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La Intendencia de Montevideo
por Helena Arce
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Hoy escuché al responsable de la encuesta CIFRA, Politólogo Luís Eduardo González, brindando información sobre la Encuesta realizada en Montevideo. Se refirió a la sustancial baja de aprobación que sustenta hoy la gestión de la Intendencia capitalina, mostrándose extrañado pues la misma encuesta sigue mostrando la buena opinión que sobre el titular de la Intendencia mantiene la población. Según sus palabras, estaría demostrando que la gente piensa que la culpa de la mala gestión, no es culpa del Intendente.
No soy politóloga, por cierto, pero adolezco de sentido común, y creo que a la población de Montevideo le ocurre lo mismo que a mí. Sigo opinando que Erhlich es una excelente persona, sin embargo su gestión es un desastre. Cuando una gestión es espantosa, no hay duda que el principal responsable de que ello ocurra, es su cabeza.
Es cierto, según datos que han tomado estado público, y otros que posiblemente no lo hayan hecho, el estado en que se encontraba el Municipio de Montevideo es desastroso. Por lo menos no hay duda respecto al punto de desquicio que ha llegado la capital de nuestro país.
Las calles y veredas destrozadas, con servicios ni eficientes, ni eficaces, ni existentes en realidad.
No menos cierto, resulta el hecho de que el gremio no ayuda en absoluto con reclamos leoninos. Pero también debemos reconocer que el gremio está reclamando lo que según el convenio que les firmó el Intendente Arana, tenía derecho a cobrar.
Más allá del lamentable estado de abandono en que se encuentra la ciudad, de la salvaje voracidad fiscal que se remonta a varios años, la misma que hace que los contribuyentes en vez de pagar sus impuestos tranquilamente, huyan como pueden de los mismos, no se ha apreciado el más mínimo golpe de timón, una mano firme dispuesta a cambiar radicalmente la situación.
Podemos decir sin temor a equivocarnos, que lo único favorable, fue el vano intento de luchar contra los carritos.
El Intendente Erhlich ha aparecido hasta ahora como un intendente prácticamente ausente, no se si tan viajero como el anterior, quien no escatimó en usar el dinero de los contribuyentes en recorrer el mundo a lo largo y a lo ancho, pero sin duda no ha sido una autoridad presente. Eso se suma a la inercia permanente que se sigue apreciando en los servicios, m que deberían estarse prestando en la ciudad.
A ello tal vez, deba sumarse el hecho que la eterna excusa que se daba a la población desde la Intendencia sobre los motivos por los cuales los asuntos andaban mal, la falta de apoyo del Gobierno Central, ha caído. Hoy ya no es creíble esa excusa.
Por ello es probable que a los montevideanos se les esté cayendo la venda. La Intendencia Municipal de Montevideo es y viene siendo hace años un desastre, no brinda el más mínimo servicio de ningún tipo, no cumple la más mínima de las funciones que es menester un municipio brinde.
Hace años cuando visitaba Montevideo y me quejaba del lamentable estado de las calles y veredas, un querido amigo frenteamplista de corazón, me explicaba que se había dado prioridad a las calles de las periferias. Este último año he tenido la oportunidad de recorrer las periferias de Montevideo, y no existen obras en ningún lugar.
Todos hemos pensado en algún momento que el negocio del momento, tal vez sea tener una empresa de balizas, al recorrer la ciudad y ver la abundancia de ellas circundando los innumerables pozos que nos asolan.
Por ello, yo le contesto al Pol. González, si bien no fui encuestada, mi opinión personal respecto al actual intendente montevideano, le diría que me parece, pues no lo conozco personalmente, una excelente persona, da toda la impresión de serlo. Sin embargo la gestión municipal da dolor, por no decir vergüenza, los impuestos más caros de todo el país, y al mismo tiempo la ciudad más abandonada, y la que da menos servicios a la población. Hace años que se ve esta situación, en la actualidad se mantiene invariable. Lamento decir que esta es la lectura más coherente del resultado de la encuesta. Y si la reprobación no es mayor, es porque aun quedan muchos ilusionados que se resisten a reconocer la realidad.
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