El que se fue a Sevilla (1)
Escribir a la distancia tiene ventajas y desventajas. Las primeras son la buena perspectiva que da un camino recién recorrido, condimentado con memoria y sanas intenciones. Las desventajas tienen que ver con problemas de comunicación, con la posibilidad de no explicarte bien, mirándote a los ojos. Por eso, querido compañero quiero que a mis palabras , como a las de todos los que no estamos en el país las pongas entre comillas y las tomes como de quien vienen.
Algunos escritores tenemos un gran problema , hasta que no vemos impreso lo que pensamos no podemos asegurar lo que sentimos, además de este motivo egoista me impulsa la convicción de que es necesario compartir estas experiencias de la forma más sincera, para dialogar con el que se queda, para informar al que se va.
La mediocridad puede querer hundir cualquier buen intención, por eso quiero decirte que esto no es ni un elogio del exilio, ni una apología patriótica, en absoluto. En cada línea vas a encontrar muchos sentimientos contradictorios, espero que esto también te sirva para llegar a varias conclusiones. Se habla mucho sobre “irse o no irse”, mucho y mal. Se generaliza, se miente( o se dan verdades parciales que es lo mismo), se especula con los sentimientos, se juega con las necesidades, se olvidan los objetivos.
Me parece que sería perder el tiempo contarte mis motivos para estar acá. Hubo muchos, eso es cierto. Lo que más recuerdo es que una vez que se me instaló la convicción de mi partida nada me detuvo hasta efectuarla, por eso respeto mucho a los que tiene esa sensación de “no aguantar más”. Pero es clave que sepamos que no es cierto que nuestro país “no da para más”, no es cierto bajo ningún concepto. Por eso insisto en que no es mi intención desanimar al que se viene, ni animar al que se queda.
Siempre escuché decir que hay dos tipos de idiotas: los que dan consejos y los que lo reciben, por eso no quiero dar forma de consejo a esta frase: hay que tener claro el motivo por el que uno se va, y lo que se viene a buscar, muy claro hay que tenerlo. Esto que parece tan obvio lo empecé a pensar a los meses de estar acá. Me crucé con un compatriota en el consulado de Uruguay (que gestiona un tal Pou que es sevillano y no tiene ni idea de nuestro país), y me dijo :” Vendí mis dos coches y acá me compré flor de auto y voy al super y lleno dos carros”...me hizo pensar si yo había cometido la misma gilada. ¿De eso se trata?... ¿de poder consumir más?. Un amigo marroquí me contó como escapó de la miseria colgando abajo de un camión. Quince horas de estar agarrado con alma a vida con el eje girando cerca de tu cabeza, muchos se duermen y no llegan nunca , otros se suben a unos barquitos(pateras) para cruzar el estrecho de Gibraltar, las mafias que los cruzan muchas veces los hacen saltar antes de llegar a la orilla (sepan nadar o no). Otros muchos naufragan , sus cuerpos llegan a las playas de Tarifa, sus almas no.
Una familia argentina que viajó atrás mío en el avión se quejó todo el vuelo de que el aire acondicionado estaba muy alto, la comida no era variada y la película ya la habían visto.
Mi amigo marroquí, está muy contento, trabaja en la recolección de frutos, gana lo que nunca en su vida. Su principal preocupación es conseguir pronto los papeles (ya lo deportaron dos veces y preferiría no repetir la experiencia del camión). La familia argentina , vecina nuestra , está muy triste, hace un año que residen acá, todavía no tiene ni auto ni tevé por cable.
¿Qué es lo que uno viene a buscar?...hay que tenerlo claro, sobre todo porque podemos encontrarlo antes de lo previsto, o quizás no lo hagamos nunca.
Si buscamos tener cosas para ser felices, seguramente suceda que encontremos cosas...la felicidad no necesariamente está tan lejos. Ojalá, cuando viajáramos, la aduana nos retuviera nuestras miserias, nuestras limitaciones, pero estas vienen con nosotros. En general quien hablaba más de lo que hacía allá, repite esa moda acá. Somos los mismos, nada es tan distinto. Esta es una sociedad que está pasando un momento más prospero, pero no es más justa. No está mejor repartida la riqueza, ni se da el verdadero valor al trabajo. No es un modelo tan distinto de sociedad.
Un guerrillero vencido comentó un día que fue clave en su derrota no considerar que ni todos los enemigos eran malos ni todos sus compañeros eran buenos. Lo mismo nos pasa a nosotros. Cuando mis amigos me preguntan si acá hay discriminación lo primero que pienso es :¿En Uruguay no?... ¿seguro?...había que hacerles esa pregunta a los homosexuales, a los negros, o para estar más en tema a los extranjeros...recuerdo dos cosas claves : un chileno en mi facultad me contó lo discriminado que se sentía (podía ser una impresión subjetiva). Un compañero de Universidad dijo un día que antes de poner matrícula no había que dejar que entraran chilenos (ni una cosa ni otra le respondieron varios). Acá hay discriminación: si y no. Igual que allá. A muchos les encanta el intercambio, otros lo ven como la excusa perfecta para todos los males: aumenta la delincuencia(por la inmigración), el SIDA( los inmigrantes), la prostitución, la droga, la falta de empleo,etc.. También hay quienes piensan. Igual que allá.
Continuará.
Joaquín Doldán
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