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Comida o Agro Combustibles
por Pedro A. Lemos
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En el Mundo circulan 800 millones de vehículos y un número similar, 850 millones de personas no tienen diariamente una ración de comida.
Todos los días al tender la mesa global, se debe agregar 200.000 platos y cubiertos, creciendo además este número en muchos países, sobretodo en el continente asiático, donde la economía crece a pasos agigantados, incorporando más individuos con poder adquisitivo para saciar su apetito, no sólo el estomacal, sino también el del consumo general, vestimenta, confort, educación, etc.
Uno de los ejemplos más contundente es China Comunista, siguiéndole más rezagado la India, países que concentran miles de millones de personas.
Países que comienzan a tener déficit de producción de alimentos y que año a año, aumentarán la demanda de commodities en los mercados mundiales.
Esta es una de las tantas razones, por la cuales los 800 millones de vehículos no pueden detener la marcha, deben de circular para saciar el hambre de más de 6.000 millones de personas, que pueden comer todos los días. Por más que los vehículos consuman 6 veces más que la demanda por alimentos de 850 millones de personas insatisfechas.
Al decir de ‘’ Stan Cox’’, ¡¡Conducir 800 millas o alimentar a una persona por año.¡¡
Donde analiza diferentes argumentos, manejados mundialmente por el aumento en los precios, que golpean inflacionariamente a las economías de todos los países.
Sumando además el constante aumento del petróleo a nivel mundial, que tampoco cederá en su valor del barril empujado por mayor demanda y baja en las reservas. Así como crecen los habitantes del planeta día a día, crecen los nuevos motores que arrancan.
Muchos han puesto el grito en el cielo, ‘’la utilización de aceites provenientes de granos oleaginosos para combustible, hambreará al planeta’’. Este grito innecesario, (850 millones de personas no comen diariamente) teniendo en cuenta la realidad actual, debería ser la preocupación mundial de: ¿que hacen cada uno de los gobiernos, para reducir esta brecha?
Cada uno de los gobiernos en Africa, Asia y nuestra propia América Latina.
O en el propio Uruguay, para no ir más lejos.
Donde somos a nivel País productores de granos y exportadores de commodities, pero también, carentes de energía petrolífera y semi abastecidos de energía eléctrica, con altos picos de deficiencia.
Resumiendo que la dependencia energética es casi total. Dependemos de las lluvias o de la interconexión para tener energía eléctrica. Se importa petróleo venezolano, que ha producido innumerables problemas en los motores diesel. Una parte es ‘’fiado’’, por ello parece que es bueno, aunque en el fondo es muy caro.
En Uruguay se comenzó a realizar estudios de energía nuclear, para después concensuarlo con los diferentes actores. Exigirá un largo debate y la conclusión es que se seguirá dejando indefenso energéticamente a todos, librados al azar y la buena voluntad de Dios.
No obstante la preocupación del Ministerio en materia energética, pareciera haber agarrado el toro por las astas, según se desprende de una entrevista del semanario ‘’Conexión Tecnológica’’ al Sr. Ing. Ramón Méndez Galain (Nuevo director de Energía del Ministerio de Industria, Energía y Minería). Este expresa en una entrevista realizada, los avances de las energías renovables en Uruguay.
Concluyendo en los próximos días, con la Regulación de la Ley de Agro Combustibles, promovida en el año 2002 por el Poder Ejecutivo y que tuviera sanción parlamentaria a fines del 2007. Donde se establece la Normativa para la Industria específica de los transesterificados de aceites vegetales y del metanol. Prácticamente a 6 años del punta pie inicial del Ejecutivo.
Las posibilidades del Biodiesel B100 en Uruguay, con los actuales precios de las oleaginosas no ofrecen rentabilidad a una nueva industria.
Mucho menos sería de esperar, que el actual gobierno desaire el grito de hambruna, destinando aceites comestibles a los procesos de transesterificado, para obtener biodiesel B100 y utilizarlo como aditivo en el Gasoil que expende ANCAP.
Como hecho menos comprensible, es la expectativa de un B5, a la que se refiere el Sr. Ing. Méndez Galin, esto implicaría una Industria de 45 millones de litros de B100 para Uruguay (900.000 millones de metros cúbicos destila y expende ANCAP), que si se obtiene de aceites de soja, se deberá extrusar unas 450.000 toneladas. Algo menos si se somete a destilación con Hexano.
Salvo que exista una idea de nacionalización de granos con destino a la obtención de aceites, se estaría navegando a una aventura que desde ningún punto de vista, nos llevaría a buen puerto.
Mucho menos pensar en el Girasol, que hoy los mercados le han impuesto altos valores al grano y por ende al aceite. A lo que se deberá sumar la ‘’fungosis’’, enfermedad que hizo retirar de la agenda productiva en ciertas zonas. Cayendo a 50.000 Há las siembras, cuando en el 2002 – 2003, se sembraban 140.000 Há.
Las alternativas de biodiesel B100 son factibles, pero no circulan por los carriles tradicionales. Exigen una fuerte inversión, realidad que Uruguay no ha priorizado, ni prioriza con la Ley de Agro Combustibles.
Los agricultores son concientes de los valores cíclicos de los granos y pelean constantemente con la tendencia alcista del gasoil, más los costos internos y la propia depreciación del dólar. Quienes tienen posibilidades de acompañar su trabajo con fuerte inversión en tecnología van subsistiendo, diversificando en cultivos, sin poner todos los huevos en una canasta. Los que no, han perdido sus campos. Sacrificio que se acentúa por crisis vecinas, donde los capitales procuran tierras fértiles, aunque pobres en valores Coneat; seguras.
También la agricultura diversifica en cultivos o praderas, necesarios por la erosión que le causan los propios cultivos intensivos. Cuando los rendimientos y los precios, proyectan rentabilidad, avanza un cultivo, cuando se teme un impacto negativo, avanzan otros o se le da distintos destinos a la tierra.
Nada podemos hacer por la hambruna de cierta parte de la humanidad, ya que los responsables directos no son los valores, o la escasez, o el incremento constante de la población, o el propio petróleo, en la mayoría, son los propios Gobiernos, que van desaprovechando oportunidades y perdiendo el tiempo.
Uruguay debe concertar una Estrategia Energética y tomar desiciones conjuntas con los diversos actores, para impulsar una decidida acción y a su vez propulsar políticas de desarrollo energético privado.
Los estudios técnicos siempre son necesarios, pero hay mini rubros dentro de agro energías, que sólo necesitan reglas claras y apoyo económico para su desarrollo.
Un fondo de Inversión para apoyo al desarrollo privado de nuevas alternativas.
El BROU ha exhibido utilidades en los últimos años, que bien podrían destinarse en un mínimo porcentaje para incentivar proyectos agroenergéticos, pero ha perdido su ‘’Misión’’ de Banco de Desarrollo.
Y sobretodo, simplificar la burocracia, amplificar el criterio para discernir lo viable de lo inviable, dejando que los privados puedan desarrollar posibilidades, como el parque energético de Rocha, realizado por capitales argentinos.
La oportunidad existe, pero ésta es acotada en el tiempo y sobretodo se debe de entender que la inversión es un negocio, que se establece cuando ofrece rentabilidad y garantías.
Los emprendimientos pequeños, que los habría y muchos en energías renovables, exigen señales claras, porque ninguno tiene la cintura de los grandes como Botnia o Ence.
El Estado debe de intervenir en regulaciones, apoyos y controles, pero no más allá. El Estado fue, es y será siempre un mal empresario, un pésimo productor y deficiente administrador, cuando se dedica a la actividad agrícola o industrial.
Los Presupuestos crecen en cientos de millones de dólares para mantener un Estado cada día más burocrático y no se generan fondos, al propio servicio elemental de un Estado, que es la energía.
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