Los asados, los amigos y las trampas
Escribe Dr. Enrique Rimbaud
La cortina de la ventana se hincha abruptamente, preñada de una brisa espontánea que nos regala sus caricias refrescantes… la noche es sumamente calida, y cada bocanada de aire que nos entra es como una esperanza… el cuerpo vibra receptivo y gozoso al ser aliviado del calor…
Hoy ha sido un día duro, tuve que dictar un curso en el IICA a productores de ovinos sobre enfermedades, y luego de hablar mas de nueve horas el cuerpo se distensa y la garganta nos recuerda que no debemos abusar….
Estos dias, hemos estado recibiendo el regalo de mails de muchos amigos del paisito, hablando sobre los asados y las reuniones de amigos en la esquina mas al sur de América del Sur… estos correos, han venido llenos de recuerdos, de cosas, de datos, y hasta de precios, comentando razones de porque a veces los amigos dejan de reunirse o lo hacen poco por los gastos incurridos en un asado…
Creo que esto no puede ser un motivo de frenar las reuniones, los amigos deben compartir momentos, deben necesariamente estar juntos de tanto en tanto, para reír, para llorar, para crear e intercambiar momentos, para construir la historia de personas que tienen motivos y ganas de juntarse, el hombre es un ser social y colectivo, es un ser que no puede vivir solo, debe estar inmerso en un grupo o grupos de gente, con pensamientos o gustos afines, motivaciones, ideales e ideas….
Quizás los uruguayos seamos muy pancistas, y hacemos una apología del asado, es nuestra cultura, nuestra tradición, y es allí donde sublimamos las reuniones, excelso brindis a la amistad, homenaje al amigo!!!
No hay nada que se compare como el olor a la carne chamuscándose lentamente sobre las brasas, mientras brindamos con un vaso de vino con el que tenemos en frente o al costado…
Cuando llegamos a Nicaragua, y comenzamos a ir a las reuniones, vimos que la comida la sirven casi al final, dado que en cuanto terminan de comer, desaparecen…. Aquí dicen “indio comido, puesto al camino…”, y sin pena ni gloria, con el servicio del último plato desaparecen todos los comensales dejando solos a los anfitriones…
Se imaginaran nuestra consternación, nosotros, como uruguayos, cultores de las sobremesas eternas descorchadoras de vinos y esperanzas, conversaciones interminables sobre la “inmortalidad del cangrejo” o el “sexo de los ángeles”, como íbamos a hacer cuando recibiéramos amigos en casa, nos resistíamos al hecho de terminar la comida y que la gente se fuera…
Es entonces que inventamos “la trampa yorugua”…. En que consiste? En vez de hacer una cena que se sirva en platos en un instante determinado, hacemos un asado a fuego lento, con chorizos y achuras varias previas, sirviendo tragos en forma permanente, entonces, que hacemos?, vamos sacando de a poco y picando, nada de platos individuales, y cuando se quieren acordar, hace tres o cuatro horas que estamos sentados alrededor de la mesa meta picar y picar, y por supuesto conversando y compartiendo….
Con esto salvamos las sobremesas, transformándolas en intramesas!!!!
Claro esta, que hay que aguantar al perro entre las patas de todos buscando lo que se cae, y las gatas en la mesa reclamando su parte, pero eso es otra historia…
Desde el pais de los volcanes y los lagos….
Y los asados eternos…
Enrique
