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Historias, ricas historias de nuestras vidas, de nuestros Pueblos y Ciudades
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Combate de San Salvador
El documento es tomado de "Glorias Uruguayas", Colección de los más importantes acontecimientos que contiene la República Oriental del Uruguay (Montevideo, Imp. F. Ibarra S/F) de Carlos Máximo Maeso (1855/1912). Colaboración de Carlos Ubillos.
Desembarcados los Treinta y Tres en la Agraciada el 19 de abril de 1825 a las once de la noche, y no encontrando los caballos con que debía esperarlos el patriota D. Tomás Gómez, el General Lavalleja envió a su hermano D. Manuel y al vaqueano Cheveste a la estancia de aquel.
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Circunstancias imprevistas y la persecución que se le hacía como sospechoso habían obligado a Gómez a refugiarse en los bosques inmediatos, no pudiendo por esa causa concurrir al punto de la cita en donde días antes había estado aprontando los caballos.
Al día siguiente, a las diez de la mañana, regresaron los comisionados con Gómez y los caballos pedidos, poniéndose en marcha la columna por dentro de los bosques que orillan el Uruguay hasta encontrar la barra del arroyo San Salvador.
En este camino se agregaron a los Treinta y Tres como unos cuarenta montaraces continuando la marcha toda la noche por la costa de aquel arroyo con dirección al pueblo de San Salvador.
El General Lavalleja recibió noticias de que allí había una fuerza, como de 80 hombres, al mando de D. Julián Laguna, destinada a vigilar el Uruguay, pues se tenía conocimiento de los planes de los orientales, pero así mismo continuó aquel jefe su penosa marcha.
El 21 de abril los Treinta y Tres amanecieron a una legua del pueblo San Salvador sin ser sentidos, pues la oficialidad de Laguna habiendo asistido a un baile la noche anterior estaba descansando, y cuando avanzaron hasta media legua recién salió un oficial conocido por el "Tonelero" a reconocer la fuerza que se acercaba.
Como el río Uruguay estaba muy vigilado por los buques brasileros y nadie podía figurarse que un puñado de patriotas emprendieran una empresa tan colosal, las tropas de la dominación no pensaban en tal invasión y se entregaban confiadas a las diversiones, como sucedía con la oficialidad de Laguna.
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El "Tonelero" avanzó hasta media cuadra de distancia de los Treinta y Tres para reconocer la fuerza que se acercaba y hubiera caído prisionero si el vaqueano de Lavalleja no hubiera errado el paso de un arroyito pantanoso que se interponía entre ellos.
En cuanto distinguió la bandera tricolor flameando entre aquel grupo huyó a escape dando noticia a Laguna de lo que ocurría.
Este y toda su tropa hubieran sido aprisionados si el arroyito que mencionamos no hubiera impedido el paso para cargar inmediatamente tras el "Tonelero" y llegar con él a San Salvador. Hubo necesidad de bajar ese arroyo como media legua y en este tiempo el enemigo pudo prepararse perfectamente y salir al encuentro de los bravos orientales formando en una altura como a una legua del pueblo.
En esta posición el General Lavalleja comisionó a un vecino para que solicitara de Laguna una entrevista con él en campo neutral.
Laguna accedió al pedido y vino al encuentro de Lavalleja.
En esa entrevista el Jefe de los Treinta y Tres trató de que Laguna se plegara a la causa santa de la libertad de su patria, contribuyendo con su brazo y su influencia al triunfo de la noble idea que les había traído al suelo natal.
Laguna no se manifestó dispuesto a separarse de la dominación extranjera y viendo Lavalleja que todo era inútil se retiró, declarándole que inmediatamente iba a cargar.
Vuelto al seno de los suyos el General libertador ordenó la carga y los orientales que ansiaban el momento de medir sus fuerzas con los extranjeros usurpadores de su país, se lanzaron en medio del mayor entusiasmo sobre el enemigo.
El combate fue corto: los brasileros fueron completamente derrotados, uno quedó muerto en el campo de la acción, siete se pasaron a las filas de los patriotas, cayendo prisionero un oficial Valverde y los demás huyeron unos hacia Mercedes, otros a Soriano, etc., etc.
La pequeña legión libertadora los persiguió hasta siete leguas del lugar del encuentro.
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Plaza Constitución - Dolores
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Sobre el oficial Valverde que cayó prisionero en esa acción uno de los Treinta y Tres, el Sr. Spikerman, cuenta una anécdota digna de reproducirse:
La noche del desembarco de los Treinta y Tres estaban todos los oficiales de jarana alrededor del fogón y habiéndole comunicado al General Lavalleja que uno de sus compañeros el cadete D. Andrés Spiderman cantaba una décima que había sido compuesta en Montevideo contra su persona, tanto le pidió aquel Jefe, que Spikerman no tuvo más remedio que cantarla.
Una vez concluida la décima preguntó quién era el autor, y al decirle que un español llamado Valverde y que era tieniente de "Los Dragones de la Provincia", el General Lavalleja exclamó en tono de broma
- Ese va a ser el primer prisionero que hemos de tomar.
Efectivamente el Valverde capturado en el primer encuentro de los patriotas era el mismo autor de la décima.
El mismo día de la acción del Salvador los Treinta y Tres, entusiasmados con su triunfo, siguieron marcha con dirección a Mercedes (1) incorporándoseles un contingente de treinta paisanos entre los cuales venía un postillón trayendo prisionero al oficial el "Tonelero" del que hemos hablado y el cual fue capturado cuando iba a Montevideo a comunicar el pasaje de los Treinta y Tres y el resultado del primer encuentro.
El pequeño combate de San Salvador fue la primera acción que los Treinta y Tres libraron al pisar el suelo de su patria y el primer triunfo conseguido, al cual habían de seguir bien pronto: Sarandi, Rincón de las Gallinas e Ituzaingó hasta conseguir la Independencia Nacional.
(1) Estudios posteriores y documentos de Lavalleja, demuestran que los patriotas no llegaron a Mercedes.
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