¿Por qué regresar al Uruguay? ¡Qué buena pregunta!
por Anne Marie Mirza
Empecemos por el principio. Estuve viviendo en la provincia de Québec desde 1969. Allá en el norte, descubrí maravillada la nieve y otra cultura diferente. Recorri bosques y lagos inmensos en una maquina llamada skidoo. Siempre recordaré el frio tremendo congelando mis lagrimas que caian sobre mis mejillas, cuando esperaba el omnibus con 20, 25 bajo cero. Con los años, estudios y muchos esfuerzos, forjé mi camino, me adapté a mi nueva patria y aprendi sus códigos. Descubri y sembré muy buenas amistades y he vivido hermosos desafios personales y laborales en el seno de la sociedad quebecoise. Pero mientras transcurria el tiempo... ni mi mente ni mi corazón se olvidaban de aquel dia del 69, en Carrasco, cuando me fui con mis padres y mi hermanito y hermanita, dejando otra parte de la familia, además de amigos. Aquel dia horrible, oscuro, permanecerá siempre grabado en mi corazón.
Durante todos esos años en Canadá, regresé decenas de veces al Uruguay, porque quería abrazar a mi familia y amigos y tenia la ilusión de acortar las distancias. Al principio me acuerdo que las cartas ni llegaban y el teléfono era demasiado caro. La distancia pesaba mucho más que ahora. No existía internet - por lo tanto ni Rodelú ni Informe Uruguay!. Estos viajes al Uruguay fueron gratificantes por un lado, pero por otro lado me costaron mucho, y no hablo solamente de dinero. A veces yo era la “turista”, la “canadiense”, “la que se fue”... Sentía alegría pero también tristeza durante mi estadía. Volver a ver a mis amigos del barrio, de preparatorios...me “revolvia” las entrañas. Ellos habían cambiado, yo también, lo cual era muy normal. Pero la realidad me golpeaba duramente. Recorrer mi querido barrio del Prado donde fui tan feliz, era una necesaria “tortura”. Caminar por 19 de abril y Juan Carlos Blanco me procura hasta hoy, un gozo indescriptible, entremezclado de melancolía, como si quisiera detener el tiempo.. Pasear por la rambla o recorrer las magnificas calles arboladas de Montevideo, recordando episodios de mi vida de adolescente...ufa ¡cuántos sentimientos estos paseos despertaban en mi!
Se paga muy caro cuando se emigra. Hoy la historia se repite, cada uno se va por razones diferentes pero el hecho es que las familias uruguayas viven el drama de la separación. Comprendo que hoy, muchas personas deben pagar el terrible precio del desarraigo! Todo viaje voluntario o de estudio es enriquecedor y el contacto con diferentes culturas nos enseña sobre nosotros mismos y nos ayuda a crecer. Pero irse “obligado” es muy diferente.
Sin lugar a dudas que el regreso de mis padres al Uruguay influenció mi decisión de volver. Hace 9 años, papá y mamá deciden regresar al Uruguay. Al tener su primer ataque cerebro vascular, papá, ya jubilado en Canadá, expresa el deseo de regresar y morirse en el Uruguay. Mis padres hacen de nuevo las valijas en el 94, despidiéndose de nuevo de seres queridos para rencontrarse con el resto de los hijos aquí en Montevideo. Desgraciadamente, aquí en Uruguay, mi padre sufrió otros ataques cerebro-vasculares que dejaron su cuerpo paralizado pero su cerebro intacto. Hace dos años mi padre falleció teniendo a sus 6 hijos al lado suyo. Si, por fin tu familia reunida papá! Nosotros, los 3 menores del Norte, volamos y acudimos a ti, pudiendo estar contigo hasta el último segundo. El haber estado cerca de ti, de mama y de mis hermanos en estos momentos tan crueles, fue muy valioso para mi. Yo se que miles de uruguayos quisieran estar cerca de sus padres en esos momentos tristes y no pueden. Después del fallecimiento de mi padre hace dos años, no quise esperar. La idea de regresar al Uruguay la tenia hacía algun tiempo. Regresé al Canada, vendi mi pequeño y hermoso apartamento, regalé mis muebles, me despedi de mi hermanita y amigos queridos y emprendi el regreso al Uruguay, con mis ahorros y mis ganas. ¿Porqué dejar Canadá, pais al cual quiero y al cual me dolió dejar? Porque uno en la vida debe elegir...Y entre dos amores, hay que elegir uno solo, por mas sufrimiento que uno tenga! Dejar Canadá, “primer mundo”, no se puede racionalizar, es una decisión que se siente, nada mas. Es cierto que las circunstancias me ayudaban, no tenia trabajo en aquel momento en Montreal, tampoco pareja, ni hijos...Cualquier decisión es válida. Cada uno sabe porque se va del Uruguay o de su pais de adopción, o porque se queda. Muchos me preguntan “¿pero no es lindo Canadá?” “¿No hiciste mucha plata allá?” Que me guste Montevideo y el Uruguay no significa que no me guste Canadá! Al contrario, me gusta mucho Canadá, su naturaleza, la gente estupenda que conoci y fui muy feliz allá. No, no soy rica. Nunca ocupé un cargo lo que se dice “muy alto”, tampoco me interesó mucho... y allá se gana pero se gasta también en dólares! Siempre tuve trabajos muy interesantes donde me sentia feliz. Para mi era suficiente. Gané bastante para solventar mis gastos y comprarme un auto, indispensable allá, y un techo (y pagarme todos los viajes al Uruguay!).
Hace dos años que estoy de regreso al Uruguay. ¡Y qué dos años, los peores de la crisis! He vivido el desprendimiento del dinero, el ver mis ahorros escaparme de las manos...Es un buen aprendizaje! Siento que he vivido muy intensamente en estos dos años, como hacia mucho tiempo no lo habia hecho. He compartido momentos difíciles y angustiantes con mi familia. Hemos cerrado paginas de un capítulo de nuestras vidas con el fallecimiento de nuestro padre y la grave enfermedad de nuestra madre. He sentido y vivido con mi familia y amigos, la injusticia y las consecuencias de esta crisis. Las preocupaciones y las noches sin dormir por culpa del feriado bancario, de la pérdida de trabajo, de la corrupción, y tantos otros problemas que afectan a miles de uruguayos. Ya no soy “la turista”. De vez en cuando sigo disfrutando de hermosos paseos y caminatas, de asados, de teatro y cine, de amaneceres y atardeceres maravillosos en la costa uruguaya con amigos, pero como uruguaya. Ah, y alegria enorme, por fin estoy tomando clases de tango! Se lo recomiendo a todos. También he sido testigo de actos generosos, de compañerismo, apelando a la solidaridad en estos momentos difíciles. Se aprende mucho en momentos de crisis.
Al Uruguay lo quiero, y a América latina la quiero y es asi! Me gusta vivir en el Uruguay y me gusta la gente, a pesar de las dificultades enormes y de mi lucha diaria para salir adelante. A veces me siento muy cansada, si, porque no soy superwoman! Por supuesto extraño a los seres queridos del Norte, a la calidad de vida perdida, porque no es fácil privarse de muchas cosas, pero no solamente yo, también están todos los demás y todo el entorno! Y me duelen los hurgadores en las calles... y me revientan las complicaciones administrativas, y odio el tener miedo de caminar por la calle sola. Me privo de recorrer muchos lugares por no tener más auto y no poder ir adonde quiero cuando quiero, pero uno puede vivir sin auto! Tampoco me gusta postergar al dentista, el no ir más a restaurantes, el cuidarme de no pisar la caca de los perros, etc. Puedo querer al Uruguay aun privándome de ciertas cosas y habiendo otras aqui que no me gustan. No soy ciega, en toda elección hay pros y contras y el paraíso no existe (por ahora!). Creo que sí debemos colaborar a construirlo, aunque sea en gran parte! Sigo apostando a este país y a que podamos un dia vivir en un Uruguay mucho mejor. Con el esfuerzo de cada uno podemos hacer la diferencia. No debemos esperar tranquilitos que las cosas sucedan, sino hacerlas suceder. Tenemos todos nuestra parte de responsabilidad si nada cambia, más allá de la globalización, de la situación mundial, etc. (Aprovecho esta oportunidad para agradecer a todos los uruguayos por el mundo que, más de una vez, han sido generosos y colaboran con dinero y artículos para la gente más carenciada del Uruguay. Sabemos que para que el contenedor o el dinero llegue a destino, se necesita buena organización, mucha generosidad, tiempo y dedicación).
Ahora en Uruguay puedo compartir momentos importantes con mi madre. Sabes papá, tu fiel compañera, la que siempre te amó y luchó a tu lado, ahora nubes oscurecen su cerebro. De alguna manera, Dios la protegió mandándole sombras que le ocultan la realidad. A veces, ella me dice que estás trabajando y te espera. Puedo ir a verla todos los días en el residencial donde está, acompañándola en su última etapa de la vida y eso lo valoro enormemente. He descubierto un nuevo mundo, de charlas, risas y complicidades con los adultos mayores. ¡Qué experiencia tan rica tienen esas personas! Hay una gran sabiduría en nuestras personas adultas. En el residencial de mi madre animo actividades tres veces por semana lo cual me gratifica enormemente. Aprendi y creci mucho con estas personas que me brindan sus vivencias pasadas y presentes y su amor. Tambien he desarrollado vínculos de amistad con los familiares, los hijos, y el personal que trabaja con tanta dedicación. De ahí surgió un proyecto que tengo hace tiempo...que se había estancado por falta de fondos.
Estancado si, pero...después de un reciente mes en Canada muriéndome casi de frio, decido ahora, a mi regreso al Uruguay, a largarme al agua y actuar! Acción! Si no puedo hacer todo enseguida, vayamos paso por paso hasta encontrar un pequeño inversor! Por eso empiezo con la primera actividad que es la organización de excursiones. Esta actividad es el primer paso de un conjunto de actividades que se irán organizando. Vayamos de a poco, con ganas, con fuerza, perseverancia y con creatividad. Creo que cualquier emprendimiento, cuando se hace con el corazón, tiene “chances” de salir adelante. Sobre todo, a no escuchar a los negativos! Son los granitos de arena que forman las montañas. Debo actuar, ya que “en vez de preocuparte, ocupate!” Comprendi que nadie me iba a dar trabajo en Uruguay a los 53 años, por más trabajadora, por más estudios que tenga, por más experiencia...No, nadie y menos con esta crisis. Pero como deseo y debo ganar mi vida dignamente, debo crear yo misma mi fuente de trabajo. Es por eso que desde la semana pasada tengo mi pequeña empresa BelleVie. Brindaremos actividades interesantes y estimulantes. Actividades donde el primer ingrediente existente será la buena onda, en un clima de esperanza y alegria.
Tambien sigo atenta, por supuesto, a toda posibilidad de negocio Canada Uruguay o a todo proyecto de inversión ya que estoy permanentemente en contacto con el Norte. Ya fui representante del gobierno de Québec aqui, pero hace algunos meses cerraron la representación de todo el Mercosur! Supe hace poquito por suerte, que el gobierno (hablo de la provincia de Québec) está pensando en reabrir las puertas el año próximo. Hay algunos proyectos que avanzan muy lentamente, pero por lo menos avanzan. Aprovecho de este fantástico Informe Uruguay para pedirles a los Uruguayos que viven en el exterior de permanecer atentos a toda oportunidad para el Uruguay. Ustedes son los mejores embajadores y gracias a ustedes, muchas veces pueden surgir nuevos vínculos generando negocio o proyectos interesantes para el Uruguay.
Para lograr un equilibrio de felicidad, rescato todo lo bueno que aprendí de ambas culturas, de los dos países, Canadá Uruguay. Es mi manera de vivir en paz y lograr la tan anhelada serenidad. Canadá siempre formará parte de mi esencia y lo quiero. Porque los años allá me formaron y marcaron, por supuesto, como los que pasé en Uruguay. No si habré respondido a la pregunta del principio. En realidad no hay respuesta, no todo es negro o blanco, hay matices. Mientras siga con fuerza y ganas de realizar cosas, le agradezco a la vida. Porque la vida tiene ese color maravilloso ...de esperanza!
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