decía "Evans y Cía, Conchillas" y al reverso el valor, fueron acuñadas en bronce en Bélgica.
Mister Evans, como le decían, era una persona de baja estatura, obeso, de barba y bigotes y usaba unos lentes pequeños y redonditos. Lo recuerdan verlo sentado en la punta del mostrador junto a la caja, en una silla de madera con las patas cortadas, con los bolsillos llenos de caramelos repartiendo a todos los niños y las jóvenes bonitas. Uno de los recuerdos que la gente tiene mas presente, las fiestas de Navidad, en un galpón detrás del comercio, donde también daban cine, realizaban un gran árbol de Navidad, con regalos para todos los niños del pueblo y alrededores, si uno se acercaba al mostrador y le decía a él o a la cajera que era el cumpleaños de inmediato lo llevaba a la tienda a que eligiera el regalo, a ningún niño le iba a faltar los útiles escolares, como tampoco nadie se quedaba sin ver el circo por no tener para la entrada. La poca gente que vive actualmente que lo conoció personalmente no tienen palabras para hablar de su bondad.
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