Brasil es consciente que el Mercosur no sólo debe estar unido, sino que también debe parecer unido
14.04.2003
Su castellano es muy fluido. En los 80 tuvo la responsabilidad de dirigir la Embajada de su país en Argentina. Desde entonces, sigue muy de cerca el proceso de integración de la región. No es muy adepto a las entrevistas, pero aceptó. Entre otras cosas, aprovechó para machacar sobre lo que es una prioridad para su presidente: potenciar el Mercado Común del Sur.
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Pero Eduardo dos Santos no sólo habló del Tratado de Asunción. La situación de Norteña, las decisiones de Ambev y la importación de arroz subsidiado por parte de su país estuvieron en la charla. Pero hubo más. Se mostró muy cauteloso a la hora de especular sobre un eventual gobierno del Frente Amplio en nuestro país. Brasil quiere mantener con Uruguay una relación muy amistosa con cualquier gobierno que sea resultado de elecciones libres y democráticas , dijo. El representante diplomático también se refirió a la crisis uruguaya, la incidencia que en ella tuvo la devaluación del real de 1999, la nueva realidad brasileña y las intenciones de su nuevo presidente. Lula quiere un país socialmente más justo , sintetizó. Lo que sigue, es un resumen de las Crónicas de un Almuerzo mantenido con el jefe de la diplomacia brasileña en Uruguay.
-¿Cómo llega a Uruguay?
-Llegué hace unos cuatro meses, nombrado por el presidente de mi país para representarlo ante un país hermano. Estoy muy entusiasmado en contribuir al afianzamiento de los lazos de cooperación y amistad. -No es su primera experiencia en el Cono Sur ¿verdad?
-Es cierto. Yo estuve en Argentina en los años 80. Además, estando en Brasil siempre trabajé en los temas vinculados al Mercosur.
-¿Conocía cabalmente la realidad uruguaya que iba a tener que enfrentar en nuestro país?
-Sí, la conocía, la había estudiado y la había investigado.
-Es consciente entonces que nosotros responsabilizamos de nuestros problemas a Brasil cuando en 1999 decidió cambiar la política monetaria...
-Tenemos conciencia de que, desde el comienzo del Mercosur hasta la devaluación del real, el comercio intrazona había crecido en forma significativa. Tras la decisión de nuestro gobierno en 1999, ese crecimiento desapareció. En los hechos, eso demostró que aquel intercambio comercial era un poco irreal, dado que se basaba exclusivamente en una realidad cambiaria.
-¿Pero son conscientes que la afectación fue importante?
-Sí claro, pero sin embargo, nunca hemos perdido nuestra condición de socio importante para Uruguay en lo comercial y en lo económico. Brasil sigue siendo el principal destino de las exportaciones de Uruguay.
-¿Qué hay que hacer para evitar que suceda lo que pasó en aquel enero de 1999?
-Lo que estamos haciendo: profundizar el proceso de integración, profundizar la coordinación macroeconómica.
-¿Hay verdadera conciencia entre los gobiernos del bloque en que hay que llegar a esa coordinación? ¿Se hacen los esfuerzos necesarios para ello?
-Creo que sí. Se están haciendo. Hay conciencia que se debe asegurar el acceso al mercado para los países de menor desarrollo relativo... Brasil al menos lo ha hecho. Estamos tratando de profundizar la integración de las cadenas productivas, habilitando a que los países puedan aumentar su capacidad exportadora.
-Ahora, esa buena intención de un mejor relacionamiento entre los socios del bloque, ¿no se distorsiona cuando se asume demasiada bilateralidad entre Argentina y Brasil?
-Mire, esa bilateralidad refleja una realidad. Brasil y Argentina son forzosamente los motores de la integración. Es decir, la integración del Mercosur no se hará sin Brasil y Argentina. El problema es que hay realidades muy específicas y escalas diferenciales de la economía. Por eso, el esfuerzo para tornar exitoso un proceso de integración requiere de un esfuerzo imaginativo, es decir, dinamizando las cadenas productivas y ampliando la capacidad de agregar valor a las exportaciones.
-A propósito de bilateralidad, ¿cómo se observa desde Brasil las marcadas intenciones del gobierno uruguayo de negociar solo y directamente con Estados Unidos?
-Mire, nosotros queremos fortalecer la unidad del Mercosur, sobre todo en las negociaciones externas. El deseo y el objetivo de Brasil son que el Mercosur esté negociando junto con el resto de los bloques, y que junto también negocie la conformación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Brasil tiene consciencia de que el Mercosur, no solo debe estar unido, sino que también debe parecer unido.
-Su gobierno ha insistido y usted lo está haciendo ahora- en que es necesario relanzar el Mercosur. Para eso, el presidente Luiz Inacio Lula da Silva se ha entrevistado con su colega argentino Eduardo Duhalde... pero no lo ha hecho, por ejemplo con Jorge Batlle. ¿Por qué? ¿Cuándo se dará ese encuentro?
-Mire, los encuentros presidenciales dentro del Mercosur son muy frecuentes.
-Bueno, parece que con Uruguay no lo son tanto...
-No... en breve habrá un encuentro entre ambos mandatarios. De todas maneras, no se olvide que el presidente Batlle fue a Brasil en diciembre del año pasado y también lo hizo en la asunción del nuevo gobierno en enero de este año. Quiere decir que ya existe un diálogo político entre ambos mandatarios.
-¿Pero se va a reforzar?
-Sí y se hará próximamente. Además, los encuentros entre ambos jerarcas se hacen sin ninguna preocupación protocolar. Lo que le digo es que la relación entre ambos países se va a fortalecer mucho en lo político a muy corto plazo.
-¿Cómo hay que entender la actitud de Brasil de defender por un lado al Mercosur y comprarle arroz subsidiado a Estados Unidos?
-Bueno, le aclaro que por principio, Brasil ha condenado como el resto de los países del Mercosur- la práctica de los subsidios. Con respecto al tema del arroz, ahí hay un problema de mercado. Sucede que el consumo del producto en Brasil sobre todo en las zonas carenciadas- es muy alto y por eso, en los meses en los que no se cosecha es necesario comprarlo en el exterior. Pero además, dentro de las normas del Mercosur, no hay ninguna regla que prohiba a Brasil importar arroz de terceros países. Lo que sí tenemos es un arancel externo común aplicable a las importaciones y eso lo respetamos.
Ambev invertirá U$S 4: y espera generar 350 nuevos empleos
-A propósito de las relaciones bilaterales, ¿el gobierno brasileño intentó evitar el cierre de la planta de Norteña en Paysandú dispuesta por la compañía Ambev?
-Sí.
-¿Hubo una orden específica para que los sectores privados brasileños atiendan los reclamos de los países del Mercosur?
-Cuando el presidente Lula tomó conocimiento de la situación se generó una profunda preocupación en el Planalto porque la decisión empresarial chocaba directamente con la política que el gobierno le quiere imprimir al Mercosur. Por eso, a través de los altos niveles apropiados , el Ejecutivo brasileño ha conversado y discutido con la empresa.
-¿Cuál fue la reacción de Ambev?
-Se sensibilizó muchísimo con la preocupación del gobierno de Brasil. Por eso procuró atender, no solo la situación de los trabajadores, sino que reanalizó su estrategia de inversión en Uruguay.
-¿Y cuál fue el resultado de ese estudio de inversión?
-Que Ambev hará una nueva inversión en el sector maltero uruguayo, estimada en cuatro millones de dólares. Esta apuesta será acompañada con un incremento en el área de plantación de cebada, con el objetivo de reforzar la integración de la cadena productiva y aumentar la producción de cebada y venta de malta. Según las estimaciones de la empresa, todo esto generará 350 nuevos empleos en Uruguay.
-¿Qué hará la matriz brasileña de Ambev con esa sobreproducción?
-Mire, actualmente la firma importa malta desde otras procedencias, como por ejemplo Europa. La idea es sustituir esas compras por las importaciones que hará desde Uruguay.
-¿Intervino Lula en esta decisión de Ambev?
-Sí. El presidente quiere que su visión del Mercosur se manifieste en la realidad, en los hechos.
-¿Cuándo se concretará en los hechos esa decisión de Ambev?
-Bueno, yo puedo decirles que estas informaciones son de conocimiento del gobierno uruguayo y que la empresa está en contacto con las autoridades... seguramente faltan detalles operacionales.
-¿Hay preocupación porque el Estado uruguayo esté analizando la situación monopólica que se ha dado en la industria cervecera?
-Nosotros estamos enterados de la decisión del gobierno uruguayo de estudiar el caso, pero a mí no me gustaría involucrarme en el tema porque se trata de un asunto interno del Estado uruguayo. De todas maneras, entiendo que es un resorte empresarial y que no le corresponde al gobierno de Brasil hacer ningún juicio al respecto.
Las relaciones de Estado más allá de ideologías
-¿Cómo observa usted el mapa político uruguayo? ¿Cómo se ve desde Brasil la posibilidad de que la izquierda uruguaya sea gobierno en el 2005?
-Mire, yo voy a contestarle como corresponde: Brasil quiere mantener con Uruguay una relación muy estrecha, muy fluida, muy amistosa, con cualquier gobierno que sea resultado de elecciones libres y democráticas. Las relaciones entre Brasil y Uruguay obedecen a intereses de política de Estado. Acompañamos con mucho interés y con mucha atención la evolución de la política uruguaya, como seguramente ustedes acompañan la evolución de la política brasileña.
-¿Es incorrecto interpretar que, presumiblemente, la relación entre Brasil y Uruguay si bien son buenas- pueden ser más amistosas si el gobierno uruguayo fuera de izquierda?
-No quiero anticiparme a ningún hecho. No quiero hacer ningún juicio que sea pasible de algún tipo de interpretación que no sea la correcta. Repito: Brasil tiene con Uruguay una relación histórica, tradicional, que está por encima de las diferencias de carácter partidario o ideológico.
-¿Cree que el impacto que ha causado la asunción de Lula al Poder pueda ser utilizado para un lado o para el otro- en las campañas políticas que se vivirán en Argentina y Uruguay?
-Lo que puedo decirle es que el gobierno del presidente Lula, que ha sido electo por la expresiva mayoría de la población brasileña, atribuye al afianzamiento de las relaciones con Uruguay la más alta prioridad.
-Como otros países del continente, Brasil pasó a estar gobernado por partidos de izquierda. ¿Cree que estos gobiernos podrán controlar a los sectores más radicales de sus propios partidos?
-Mire, yo soy un funcionario de Estado y por tanto tengo dificultades para razonar en términos de izquierda y de derecha... yo sirvo al gobierno de mi país. A mí no me corresponde manifestarme en este sentido. Si usted quiere calificar al gobierno de Brasil como un gobierno de izquierda... está bien, es un criterio... yo prefiero verlo desde las perspectivas de políticas de Estado. De todas maneras le puedo decir que los gobiernos, en general, procuran siempre ser responsables, atendiendo a los intereses de la sociedad.
Una visión de la post-crisis
-¿Cómo cree que saldrá Uruguay de la crisis tan profunda que le ha tocado vivir los últimos dos años?
-Creo que saldrá fortalecido. Fíjese que la raíz de la palabra crisis es la misma que tiene la palabra crianza. De la crisis viene algo nuevo... es una experiencia que uno puede transformar en algo positivo.
-¿Cómo observó el comportamiento de la sociedad uruguaya ante la crisis?
-El pueblo uruguayo ha demostrado tener una gran capacidad de reacción dentro de la democracia y de las instituciones. Lo importante es que no se ha perdido la fe en la democracia. Uruguay siempre fue un ejemplo de sociedad desarrollada, cultural y educacionalmente y por eso han dado una respuesta tan madura a esta crisis. A la crisis de ustedes la veo como una gran oportunidad para transformar el país.
En Brasil, hoy en día tenemos muy poco para privatizar... si es que tenemos algo
-El gobierno de Lula ha tenido una importante respuesta política a la enmienda constitucional que permitiría dar otro funcionamiento al Banco Central. ¿Qué otras reformas estructurales podemos esperar de Brasil en el corto lapso?
-La aprobación de una reforma tributaria y de una reforma de la seguridad social. En ambos casos, estamos hablando de elementos fundamentales para el futuro del desarrollo de Brasil.
-De todas maneras no son reformas nuevas ¿no?
-Es verdad. Los gobiernos anteriores, a pesar de su voluntad política, no han logrado concretarlas.
-¿Por qué son tan fundamentales esas reformas?
-Porque Brasil ha vivido muy fuerte lo que se llama la crisis del Estado . El Estado brasileño, a comienzos de los años 90, llegó a un punto de agotamiento en el que no podía responder a las demandas sociales... había perdido la capacidad de hacer políticas públicas. -¿Por qué?
-Porque los sistemas tributario y previsional del país se habían tornado inadministrables.
-Pero dicen que hacer una reforma tributaria en Brasil es muy difícil...
-Es verdad, porque hay que conciliar los intereses del gobierno federal con los intereses de los estados y de los municipios. Pero la falta de una verdadera reforma tributaria está perjudicando a Brasil en otros aspectos. -¿Cuáles?
-Por ejemplo en la promoción de las exportaciones. Muchos tributos en mi país dificultan las ventas al exterior y hoy por hoy, Brasil necesita aumentar esas colocaciones.
-¿El gobierno de Lula ya tiene definidos los principales aspectos que tendrá esa reforma tributaria?
-No, porque el país en su conjunto la está discutiendo. El gobierno creó mecanismos de diálogos directos con la sociedad, no para reemplazar al Congreso, sino para reforzar la legitimidad de las decisiones que se van a implementar.
-¿De qué mecanismo se trata?
-Es un Consejo de Desarrollo Económico y Social cuyo cometido es dialogar con la sociedad. Discutir con la sociedad qué régimen tributario quiere.
-Dentro de estas reformas estructurales que piensa desarrollar el presidente Lula, ¿se continuará con el proceso de privatizaciones iniciado por el gobierno anterior?
-No me quisiera aventurar, pero Brasil ha avanzado mucho en el terreno de las privatizaciones. Hoy en día tenemos muy poco para privatizar, si es que tenemos. De todas maneras, hay algunas áreas que son consideradas estratégicas y que no están sometidas a ninguna discusión en torno a las privatizaciones.
-¿Hay presiones internacionales de algunos gobiernos para que Brasil abra a la explotación privada los yacimientos petrolíferos?
-Mire, el gobierno anterior ya flexibilizó el monopolio del petróleo. Hoy Petrobras es una empresa que está autorizada legalmente para hacer asociaciones con empresas extranjeras... ya se abrió al capital extranjero.
-¿Cuál ha sido el balance de esa asociación?
-Bueno, no tengo los números, pero genéricamente le digo que fue sumamente positiva. Petrobras pasó a ser una empresa más fuerte de lo que era antes, es una compañía que está tecnológicamente más avanzada, y además, es una empresa globalizada porque no solo actúa en el mercado brasileño, sino que tiene presencia en Nigeria, Libia, Oriente Medio y en Argentina.
-¿La flexibilización del monopolio del petróleo en Brasil ha sido positivo entonces?
-Sí, sin duda.
-¿Cómo define el plan hambre cero ideado por Lula?
-Como la síntesis de lo que quiere Lula para nuestro país: una nación socialmente más justa. Un país donde cada ciudadano tenga la posibilidad de realizarse, de estudiar, de crecer. Para eso tenemos que combatir dos de los grandes males que tenemos: el hambre y la miseria. Yo nunca podré olvidar las palabras que el presidente Lula pronunció cuando asumió el cargo: yo seré un presidente realizado cuando cada brasileño pueda tener cada día, la oportunidad de tomar un desayuno, de almorzar y de cenar . Esa es la prioridad. Poner en práctica un conjunto de acciones en el ámbito gubernamental y con el sector privado, para disminuir las carencias que existen en el plan de la seguridad alimentaria del país.
La guerra de Irak y la postura de los países del bloque
-El Mercosur como tal ¿no debió emitir una declaración conjunta a propósito del ataque angloamericano a Irak?
-Mire, el Mercosur emitió una declaración conjunta el pasado 5 de febrero cuando se reunieron en Montevideo los cancilleres del bloque. Allí se discutieron con mucha amplitud los distintos aspectos de la crisis. -Bueno, pero la acción bélica no se había iniciado...
-Está bien, pero la escalada del conflicto sí. En aquel momento, la declaración fue muy clara: esta crisis sólo puede resolverse a través de las Naciones Unidas, a través de la participación del Consejo de Seguridad. Los cancilleres remarcaron que era exclusivamente el Consejo el que podía autorizar el uso de la fuerza. -¿Usted cree los países del Mercosur siguen teniendo esa visión en común?
-Sí.
-Pero después que se desata el conflicto bélico, cada país -en forma individual- expresó su opinión sobre el ataque y no fueron necesariamente las mismas declaraciones ¿no?
-Bueno, la posición de Brasil siempre ha sido clara. Nosotros creemos en Naciones Unidas y creemos en el multilateralismo. Lo que importa ahora es que haya el menor número de víctimas posibles.
Encantado con el vino
No había feijoada, pero no se quejó. Habían pasado muy pocas horas de una mala experiencia alimentaria en una compañía de aviación que lo trajo desde Brasilia a Montevideo. Por eso, entre otras cosas, aceptó gustosamente la pasta. Claro, había que elegir entre muchas opciones. Al final, los Ravioli Verdi fueron los preferidos. Uno de los clásicos que vienen rellenos de espinaca, ricota y nuez, bañados en crema de albahaca. Respetuoso y apelando a su elemental diplomacia, esperó que los periodistas decidieran el acompañamiento. De todas maneras, no dejó dudas de lo que quería. Rápidamente contestó un vinito tinto cuando le preguntaron por la bebida. Eso sí, la elección de la bodega corrió por cuenta de los entrevistadores. El Tannat de Pisano lo impactó. Tanto que preguntó por qué no competía internacionalmente. Luego de aceptar las explicaciones ensayadas, prometió seguir consumiéndolo en el plano local. Con ganas no se quedó, porque las copas fueron más de una. A la hora de los dulces, como otros, aceptó la sugerencia de la casa. El helado artesanal de limón no parece tener detractores. Claro que en este caso fue bañado con una salsa de dulce de leche. Aunque la combinación no parece, a priori, ser la mejor, el embajador dijo que estaba exquisito.
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