CONCLUSIONES
Montevideo, junio de 2004.-
Sr. Director:
He estado reflexionando en este tiempo sobre el virulento ataque que han recibido algunas de mis colaboraciones con ese periódico, por parte de unos lectores que, lejos de enzarzarse en una bienvenida y proficua polémica acerca del contenido de mis afirmaciones, se han limitado a indignarse por el hecho de que ellas vienen firmadas con iniciales y no con datos plenamente identificatorios. Eso configuraría una especie de "cobardía periodística" y descalificaría por sí las notas, sin interesar su mérito conceptual. Bueno, me dije, si vamos al caso, nada me dice que los nombres y apellidos de dichos escribidores sean los verdaderos y exactos, y aunque así lo fueran, nada me dicen sobre su auténtica personalidad.
Por otra parte, piensen los lectores que yo podría haber firmado mis notas poniendo "Tabaré R. Sanguinetti", o "Julio M. Vázquez" o "Florentino Martínez" (que como se recordará era el propietario y animador de la peluquería "A la Brocha Oriental" que inventara Wimpy para sus inefables programas radiales). Y entonces los lectores tendrían que haberse quedado satisfechos y podrían haber pensado en discutir un poco los argumentos y razones de los artículos, ¿no? Porque en definitiva: ¿qué importa?
Pero finalmente he llegado a una conclusión que pongo en manos de Vds., lectores desapasionados, y que explica la actitud tan agresiva y violenta. Como es obvio que los contestadores son partidarios del F.A. o al menos coinciden en algunas de sus principales líneas filosóficas, ello explica sencillamente su actitud. Habituados como están a aceptar los dogmas que les llegan desde lo alto sin más análisis, estas personas aceptan sencillamente el contenido de cualquier escrito si proviene de sus dirigentes, y lo rechazan si no es así. Ello a su vez resulta de la estructura de pensamiento de los adeptos o influidos por las doctrinas de origen marxista. El marxismo y especialmente el marxismo-leninismo tuvo la gran habilidad de dotar a sus posiciones de un lote de respuestas tipo "recetas" para todos los problemas, desconociendo variables, sutilezas y sobre todo construcciones personales. Por lo tanto, el partidario tenía escasa o ninguna dificultad al encarar los problemas de su medio, y le bastaba sintonizar la respuesta adecuada de ese fárrago de recetas. Como un ama de casa que debe resolver qué comida aderezará esta noche. De modo que lo que necesita el moderno frenteamplista es saber primero quien ha escrito una cosa (y no qué dice) para estar o no de acuerdo con ella. De lo contrario corre el riesgo de aplaudir una opinión adversa o rechazar una concordante.
A pesar de ello, me animo a formularle a esos interlocutores alguna pregunta, a fin de determinar si son capaces de meditar por sí mismos o si necesitan la respuesta perfectamente identificada de algún capitoste propio. Aquí va:
Dadas las siguientes premisas:
a) la base ideológica del F.A. es la del cambio a fondo de las estructuras sociales y económicas.
b) el principal candidato frentista anunció que a su advenimiento se removerían hasta las raíces de los árboles.
c) los sectores "radicales" que también integran el F.A. presentaron en su congreso una plataforma conteniendo: derogación de las AFAP, no pago de la deuda externa, ruptura con el FMI, eliminación de las fuerzas armadas, anulación de la ley de caducidad y extradición inmediata de los represores, aumento de $ 2.000,00 para sueldos y pasividades, estatización del comercio exterior, nacionalización de la banca, derecho a manifestar mediante actos de protesta y escrache, etc. etc. (sic).
d) en la campaña electoral presente, el Sr. Vázquez ha anunciado que: 1) cumplirá todas las obligaciones con el FMI y demás componentes de la deuda externa; 2) más concretamente, no cambiará lo sustancial de la política económica; 3) no tocará las AFAP ni el régimen del BPS; 4) no hará salariazos ni suprimirá el impuesto a los sueldos.
¿Cuál puede ser la conclusión?
O preguntado de otro modo:
¿Para qué diablos lo quieren votar?
Afectuosamente:
O.A.
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