ANÉCDOTAS BANCARIAS
por Ruben Lopez Arce
Mil cosas han sucedido durante toda una vida de trabajo.
Sucesos jocosos, de irresponsabilidad, tonterías, en fin…, momentos que palpitan sentimientos y actitudes.
En una anécdota nos toca ser héroe, y en la historia siguiente somos infractores, representamos la inocencia y al instante conformamos el personaje que ha transgredido disposiciones superiores. El anecdotario debe ser así, no con ánimo de sobresalir, sino con ánimo de ser sincero. Las cosas sucedieron y así las contamos. Aquí van mis historias, muy sencillamente narradas, en las que me tocó intervenir en todo el espectro de actitudes.
Los personajes que en ellas intervienen son reales, a veces son nombrados pero muchas veces he preferido dejarlas en el anonimato o con nombres supuestos, totalmente seguro de que al leerlas, cada uno de ellos verá y comprobará la sinceridad de mis narraciones.- Adelante!
FALTA DE DECISION
Recontando los billetes que llegaban de todas las Agencias, como Encargado del Control de Billetes Extranjeros en el Tesoro Auxiliar de Casa Central, detecté un billete falso de U$S 100 en la remesa de una Agencia. No era elegante ni muchísimo menos efectuar el débito al Cajero involucrado, y contraviniendo las disposiciones vigentes, llamé subrepticiamente al compañero, que por otra parte era y es un excelente amigo, y le pedí que enseguida me alcanzara un billete de cien dólares normal. Salí del área de Seguridad y en el corredor efectuamos el intercambio de billetes, mirando para ambos lados... le di un abrazoun abrazo y hasta luego.
La idea era que él regularizara de alguna manera la situación sin que yo fuera partícipe ni causante de la misma. Me llamó desesperado por teléfono y constaté que sus dudas eran tremendas.
-¡No sé qué hacer! Creo que se lo voy a dar a mi mujer y que vaya a Buenos Aires, haga alguna comprita y trate de pasarlo... o quizás cuando vayamos a Chile(estaba proyectando un viaje desde hacía tiempo y pensaba hacerlo muy próximamente) lo llevo yo mismo... no sé, capaz que lo meto en un paquete... en una de esas me decido a declararlo en el balance... no sé, algo voy a hacer.
Yo lo conocía ya muy bien, y por saberlo una persona de bien, estaba seguro de que lo declararía en el balance, por su condición de excelente persona.
El destino nos llevó por diferentes caminos y lo perdí de vista durante por lo menos 10 años aunque varias veces hablamos diferentes tópicos en forma telefónica..
Una tarde lo encontré casualmente en el centro; estuvimos compartiendo un café y de pronto, surgió el tema del billete y sobrevino el desenlace, totalmente inesperado, en forma casi inmediata, porque sacando su billetera, muy dobladito... amarillento... allí estaba el famoso billete, como mudo testigo de lo que él llamó "su indecisión". Estoy seguro que, de volverlo a ver, sacará orgullosamente su billete porque, entre nosotros, a su indecisión yo le doy un nombre muy sencillo... honestidad.