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Año V Nro. 286 - Uruguay,  16 de mayo del 2008   
 

 
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2012

 
Raúl Seoaneº

Animales sueltos
por Luis Tappa

 
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         No hace muchos días tocaba el tema de los accidentes de tránsito, señalizaciones etc., en fin, todos, o casi todos los problemas que se presentan a diario en calles, rutas y caminos de nuestro país.

         Por supuesto que fueron varios los temas que pasé por alto, entre ellos el que voy a tratar hoy.

         Los animales sueltos en las rutas, esto es algo demasiado común y peligroso como para ignorar el problema, sin embargo, no se le da toda la trascendencia que el asunto merece.

         Hace bien poco murieron el chofer y el guarda de una conocida empresa de transporte interdepartamental de pasajeros al atropellar un vacuno que se encontraba en la ruta.

         Yo pienso que estas cosas no pueden suceder, aquí hay una muy elevada cuota, por no decir absoluta, de responsabilidad por parte de los dueños de estos animales sueltos.

         ¿Qué se aduce en estos casos? Es muy sencillo –“El animal se escapó” - Y con este gastado argumento pretenden evadir toda responsabilidad.

         ¡No, no es tan sencillo! debemos coincidir que, distracción mediante, un animal se pueda escapar, o soltarse, pero no es común y no puede estar sucediendo permanentemente, porque entonces deberé pensar que los propietarios de esos animales viven permanentemente distraídos, ya que es imposible contabilizar la cantidad de vacunos y caballos sueltos en las carreteras, y todos tienen dueño.

         Una vaca o un caballo no saltan alambrados, ni vuelan, ni abren porteras, ni desatan nudos de cuerdas con las que a veces los atan, sencillamente es desidia e irresponsabilidad de los dueños de los animales que, luego de producido un accidente pretenden arreglar el asunto con el tan consabido cuento de que “Se escapó”

         A la irresponsabilidad de los dueños de estos animales debemos agregar la irresponsabilidad de los conductores que transitan a elevadas velocidades, y no me refiero al conductor del ómnibus que tuvo la mala suerte de toparse con 500 kilos de carne y huesos en la carretera, generalmente los conductores de coches de pasajeros son gente muy profesional y responsable, de otra manera sería imposible conducir esos hermosos y cómodos monstruos que hoy circulan por nuestras rutas.

         La gran mayoría de estos conductores, podrán observar, son gente mayor, con muchos años de oficio, que es lo que les da la serenidad y responsabilidad para transportarnos y viajar con tranquilidad.

         Tengo la mala costumbre de no llevar mi cámara de fotos cuando salgo, pero ayer nomás, en oportunidad de que viajaba al Chuy, al llegar a la ruta 9 me encontré con tres hermosas vaquitas que caminaban tranquilamente por el medio de la carretera, seguí mi camino, y poco más adelante me crucé con un BMW que, a ojos de buen cubero, no bajaba de 150 kilómetros por hora… y me quedé pensando, -“Un par de Kmts. adelante se va a topar con las vacas”– Es así como decidí pasar por la Comisaría y avisar del peligro que existía en el lugar para que retiraran los animales.

         Tampoco a las autoridades se les puede achacar la culpa de estas cosas, los reglamentos existen, no está permitido dejar animales sueltos en rutas y caminos, pero los reglamentos están justamente para eso, para no cumplirlos, o cumplirlos a medias.

         Tenemos buenas rutas, bien pavimentadas, por lo menos las principales, pero que no son aptas para desarrollar altas velocidades, ¿Y por qué razón no lo son? Sencillamente porque vivimos en un pequeño país y estas rutas atraviesan infinidad de localidades, muy cercanas unas de otras; también existen muchísimos cruces de rutas y entradas a campos y estancias. Mucha gente vive a la vera de las carreteras, y si a esto le agregamos el intenso tráfico que circula por las mismas, más cientos de animales sobre la ruta o en sus banquinas, nos encontramos entonces con un panorama que hace temerario y muy peligroso circular a alta velocidad.

         Sin embargo no se aprende, vivimos la época del apuro y de tremendos adelantos tecnológicos, velocidad en las comunicaciones, velocidad en el trabajo, velocidad para trasladarnos, velocidad para todo, y aunque parezca de Perogrullo, tantos adelantos nos lleva a una peor calidad de vida, donde la ansiedad predomina sobre el sentido común, porque todo lo queremos… ¡Ya!

         Salimos de vacaciones y queremos llegar ya, sin darnos cuenta que el viaje también es parte de las vacaciones y deberíamos disfrutarlo.

         Luego están, y esto ya lo he dicho pero nunca está demás repetirlo, los que quieren demostrar que tienen “Máquina”, o se las dan de pilotos, pero en realidad a mi no me demuestran nada, solo veo que me pasa volando un montón de chapa y hierros que no sé quien lo maneja ni a quién pertenece, y que a al perderlo de vista ya ni me acuerdo más que me pasó o existe.

         Si bien he criticado la mala señalización en muchos lugares, y a las autoridades por no hacer cumplir reglamentos, debemos ser consientes de que muchas cosas, por más voluntad que pongan, se les escapa de las manos y se les hace imposible poder controlar todo; se necesita de la comprensión y la colaboración de transeúntes y conductores; se necesita que estos tengan la capacidad de comprender de una vez y por todas que nuestra vida y la de otros dependen de nuestra conducta al circular y, que la imprudencia, tarde o temprano cobra peaje.

         Un buen conductor es el que maneja con prudencia, que respeta y entiende que las carreteras son de todos y todos tienen los mismos derechos. Otros necesitan del alcohol para poder conducir y sentirse una “fiera al volante”

         A los dueños de esos animales que pululan a la vera de los caminos, solo me resta decirles que tomen conciencia de las tragedias que pueden ocasionar.

         Lo del título, hay muchos “Animales Sueltos” sueltos en las carreteras, algunos de dos patas.

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