UN PRONUNCIAMIENTO LIBRE Y SOBERANO
|
|
|
|
La tradición democrática de nuestro país ha determinado que el Dr. Tabare Vázquez se convierta en el conductor del Uruguay durante los próximos años.
Culmina de esta manera un largo proceso político de lo que fue en su momento la izquierda uruguaya, contando en esta oportunidad con el voto de sectores importantes de los partidos tradicionales.
Con una mirada retrospectiva se puede justificar este traslado de votantes, teniendo en cuenta que hace muchos años que se vive una crisis del sistema político que no supo encontrar el camino que lo condujera en dirección a los problemas sociales que vive el país.
Estamos a pocas horas de haberse realizado las primeras elecciones del siglo y una vez más el pronunciamiento libre y soberano determinó la elección de un nuevo gobierno para nuestro país.
Señalábamos en ediciones anteriores que no teníamos dudas de que las mismas se realizarían en un ámbito de absoluta libertad.
Hoy debemos agregar que la premisa se cumplió, pero que esa libertad no puede ser superficial, sino que debe ser una libertad comprometida para que se pueda valorar realmente el momento supremo en que la mayoría de la población depositó su voto.
Al margen de quien ha resultado ganador pensamos que lo más importante no será la suma de los votos, sino continuar y mejorar el proceso democrático iniciado en 1985.
Todos reconocemos los graves problemas que enfrenta el país y por lo tanto los próximos gobernantes deberán actuar con mesura y equilibrio para que se pueda continuar transitando por el camino democrático que han trazado los gobiernos anteriores.
Nadie puede pensar que actitudes pasionales contribuyan positivamente al diálogo que por encima de todo necesitaran los próximos gobernantes.
Los últimos indicadores señalan un cambio sustancial en el panorama político, social y económico del país.
Se trata de una realidad ya reconocida por varios dirigentes de los partidos tradicionales.
Si por un lado el resultado de las urnas ha demostrado que el F.A. es una realidad política en el país, los partidos tradicionales deberán analizar en profundidad el papel protagónico de la nueva fuerza política y las causas de su propia derrota.
De todas maneras será necesario que todos los sectores políticos del país asuman su responsabilidad histórica contribuyendo al bienestar general de la población por encima de la rivalidad, los ataques y los agravios generados durante los últimos días de la campaña electoral.
Apoyar las nuevas autoridades debe ser el compromiso de toda la población por encina de su tendencia partidaria.
La ciudadanía ha elaborado un nuevo mapa electoral con el fracaso de los partidos tradicionales en su conjunto y el "corrimiento" ideológico de la coalición de izquierda hacia el centro, lo que ha determinado finalmente que su activa militancia eliminara de la campaña electoral algunos reclamos que en otras oportunidades fueran motivo de fuertes discusiones.
Entre algunos podemos citar la nacionalización de la banca, la deuda externa, la reforma agraria, los desaparecidos y el papel de las Fuerzas Armadas en el futuro del país.
La vida política exige que los partidos tradicionales examinen con imaginación la nueva realidad que vive el país y dentro del respeto y la tolerancia que exige la convivencia pacífica entre los habitantes, aún cuando los cambios determinen nuevas corrientes de ideas, pensamientos y actitudes.
Al margen de las dificultades que vive el país y que seguirá viviendo, deberá existir un permanente espíritu de pacificación nacional por encima de las discrepancias naturales que puedan surgir en los próximos años.
El respeto a los derechos humanos a la dignidad personal a la justicia social y a la vida, representan condiciones básicas para mantener la paz.
Señalamos esto porque en la actualidad estamos muy lejos de la Paz que venimos buscando. Si tuviéramos que señalar algunas de las causas que ha nuestro criterio están generando esta situación tendríamos que mencionar la intransigencia política, la injusticia social, el desempleo y la mala distribución de la riqueza.
Resumiendo la situación a la luz de los resultados es fácil advertir que nos encontramos ante uno de los procesos electorales más trascendente de la historia política del país.
Para lograr una Paz auténtica y verdadera se deben respetar estos derechos, de lo contrario no podrá mantenerse porque será una Paz impuesta por los intereses económicos de un sistema que puede conducirnos nuevamente a los enfrentamientos de un pasado que marcó a nuestra sociedad y cuyas consecuencias todavía estamos pagando.
El pueblo uruguayo tubo la oportunidad de elegir libremente a sus gobernantes dentro de un clima de Paz y Tolerancia, para seguir siendo ejemplo de civismo y democracia como lo ha sido en otras oportunidades.
Para finalizar una frase de Gandhi que no debemos olvidar: "NO HAY CAMINOS PARA LA PAZ. LA PAZ ES EL CAMINO."