Paradoja
por Javier García
A LOS ASESORES LOS ELIGEN LOS CANDIDATOS Y POR ELLO SIEMPRE, HASTA LOS ERRORES DE AQUELLOS, SON RESPONSABILIDAD DE QUIEN LOS PUSO DONDE NO DEBIERAN ESTAR.
Caminan en paralelo dos formas de hacer campaña electoral. Lo que tiene de bueno es que cada partido determina la suya, cada candidato hace lo que cree debe realizar para conquistar la adhesión y ganarse la confianza. Nadie hace lo que no quiere hacer y se podrá excusar que algún asesor mete la pata, pero en definitiva a los asesores los eligen los candidatos y por ello siempre, hasta los errores de aquellos, son responsabilidad de quien los puso donde no debieran estar.
En los dos partidos que definirán la elección se expresan con claridad estas diferencias. Para ello basta repasar los últimos acontecimientos.
El Encuentro Progresista aprovechó los primeros días posteriores a las elecciones internas de junio para tratar de comunicar certezas, de ir en la búsqueda de un electorado de centro que le desconfía. Desde ese entonces sus propias contradicciones internas le han empedrado el camino. Para esta fuerza todo es relativo, todo dura poco y nunca es definitivo. Vayamos a los ejemplos. Primero fue la designación de Astori como eventual ministro de Economía, hasta que salió al cruce la diputada Topolansky para advertir que lo sería pero por poco tiempo, es decir un poco. Luego fue, no hace mucho, el lanzamiento de un programa de gobierno donde el capítulo referido a los medios de comunicación anunciaba que serían controlados por un ministerio del ramo. Bastó que el candidato nacionalista lo advirtiera para que rápidamente Vázquez mandara retirar el capítulo cuestionado, es decir que el programa una vez presentado duró, también, poco. Ahora es el dirigente histórico del MLN, el Sr. Marenales, quien anuncia que si el EP no llegara a ganar en primera vuelta habría que llamar a nuevas elecciones, disolviendo, por un mecanismo que nadie conoce, y por lo tanto inconstitucional, el Parlamento. Es decir que las elecciones durarían, según la idea de este dirigente del sector mayoritario del FA, también, poco. Este camino lleva a que de primar esta línea, lo que durará poco es la estabilidad del país.
Nos separan con estas afirmaciones un abismo de distancia. Fueron hechas el mismo día que los blancos recordábamos a Saravia en Masoller. El destino hizo que nuevamente dos visiones diferentes sobre las formas de convivencia de una sociedad emergieran un 1º de setiembre. Aquella que integra e incluye y para ello defiende la libertad, y la que excluye y niega al otro, que es la que defiende Marenales y todos sus compañeros que no lo desautorizaron. Como dijo Larrañaga, revela un fin último, quieren gobernar solos.
Este tipo de campaña, que genera más interrogantes que garantías y certezas, termina dando relieve a lo adjetivo. Haciendo de la frivolidad política, también, una herramienta electoral. Por ello hasta Recoba es utilizado para ganar adeptos, recibiendo este jugador el primer aplauso en mucho tiempo, lástima que no por jugar al fútbol, que ahí, como el domingo pasado, lo único que recibe son silbidos.
Mientras tanto el Partido Nacional ha optado por otros caminos que le son propios sin falsificar posiciones ideológicas. El candidato nacionalista presentó el programa de gobierno y lo ha profundizado en distintas áreas. Ha hecho propuestas concretas referidas a la economía, y apostó a las certezas que el sistema político debe brindar en esa área. En Tacuarembó presentó el programa de salud y las reformas que llevará adelante, haciendo el pasado fin de semana una detallada exposición sobre los problemas de la infancia comprometiéndose a lanzar políticas de combate a la mortalidad infantil y de protección a los niños pertenecientes a los sectores más carenciados. Presentó posteriormente sus propuestas en educación, y las decisiones en materia de inversión pública que el futuro presupuesto nacional debe contener. Ayer lanzó el programa de ciencia y tecnología.
Esta campaña no ha carecido de ideas, como dicen algunos, sino que quienes creían monopolizarlas han estado ausentes. Mientras, el viejo tronco sigue dando frutos.