Año II - Nº 80 - Uruguay, 28 de mayo del 2004
- Los derechos humanos y los hipócritas de siempre
- ANTEL discrimina las páginas uruguayas
- El ojo tuerto de Europa
- El Legado del maldito F.S.L.N.
- "BRUJULA", periodismo liceal
- Carta a un hijo ciego
- ENTREVISTA: Mientras haya un deudor que no pueda pagar, la crisis financiera sigue

- Somos todos pecadores

- La guerra la gano yo
- La politización del tema
- El árbol de papaya.
- Anécdotas Bancarias: El llamado fatal
- Onanismo político en Uruguay
- Así somos
- Hurgando en la web
- La llegada de pistola
- Chairando Ideas
- La portera negra
- Se nos viene la noche. Adios al veranillo
- Día del Desafío
- Información Ciudadana
- La Cocina Uruguaya
- Rincón de Sentimientos
- El Interior también existe
- Olvidémonos de las Pálidas
- Las Locuras de El Marinero
- Correo de Lectores
 

 

 

Oscar se despierta en casa con una resaca monumental. Se esfuerza en abrir los ojos, y lo primero que ve es un par de aspirinas y un vaso de agua en la mesita de noche. Se sienta y ve su ropa toda bien limpia y planchada frente a él. Oscar mira alrededor de la habitación y ve que todo está en perfecto orden y limpio. El resto de la casa está igual. Toma las aspirinas y ve una nota sobre la mesa:

- Cariño, el desayuno está en la cocina, salí temprano para hacer unas compras. Te quiero.

Así que va a la cocina, y cómo no, ahí estaba el desayuno y el periódico del día esperándole. Su hijo también está en la mesa, desayunando. Oscar le pregunta,

- Hijo, ¿qué pasó anoche?

Su hijo le contesta,

- Bien, pues volviste después de las 3 de la madrugada, borracho como una cuba y con delirios. Rompiste algunos muebles, vomitaste en el pasillo y te pusiste un ojo morado cuando te diste contra la puerta.

Confundido, Oscar pregunta,

- ¿Y cómo es que todo está tan limpio y ordenado, y el desayuno esperándome en la mesa?

Su hijo contesta,

- ¡Ah, eso! Mamá te arrastró hacia el dormitorio y cuando intentó sacarte los pantalones, vos gritaste:

- ¡Señora! ¡Déjese de joder, soy un hombre casado!

Conclusiones:
- Una resaca autoinducida - 100.00 pesos
- Muebles rotos - 400.00 pesos
- Desayuno - 10.00 pesos
- Decir la frase adecuada - no tiene precio.

 

 

 

El Regalo

Un joven quería comprarle un regalo a su novia para su cumpleaños. Luego de pensarlo mucho, decidió que un par de guantes sería muy apropiado y algo romántico.
La hermana de la novia lo acompañó a comprarlos, y lo ayudo a elegir unos guantes de color discreto.
La hermana de la novia también aprovechó que estaba en el centro comercial y decidió comprarse unos calzones.
A la hora de envolver el regalo, la vendedora se equivocó y envolvió los calzones en lugar de los guantes. Sin revisar el contenido del paquete, el joven envió el regalo a su novia acompañado con la nota siguiente:
"Elegí este regalo porque he notado que no usas nada cuando salimos por las noches.
Si no hubiera sido por tu hermana hubiera elegido los largos con botones, pero ella se probó estos cortos y juntos verificamos que son más fáciles de quitar.
Hubiera querido elegir un color más adecuado, pero la vendedora me mostró los que ella está usando hace tres semanas y no se le nota la mugre para nada.
Le pedí a la vendedora que se probara éstos que compré para vos, y se veían muy bien.
Quisiera estar contigo para ponértelos por primera vez, porque no tengo ninguna duda de que otras manos los tocarán antes que yo te vuelva a ver.
Cuando te los quites no te olvides de soplarlos antes de guardarlos porque es natural que tomen un poco de humedad.
Pienso solamente en cuantas veces los voy a besar durante los próximos meses.
Espero que los uses para mí el viernes de la próxima semana por la noche.

Con todo mi amor.
Rodri.

PD: Me enteré que la última moda es usarlo doblándolos un poquito hacia abajo para que se vea el peluche."

 

 

Un hombre estaba desayunando como a las 11 de la mañana, un sándwiche y un café, cuando vio una procesión funeral muy inusual acercándose al cementerio...

Un ataúd negro era seguido por un segundo ataúd negro, como a 50 pasos detrás del primero.

Detrás del segundo ataúd caminaba un hombre solitario con un perro Rotwëiller que sostenía de la correa, y más atrás de él, caminaban unos 200 hombres en una sola fila.

El hombre no pudo aguantar la curiosidad. Con mucho respeto se aproximó al hombre que llevaba al perro y le dijo:

Señor: sé que este es un muy mal momento para molestarle, pero nunca he visto un funeral como este. ¿De quién es este funeral?
El hombre respondió...

Bueno, en el primer ataúd está mi esposa.
¿Qué le pasó a ella? - replicó el primero-..
Y el hombre respondió...

Mi perro la atacó y la mató.
El primero siguió preguntando:

Bueno, ¿y quién está en el segundo ataúd?
El segundo hombre respondió...

Mi suegra. Ella estaba tratando de ayudar a mi esposa y el perro se volvió hacia ella y la mató también.
Un momento solemne de silencio transcurrió entre los dos hombres...:

¿Señor, puedo pedirle prestado el perro? Se atrevió a pedir el primero.
¡HAGA LA COLA!