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La crisis previsible |
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por Alberto Moroy
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En la mitología romana, Júpiter era el soberano de los dioses. Hijo de Saturno, a quien derrocó. Originalmente era el dios del cielo y rey del firmamento, aunque también era venerado como dios de la lluvia, el rayo y el trueno.por Alberto Moroy desde Argentina
Al igual que los romanos, Uruguay necesita hoy de la mano de Dios, la crisis energética desatada en Argentina referente al gas y la electricidad nos pega duro. Quedarse sin el 20% de la energía eléctrica es grave, pero más grave sería no contar con gas si hubiésemos trasformado toda nuestra matriz energética: hoy medio Uruguay estaría parado.
Ya hemos visto como el Estado no es garante de nada, los ahorristas lo saben. En los últimos años las relaciones entre los Estados sólo se sujetan con el “equilibrio de la conveniencia”. Pensar que el corte de energía eléctrica nos da derecho a reclamar es correcto, ahora, que de ahí no salgamos perjudicados es bastante más difícil.
Todos sabemos lo que significó la crisis económica en Argentina. A Uruguay le costó sangre sudor y lágrimas. Hoy la escena se repite, la historia nos dice que lo que pudo haber sido no fue, lo sucedido era previsible, estábamos caminando en la cornisa y nos caímos, ahora la caza de brujas no excusa a nadie.
Si por conveniencia comercial o por falta de recursos era necesario comprar energía en Argentina, tendríamos que haber tenido un plan de contingencia, habida cuenta de que lo sucedido se veía venir hace más de un año. Sabíamos que la demanda de GNC crecía en forma desmesurada en Argentina, sabíamos que el gas tenía precio político, bastante más barato que el valor internacional. También debíamos haber sabido que el último gasoducto desde Neuquén ( zona gasífera ) hacia Buenos Aires fue construido en el año 1988.
Con estos ingredientes, quedarse sin electricidad era posible, lo que no es posible es que no tengamos un plan “B” y que hayamos ignorado todas las señales que el mercado nos daba. Lamentablemente las consecuencias de vivir “desenchufados” nos harán pagar al contado todo el ahorro que obtuvimos haciéndonos los distraídos.
Buscar la integración energética con el MERCOSUR es una buena idea, sólo que a nosotros no nos sobra nada para aportar en momentos de crisis y a la vista está que los favores hay que pagarlos, no es posible que sigamos perdiendo espacios geopolíticos y que luego nos quejemos de las intromisiones políticas.
La variabilidad hidrológica a la que está sujeto Uruguay, hace inevitable reducir el consumo en años muy secos. En un año húmedo casi el 100% de la demanda puede ser abastecida por centrales hidráulicas, mientras que en un año seco, la proporción cae al 70%. Producir esta diferencia con energía térmica obligaría a renovar el parque generador y así todo el costo de producción sería importante.
El 20% de nuestra demanda es para iluminación, promocionar la baja de consumo mediante la reducción de impuestos a las lámparas de bajo consumo e inclusive la reducción del IVA en las mismas sería una buena idea. Evitar las pérdidas de energía por líneas obsoletas ( 20%) también seria una buena idea. Promocionar la eficiencia térmica con beneficios en los créditos hipotecarios en viviendas y edificios podría ser posible, sólo que no sabemos si en tiempos normales, al Estado le sirve facturar menos.