Año II - Nº 79 - Uruguay, 21 de mayo del 2004
 
Sí, quiero
El hogar de una nueva familia
Educación Pública ¿Tolerancia y reflexión?
Nos contaron una historia de amor
Barbarie en la frontera
INFORME ESPECIAL: Buscando las causas en lugar de los efectos
ENTREVISTA: Gas Vehicular, tarifas, crisis social y financiera

Comenzó el invierno...

¿A dónde va tanta sangre derramada?
Sucedió en España
Y va otro... pero...
Rondan Martínez y "Artigas Compañero"
Un tiempo de hipócritas
Así somos
Hurgando en la web
La guerra del petróleo
Una introducción a la investigación de la Fé y la Religiosidad - Conclusiones
De Internet a Bruselas
Un policía rural del paraje Sarandí de los Amarales
Desde las cenizas...
Información Ciudadana
La Cocina Uruguaya
Rincón de Sentimientos
El Interior también existe
Olvidémonos de las Pálidas
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HISTORIA DE SAN JOSÉ

1783.- Cuando, en los primeros días de junio, llegó por segunda vez a las costas del "arroyo San Josef" el entonces teniente del Regimiento de Dragones de Almanza don Eusebio Vidal, con encargo de fundar el pueblo y acompañado de las primeras familias destinadas, había ya diseminados en esta región sureña de la Banda Oriental, un número apreciable de vecinos afincados.

En efecto, un padrón hecho en 1781 proporciona las siguientes cifras para cada uno de estos "pagos": San José y Cagancha de una y otra banda, 378 personas y 83 casas; Carreta Quemada, 171 y 21 respectivamente, y Chamizo, 231 y 30. Integraban esta primitiva población "españoles, pardos libres, negros libres y esclavos".

En 1789 anduvo por Montevideo el coronel don Antonio Pineda, integrante de la celebre expedición científica de Malaspina, quien dejó una admirable descripción de la geografía, población, fauna y flora de la Banda Oriental.
Entre otras disquisiciones, habla Pineda de un rasgo curioso de la comarca: "En varios de los arroyos -dice- que derraman sus aguas en los de Santa Lucía y San José, se encuentran pepitas de oro".

Mucho se ha discutido en torno a los brumosos orígenes de San José, fundamentalmente sobre la fecha de fundación y sobre la procedencia de los fundadores. Se sabe con certeza la fecha en que, cumpliendo órdenes del virrey don Juan José de Vertiz, salió Vidal de Montevideo: 28 de mayo del referido año 1783. Pero no así la de llegada, por haberse perdido, quizás irremediablemente, el acta de fundación. No obstante, algunos años después, el 19 de enero de 1801, los cabildantes don José de Larriera, don Juan Bautista Saraleguy y don José Alonso, establecieron expresamente que la fundación de San José data 1 de junio de 1783, y existen abundantes razones para creerles.

En distintos momentos arriban a San José, por aquellos días, dos importantes viajeros: José María Cabrer, quien estuvo probablemente en el mismo año 1783 y Tadeo Haenke, que paso por estas tierras en setiembre de 1792.
El primero, de acuerdo a lo que se infiere del propio extenso titulo de su obra, era 2 comisario y geógrafo, ayudante del Real Cuerpo de Ingenieros, y estaba encargado por la parte española de la demarcación de los dominios de España y Portugal.

Haenke pr su parte, fue un notable naturalista austriaco, que habiendo perdido contacto con la expedición de Malaspina al salir esta de España, vino a América solo, procurando reunirse a ella "En Perú -dice Luis P.
Barattini- mientras se dedicaba a sus estudios se inclino al partido patriota, muriendo en su ley".

Veamos ahora que nos informan estos primeros cronistas. En su Viaje por el Virreinato del Río de la Plata, cuenta Haenke refiriéndose a San José, que "son sus colonos castellanos viejos, maragatos y gallegos". En cambio, Cabrer afirma que el pueblo de San José acaba de formarse "con las familias asturianas y gallegas...", sin mencionar para nada la existencia de maragatos dentro de aquel núcleo. Ahora bien: ¿cual de las dos aseveraciones es la que se ajusta a la verdad? Bernardo Dela Hanty y Carlos A. Larriera, que han estudiado la cuestión, niegan enfáticamente la presunta ascendencia maragata de los josefinos.

El Dr. Alberto Jones Brown publicó hace muchos años en la "Revista Histórica" la relación certificada de las 46 familias fundadoras.
A esa nomina es necesario agregar otras seis que arribaron el año siguiente, entre las cuales se contaba la de Benito Pérez, del obispado de Astorga, única familia maragata. "El detalle del origen del total de las familias pobladoras -resume Larriera- es el siguiente: 43 asturianas, 5 castellanas, 2 gallegas, 1 andaluza y 1 de Astorga; total 52 familias".

De ser esto cierto hay que concluir, pues, con Larriera, en que los nacidos en la ciudad josefina <"somos "maragatos" autónomos, "maragatos" de San José que nada tenemos que ver con los de la "Maragatería de los montes de Foncebadon, Teleno y Valduerma, descendientes de los berberiscos que quedaron en Astorga en los días de Alfonso I el Católico"...>
Y se explica que los vecinos de San José recibieran por entonces la denominación de maragatos como un monte fuertemente cargado de ánimo peyorativo.

No fueron fáciles, sino todo lo contrario, los primeros años de afincamiento de estos buenos colonos. Las tierras que se les entregaron no bastaban al mantenimiento de una población en aumento, y la voracidad de los latifundistas vecinos les obligo a presentar ante las autoridades continuas solicitudes, tal como lo recuerdan con abundancia de datos Sala de Touron, Rodríguez y de la Torre.

1804.- Por el citado libro nos enteramos de que en este lejano año los herederos del gran hacendado De la Quadra tramitaron en Montevideo, ante el Alcalde de Primer Voto, la ejecución de una sentencia de desalojo contra varios ocupantes de sus tierras presuntamente ilegítimos, sentencia que había sido pronunciada por la Real Audiencia. Y este alcalde, don Pedro José Errazquin, dirigióse al gobernador don Pascual Ruiz Huidobro en dos oportunidades, argumentando que los intrusos eran "los mas de ellos de un carácter rústico y arrojado...", hombres "montaraces, atrevidos, inmoderados y feroces en su mayor numero...", y solicitando en consecuencia 15 hombres de tropa para ejecutar el lanzamiento.

En contraste con la versión interesada de los latifundistas sus personeros, Rafael Sienra, el inigualable recopilador maragato de las tradiciones pueblerinas, nos da esta otra versión del carácter de los primeros
pobladores: <<Eran aquellos asturianos -dice- gentes laboriosas y escogidas que no habían venido a América en busca de minas de oro "ni a conquistar indios", sino simplemente a trabajar, a roturar y regar con el sudor de su rostro la tierra que debía proporcionar el pan a sus hijos...>>

1807.- De Rafael Sienra, precisamente, presento su jugosa crónica sobre la ocupación de la Villa por los ingleses, ocurrida en este año.


MUSEO DEPARTAMENTAL

Este edificio es sin duda, una de las construcciones más representativas de la época colonial que se conserva en nuestra ciudad. Fue realizado en el año 1806 por orden de D. Ortuño, siendo la primer casa importante que a los 23 años de fundada San José se construye.

Según la tradición oral, desde su mirador, en 1811, el Cap. Manuel Artigas observó el lugar y dispuso sus tropas para llevar a cabo la Toma de San José. El triunfo de los patriotas es un hito en la Revolución Artiguista. Desde 1947, luego de pertenecer a la familia de Manuel D. Rodríguez pasa a ser sede del Museo Departamental de San José, y siendo ésta una institución privada, el Estado la
expropia en 1952 para que el Museo continuara en esta vieja casona. Valorizando esta trayectoria edilicia, histórica y cultural, es declarada en 1989 Monumento Histórico Nacional.

Material extraído de El Portal Maragato