Un hombre que hace años que vive en el exterior decide llamar a su familia como todos los meses para saludar y ver cómo andan. Su hermano atiende el teléfono.
- Hola Jorge, cómo andas?
- Bien, Miguel, qué bueno que llamaste. Y tù?
- Muy bien, gracias... y... todo bien allà? Sì, sì, todo bien.
- Alguna novedad?
- No. Se muriò el gato, nomàs.
- Ay, pero qué bestia!... cómo me lo dices asì?! Yo que querìa tanto a ese gato...hubieras hecho lo siguiente, para "suavizar" la noticia: el primer mes te llamo y me dices que el gato està en el tejado (por ejemplo). Al segundo mes me dices que se cayò del tejado y se quebrò una patita; al tercer mes me dices que lo van a operar y que los médicos dicen que hay pocas posibilidades de que sobreviva; y al cuarto mes me dices que el pobrecito murió. Pero nó asì de golpe, bestia. Entendiste?
- Sì, Miguel... Perdòname. no me di cuenta
- Y, mamà, còmo està?
- Y mama.. ahora esta en el tejado.
- Me acabo de comprar un aparato para la sordera que es una maravilla, me lo puedo meter en la oreja y nadie se da cuenta.
- Increible... ¿y cuánto te ha costado?
- Las dos y cuarto.
- Ayer tome una cena ovípara.
- ¿Será opípara?
- No, es que me costó un huevo.
El mecánico le dice al cliente:
- Bueno, el precio final ha sido un poco más alto que el presupuesto inicial... su batería necesitaba un coche nuevo.
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