Quinta y última nota del Grupo de Viaje de Ciencias Económicas
Por Helena Arce
En esta última nota pretendo dejarles el aporte que este viaje dejó en mi carrera profesional. Sabido es que todos los seres humanos sufrimos de lo que se llama “deformación profesional”, y eso nos lleva a mirar el mundo desde la óptica de nuestra preparación. Así como los médicos que recorren el mundo irán viendo el estado sanitario, los arquitectos se fijarán en la situación edilicia, los profesionales de la administración y la economía sin duda fijan su atención en como se manejan las empresas y las economías de los países que recorren.
Durante el viaje visitamos distintas empresas en distintos países, desde Holanda, Alemania, a Tokio, donde nos dieron conferencias y nos explicaron sus perspectivas de futuro y como se manejaban. Visitamos Universidades en distintos lugares del mundo; como también la Bolsa de Tokio, una de las de mayor actividad y más alta tecnificación, estuvimos en Wall Street observando su movimiento. Pero más importante que todo ello, fue el vivir día a día, en contacto permanente con la gente, con las empresas que visitábamos como clientes, y ser usuarios de los servicios desde el transporte, las diferentes compañías telefónicas, las oficinas de migración, los albergues a los hoteles y analizar como se administraban, como se “vendían”.
Conocido es que el mundo cambió substancialmente desde 1983 a la fecha, y que así también lo hicieron las políticas económicas y administrativas. El desarrollo de la tecnología y de las comunicaciones que se ha producido en la última década y su llegada a Uruguay, ha traído el mundo a casa, y con ello estamos hoy, como no lo estábamos en aquella época al tanto de las nuevas tendencias en todas las artes y ciencias. También ante la apertura de las importaciones a mercados no tradicionales, es difícil no encontrar en Uruguay los artículos que se ofrecen en el mundo. Sin embargo no es lo mismo leer, ver películas o recibir información por Internet que vivir la experiencia. No es igual que nos cuenten como son las cosas, a vivirlas en carne propia.
Trataré distintos puntos que detecté y que marcaron mi vida profesional:
1. Ya hablé sobre la experiencia profesional que significó, ser copropietaria de la empresa “Grupo de Viaje 1983”, pero me gustaría remarcar que esta experiencia no se adquiere en cualquier otra empresa, el ser todos titulares de las misma y empleados al mismo tiempo, obligan a exigirse y exigir a los demás la misma dedicación, honestidad e imagen. Un desacierto, la falta de dedicación, la deshonestidad de uno, incide en el resultado de todos, de los integrantes de esta empresa, y de las sucesivas empresas que se crearán con el mismo fin y en la misma órbita. El trabajo en el grupo no implica que uno pueda dejar de laborar en su trabajo habitual, por lo que uno tiene que estar muy compenetrado con el objetivo, para poder cumplir con ambos roles. Todos además en el grupo, cumplen tareas administrativas y de venta, por lo cual se adquieren experiencia en ambas. Algo muy importante es entender que para cada una de ellas debe asignarse al más apto, pues de lo contrario la función que se ha de realizar no saldrá de la mejor manera, y el más apto no siempre es quien uno más quiere, o quien más lo necesita o merece, sino quien tiene las mejores condiciones, para cumplir con ésta de la manera más eficaz y eficiente posible. Asimismo se aprende que cualquier empresa es posible si uno la encara seriamente y con dedicación. Por sobre todo en lo personal “aprehendí” la importancia del trabajo en equipo, con espíritu de cuerpo, donde todos ponen lo mejor de sí para lograr el objetivo, sin descansarse en nadie, sin reclamos laborales, donde el mismo grupo marca fuertemente a quien no trabaja lo necesario, si bien el resultado no será un mérito para nadie en especial, sino un objetivo común a cumplir.
2.En las Universidades del mundo, sobre todo del mundo desarrollado, se brinda una educación especializada. Esta tendencia, la observo también en las universidades privadas que se han abierto en Uruguay. La educación que brinda la Universidad de la República, apunta además de dar al estudiante los fundamentos propios de su carrera, a una educación general que le permita al profesional, luego, especializarse en el área de su carrera que le sea afín.
Pero por sobre todo lo que hace es abrir la mente del estudiante, enseñándole a pensar. Así el profesional uruguayo puede en un medio de pocos recursos ejercer en forma correcta y creativa, y brillar cuando los recursos son suficientes. Si bien la educación obtenida carecía de pragmatismo, lo que se ha venido subsanando en los últimos años, la práctica real únicamente se adquiere en el ejercicio de la profesión.
3. Comprendí la importancia de los servicios; de acuerdo a la calidad de los mismos, su agilidad, su honestidad, es posible la venta de cualquier producto, desde un balneario, o una máquina a un servicio de correos. En la medida que uno puede optar entre distintos proveedores irá a aquel que le brinda un mejor servicio en términos generales, entendiendo en esto la atención brindada al cliente, la calidad del producto y el precio solicitado por la venta.
4. El visitante extranjero que recorre un país, lo que quiere, es conocer ese país, sus costumbres, su música, su comida, su forma de vivir, sus artesanías, su historia, sus medios de prensa, etc. Esto hace que sea “vendible” una vista, un paraje, un edificio, un monumento, un show artístico, una feria, un sitio de reunión de los nativos del lugar, etc. Lo que es necesario agregarle al producto un buen servicio que va desde la atención, la reseña histórica, a las buenas vías de comunicación que permiten acceder a estos. No todo esto se logra únicamente con dinero, lo más necesario es ser creativos y tener organización. Pero también es cierto que con una buena infraestructura se vende mejor, por ejemplo una playa espantosa de canto rodado, si el agua está limpia y hay servicios es más vendible para determinado público. Hay que estudiar el segmento de mercado, analizarlo y preparar el producto para que este lo “compre”
5. La idiosincrasia y la cultura de cada pueblo son muy importante y marcan la diferencia, lo que es bueno para un pueblo no necesariamente es igual para otro; cada proyecto debe adaptarse a las características de la gente para que funcione. En el mundo los pueblos defienden su cultura, su idioma, sus productos, y uno al estar allí se ve inmerso en ese mundo y lo adquiere. Y en los países más desarrollados esto se da con más fuerza aún.
6. No necesariamente la pobreza ni la riqueza de un pueblo lo vuelve más deseable al turista, ello lleva, por ejemplo, a que sea altamente atractivo en Katmandú mezclarse entre la gente por su sencillez y dulzura, y no lo sea tanto hacerlo en Nueva Delhi, donde la actitud es distinta.
7. La aptitud al trabajo de un pueblo hace que en las colinas inhóspitas del Prehimalaya la gente se las ingenie para cultivar por el sistema de terrazas, y que en el rico terreno fértil de nuestro país haya kilómetros y kilómetros de campo sin cultivar, donde aún en este siglo se practica la ganadería extensiva en muchos lugares.
8. La burocracia, de la que tanto nos quejamos en nuestro país, va en sentido contrario a la prestación de servicios. Si bien no se puede terminar con esta en forma definitiva, porque son necesarios los controles que aseguren la transparencia y eficacia de los servicios prestados, se pueden lograr mecanismos intermedios que aseguren ambas cosas. Problemas burocráticos existen en todos los países del mundo, aún en los más civilizados, pero en algunos han encontrado mecanismos para que ésta sea un medio y no un fin en sí mismo.
9. La devolución de impuestos a los turistas ya operaba en aquella época en Francia y en España. En Francia el descuento lo realizaba el comerciante en el momento de la compra, en España se llenaban unos formularios, y el gobierno español giraba un cheque luego a la dirección que uno señalaba, debo decir que junto a mi llegada en setiembre, ya estaban esperándome los cheques y los cobré sin problemas, de mi compra que había realizado en el mes de julio,. Sin duda eso favorece al turista y también a los comerciantes de esos países, pues tienen un incentivo más para dar al turista. También existían los peajes, pero estos eran únicamente en las autopistas, de primera calidad, y con servicios; únicamente se asemeja a ellos el actual estado de la ruta interbalnearia.
En definitiva el viaje, a nivel profesional, logró que mi mente se abriera al mundo, me demostró que para que una empresa sea viable y de ganancias, ya sea una particular o a un país visto como tal, hay que ser creativos, estar abiertos al cambio, pero respetar mucho las tradiciones, y las características de cada pueblo. Una empresa para funcionar debe vender, y para ello debe tener por sobre todo un buen producto, o crearlo, y mostrarlo a los clientes de una forma apropiada para que estos lo adquieran, producto completo entendido como tal, no solo el bien en forma abstracta, sino todo lo que rodea a ese bien, como se lo adquiere, en que condiciones, si tiene repuestos, si es atractivo, si lo convierto en útil para quien se lo estoy ofreciendo. Hay que cambiar todo lo posible de mejorar, sin por eso que sea necesario perder nuestras tradiciones, y nuestra idiosincrasia.
También que para obtener resultados, primero hay que invertir, dinero y/o trabajo; a veces solo trabajo.
Posiblemente alguien pueda opinar que todo esto, es posible de adquirir en los libros, pero el viaje se transforma en un trabajo de campo, donde uno ve realidades, y a partir de ellas, poder racionalizar y crear sus propias ideas, “aprehendiendo” luego de haber aprendido.
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