La valìa está en ser, no en parecer,
en hacer, cada día que transcurre,
algun bien, y no en soñar con grandes
proyectos venideros.
Pues al margen de todo devaneo,
y de las fantasias juveniles,
nada es tan regio como la bondad,
ni principesco como la verdad.
Al medirnos recobramos nuestra talla:
no podemos hacer mal y hallarnos bien,
ni complacernos al infligir dolor,
pues la justicia venga cada afrenta.
El aire es para el ala de la alondra,
y el follaje para el petirrojo,
pero siempre la senda estrecha y recta
es para los hijos de los hombres.
No podemos regatear por nuestra dicha,
ni atraparla como peces en la red,
y a veces aquello que perdemos
ayuda mas que aquello que se obtiene.
Pues el bien no consiste en perseguir,
ni en las ganancias grandes o pequeñas,
sino sólo en hacer, seguir haciendo,
hacer lo que se debe.
Contra la envidia, la malicia, el odio,
contra el mundo, tarde o temprano,
sin que el coraje nunca mengüe,
debemos trabajar y esperar.
Y es leve la carga del problema,
para quien nunca sacrifica su valía
pues el que es honesto es simpre noble,
sin que importen su cuna o su riqueza.
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