" Haz de Internet una gran plataforma de comunicación, no la conviertas en una cloaca de maldad" preHacker.Hacker Digital.
Año II - Nº 77 - Uruguay, 7 de mayo del 2004
Se nos vienen las internas!!!!
3 de mayo, día de la Libertad de Prensa
Elecciones Internas
Chairando Ideas
La poesía de Rondan Martínez
Balneario Barra de Valizas
Ojos Uruguayos en Brasil

Locuras de un fin de cuatrimetre...

No podemos tapar el sol con un dedo
Sucedió en España
¡Qué atrevidas estas mujeres!
Filman "Diario del Nuevo Mundo"
Dos oportunidades para milonguear con Nasser
Así somos
Hurgando en la web
La Fé, desde el punto de vista del judaísmo
Si está pensando en mascotas, ¿Por qué no un Caterpillar?
Anécdotas Bancarias: El Préstamo
¿Se asusta de lo que vió o del futuro que va a venir?
La guerra preventiva llega a Internet
El Poder
La Cocina Uruguaya
Rincón de Sentimientos
El Interior también existe
Olvidémonos de las Pálidas
Las Locuras de El Marinero
Correo de Lectores

 

 

Cuando cumplí 14 años esperaba algún día tener una novia.

A los 16 tuve una novia, pero no había pasión.
Entonces decidí que necesitaba una mujer apasionada, con ganas de vivir.

En la facultad salí con una mujer apasionada, pero era demasiado emocional. Todo era terrible, era la reina de los dramas, lloraba todo el tiempo, amenazaba con suicidarse. Entonces decidí que necesitaba una mujer estable.

Cuando tuve 25 años encontré una mujer muy estable, pero aburrida. Era totalmente predecible y nunca la excitaba nada. La vida se hizo tan plomiza que decidí que necesitaba una mujer más emocionante.

A los 28 encontré una mujer excitante, pero no pude seguir su ritmo. Iba de un lado a otro sin detenerse en nada. Hacía cosas impetuosas y coqueteaba con cualquiera que se le cruzara. Me hizo tan miserable como feliz. De entrada fue divertido y energizante, pero sin futuro. Entonces decidí buscar una mujer con alguna ambición.

Cuando llegué a los 31, encontré una chica inteligente, ambiciosa y con los pies sobre la tierra. Decidí casarme. Era tan ambiciosa que me pidió el divorcio y se quedó con todo lo que yo tenía.

Ahora, a los 40, me gustan las mujeres con tetas grandes, buen culo... y punto.

¡Por fin maduré!