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Antagonismos inherentes al ser humano

 

por Gabriel Reyes

   Sin lugar a dudas, la contraposición que marcó la segunda mitad del siglo XX denominando como de derecha o de izquierda posturas, políticas e ideologías diferentes, no es más que una moderna expresión de antagonismos inherentes al ser humano, desde siempre. Podría afirmarse que desde que el ser humano se escinde en polaridades contrapuestas a su unidad esencial original, queda librado para siempre al discernimiento ante las disyuntivas alternativas más variadas.

   Una de esas expresiones cobró sustancial caracterización cuando, en función de políticas sociales, principalmente, pero de fondo basadas en fundamentadas ideologías y concepciones filosóficas y antropológicas, fue la categorización de derechas e izquierdas.

   Bien podría haber sido, arriba y abajo, luces y sombras, norte y sur, buenos y malos, ricos y pobres, progresistas y conservadores o cualquier otra adjetivación. Lo que importaba, oportunamente era dar un marco de referencia a concepciones sociales que se volvían cada vez más antagónicas.

   Así, la izquierda y la derecha comenzaron a ser la bandera de ideologías que luego pautaron políticas de gobierno, concepciones filosóficas y hasta formas de vida.

   Sin embargo, a esta altura del siglo XXI, podemos observar que tales caracterizaciones, más que en su fundamento intelectual, en sus aplicaciones prácticas, han sufrido sustanciales modificaciones. Hoy día prácticamente ya no se habla de derecha e izquierda y si se hace, ya no encierran aquellas concepciones más ortodoxas de los años 50, 60 y 70.

   Es más, si miramos al hombre como un todo, y con el sano criticismo de quien busca la verdad, podremos coincidir en que derecha e izquierda, no son más que expresiones de esa ambivalencia esencial del ser humano.

   En la concepción oriental, no estaríamos muy lejos de los opuestos conocidos como yan y yin y por tanto, tampoco estaría de más recordar, hablando de uno mismo, aquella sabia y milenaria sentencia: "En el mediodía del yan, irrumpe el oscuro yin".

   Esto viene a recordarnos que cuando en la categorización de izquierdas o derechas nos posicionamos cómodamente en alguno de los extremos, más tarde o más temprano, surgirá implacable la polaridad que negamos o a la que nos oponemos, para recordarnos que vivimos solos en nuestra propia casa.

   Por tanto en el tema que nos atañe, sólo podrá tener equilibro, justicia y ecuanimidad el sistema de gobierno que no por declararse "del centro" va a lograr la unidad en sí y para con los demás, sino que sabiéndose a sí mismo, polar y alternativo, atienda la realidad de la humanidad como un todo: es decir, como una unidad polar.

   La energía eléctrica es una, pero no produce los efectos deseados, sea de movimiento, calor o luz, sino es porque están presentes, el polo negativo y el positivo.

   En la vida pasa lo mismo, la humanidad es una y el ser humano, uno en sí mismo, pero no logrará sus objetivos si no atiende a sus polaridades - para el caso la derecha y la izquierda, de forma tan cruda como real.

 

Material obtenido de Brumas y Lluvias