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Año II - Nº 64 - Uruguay, 06 de febrero del 2004

Camino de los indios
Charla sobre la nueva Ley de Extranjería
Mercosur, Alca y la inserción de Uruguay en el mundo comercial actual
Como dijimos, ni tanto, no tan poco, pero...
Europa se movilizó apoyando a los inmigrantes
No todo es como lo pintan
Pa'l que se vá
Conchillas: El Centenario
Artigas en la literatura uruguaya
Venga al Uruguay, el país descubierto
Sucedió en España
Hurgando en la Web
Lolas al viento en U.S.A.
Manual del Neo-Dictador
¿Dónde está el candidato?
Ojos Uruguayos en Brasil
España: Comunicado de la CTIU
Rincón de Sentimientos
El Interior también existe
Olvidémonos de las Pálidas
El Marinero
Correo de Lectores
Humor Uruguayo

 

 

¿Dónde está el candidato?

 

Sin una alternativa económica clara que solucione los problemas de la gente, gran parte de los uruguayos expresará su malestar mediante el "voto bronca" en las próximas elecciones, generando espacios de neto corte populista como en Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia y Venezuela. Por Alberto Moroy desde Argentina

Los riesgos de estas fórmulas están latentes en la medida que los partidos tradicionales no sepan canalizar las demandas de la sociedad.

Nueve meses es poco tiempo para revertir la mala imagen que tiene la mayoría de los ciudadanos sobre la actuación de nuestros dirigentes. La crisis, los bolsillos vacíos y sobre todo un futuro incierto, ubican al ciudadano común en las antípodas de quienes los considera responsables de haberlos traído hasta acá.

La polarización generada entre la derecha y la izquierda vernácula, sumada a la historia de los últimos años, hace que todo el desgaste político lo deban asumir los partidos tradicionales. Sin embargo estos siguen con la misma rutina:
los que gobiernan, buscando chivos expiatorios por todos lados para justificar lo injustificable. A su derecha la oposición se dedica a sus internas como si la solución pasase por ahí. En la otra punta de este aquelarre político, el silencio y el ataque a los fantasmas son moneda corriente.

Después del referéndum la necesidad de despegarse hace más difícil la gobernabilidad. Kamikazes políticos que prioricen el país a sus necesidades ya no existen, la gobernabilidad no parece ser un problema para los que se benefician con el caos, así como tampoco los que piensan que a mayor costo político de nuestro adversario mayor beneficio partidario.

Como si viviéramos en mundos paralelos, la mayoría de los ciudadanos se preguntan ¿Es el estado un pretexto para jugar a la política? Si no es así, ¿por qué mientras la sociedad se debate en la inseguridad, la migración y la pobreza, los políticos se disputan los espacios de poder y discuten leyes intrascendentes que opacan la credibilidad social, generando espacios políticos por fuera del sistema, de imprevisibles consecuencias?

¿Usted cree que podremos sobrevivir un año más con "piloto automático"? ¿Difícil verdad? El simple transcurrir del tiempo no mejora las cosas, el futuro se construye desde el presente, la pérdida de tiempo en componendas políticas sin un proyecto-país sólo contribuirá a engrosar el caudal de ciudadanos que subsisten gracias a la caridad pública. El desgobierno sólo beneficia a los políticos que se equivocan poco, por no haber hecho nada.

Si queremos un Uruguay previsible, es necesario acompañar la soledad oficial. Las presiones corporativas funcionales a un sector político redoblaran su apuesta en la búsqueda de sus propios espacios, haciendo más difícil lo que ya está complicado. La caída de Fernando De la Rúa en Buenos Aires es un claro ejemplo de lo que sucede cuando un presidente pierde todo apoyo político.