Falta II por Nelson Maica C. (Perfil)

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         Seguimos. ¿Y cual seria el camino? Escoger los mejores cuadros y los más competentes para la acción. Llamarlos públicamente, entrenarlos rápidamente y darle responsabilidades. Así de sencillo. La falta de acuerdo entre los líderes y/o grupos ubicados en la resistencia y oposición por mecanismos burocráticos de integración y/o coordinación, por rivalidades, por los diversos estilos, etc., es un problema aparente, no de fondo, no justifica la demora en plantar acción. El problema puede estar en el contenido del mensaje unitario, en el coraje, ahí si creo que esta el problema y en los recursos. Los dineros. Mensaje, coraje y valores a trasmitir y dineros.

         ¿En dónde está el consenso? ¿Qué representa para la ciudadanía, para el pueblo, la resistencia y la oposición en el futuro inmediato y mediato? ¿Cuáles son esos valores que compartimos todos y que la oposición y la resistencia defienden y defenderán? ¿Cuáles y cuantos de los valores nacionales están en juego? ¿A que le daremos prioridad? Y siguen las preguntas. Desde este punto de observación comenzaría por hacer una lista prioritaria, estratégica, de los valores buenos compartidos por la mayoría. Empezando por denominar valor bueno, de la mayoría, a las buenas costumbres que nos identifican, que nos sirven de orientación, de regulador, en nuestro comportamiento social, ante nuestro grupo primario, familiar y ante los demás. Supongo que las buenas costumbres, enseñadas desde chicos, niños, la escuela, y practicadas a diario, pueden establecer una especie de acuerdo social que pueda repercutir en la colectividad nacional política en oposición al mal ejemplo y comportamiento de este régimen castro comunista, esclavista, contrario a nuestra naturaleza humana y social y religiosa.

         Luchar por conservar y preservar la libertad, personal y política, y la propiedad privada, la protección de la dignidad humana de todos los venezolanos hoy seriamente quebrantados por este régimen. Esta es una disputa por motivos y principios justos, verdaderos y mayoritarios. Combatir y preservar la libertad de expresión y en todas las dimensiones del concepto libertad es reñir por los derechos fundamentales inherentes al ser humano. Esta lucha merece hasta la inmolación. ¿Acaso no han sido valores nacionales compartidos desde nuestra fundación como país, como estado, como republica? ¿Quién quiere perderlos?
De cuanto no podemos darnos el lujo es de emitir un mensaje con un contenido de valores confuso, desordenado, contradictorio, inequívocos; deberían ser sencillos, atrayentes y específicos y claros con respecto a la religión, drogas, corrupción y tolerancia. Deberían ser el producto, en todo caso, de los verdaderos valores sostenidos por nuestra sociedad; nada de engaño psicológico, retórica, sutileza para ser persuasivos, estilo. ¿Cómo es eso de que la Internacional Socialista viene a investigar denuncias y hacerle planteamientos de unos auténticos socialistas al gobierno socialista, comunista, colectivista, primitivo y hambreador? ¿Qué merengue es ese? ¿Entonces tenemos dos tipos de socialistas: unos en el gobierno y otros en la oposición? ¿Los socialistas en la oposición son, en verdad, opositores al gobierno y dirigen la oposición? ¿Los socialistas latinoamericanos se cambiaron el nombre por progresistas para la reunión en Chile con Usa únicamente? ¿Los rojitos no son progresistas o no son socialistas castro comunistas de esos? ¿Pasaron de ser cuarto republicanos a comunistas? ¿Son, entonces, castro comunista? ¿Cómo demuestran las diferencias? ¿Ustedes se están creyendo que el pueblo es gafo?  Aclaren bien y pronto.

         Esta lucha por cambiar este régimen despótico castro comunista tiene una estrecha relación con la imposibilidad en estos 10 años de ponerse de acuerdo, la resistencia y la oposición, con la falta de definición y acciones contundentes con relación a cuánto y qué y cuándo debemos defender. Esas indecisiones explican, en cierta forma, la reacción retardada pero no la justifica.

         Tampoco puede usarse el argumento justificatorio de que el pueblo, la ciudadanía por si, no ha empujado o no ha respaldado suficientemente las acciones contra el régimen. Para eso están los líderes y los acuerdos. Ahí están las experiencias. Las enseñanzas históricas. Claro, lo obvio, seria llegar rápidamente, sin mayores obstáculos, a acuerdos entre todos y acciones rápidas y contundentes. Que se llegue o no a un acuerdo sobre los valores nacionales prioritarios a defender en nuestra dividida sociedad y las acciones inmediatas y contundentes a realizar es, en la actualidad, el asunto central de este retraso.

         La falta de un consenso no sólo afecta directamente nuestra capacidad de desarrollar un proceso nacional de acciones estratégicas para cambiar este gobierno, que sigue golpeando la resistencia y la oposición,  sino que también, aflige directamente al pueblo, a los ciudadanos, porque siembra la duda de si nosotros, como nación, como pueblo, podremos sobrevivir a la  “guerra permanente” que este régimen castro comunista mantiene con, además, desafíos ideológicos en contra de nuestros valores nacionales básicos que hasta ahora han definido a Venezuela como nación y a sus ciudadanos como venezolanos. “Quien no ataca, no vence”. En el próximo.

Caracas, Venezuela, 04/04/09

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