Año II - Nº 103 - Uruguay, 05 de noviembre del 2004
 
- A la luz del resultado electoral
- Puente del Arroyo Valizas
- Los nuevos espacios no son lineales políticamente
- Un pronunciamiento libre y soberano
- Finalmente ocurrió
- Ochocientos mil..... esperanzas.....
- "El avispero oriental"

- Otra vez el tratado

- Autocrítica
- Mi Partido Blanco
- Cuando las negras patean el tablero
- Chairando Ideas: La bandera de la esperanza
- Y abrió Cassis
- Anécdotas Bancarias: La duda
- Deportivísimo
- El pez por la boca muere
- Responsabilidad Ciudadana
- Mientras se escribe la historia
- U.S.A. 2004: Diez claves del triunfo de Bush y una conclusión
- Hurgando en la Web: Vinculación de los charrúas con el Gral. Artigas
- Bitácora Política
- Bitácora Uruguaya
- Información Ciudadana
- La Cocina Uruguaya
- Rincón de Sentimientos
- El Interior también existe
- Olvidémonos de las Pálidas
- Las Locuras de El Marinero
- Cartas de Lectores

1 Campaa Mundial Seguridad en la Red

 

 
AUTOCRITICA
por Alvaro Kröger

Si bien el término"autocrítica" me rechina los dientes porque me hace pensar en los famosos procesos soviéticos que terminaban en el paredón, creo que es lo que se debe hacer ahora.
Obviamente no voy a inmiscuírme en el Partido Nacional, ni en ningún otro que no sea el mío: el Partido Colorado.

Antes de decir algo quiero dejar bien claro que, si bien el Partido tiene su enorme cuota parte de culpa, hay parte de ella que es de todos. Por omisión, por complacencia, por conveniencia, por falta de valentía para decir las cosas en su momento, por la clásica desidia nacional.

Los Partidos tradicionales (y aquí sí incluyo al Partido Nacional), fueron los que hicieron a la Patria: nos peleamos, nos asesinamos, hicimos guerras civiles, pero al final siempre terminamos "sin vencidos ni vencedores".

Lo que hay que preguntarse que fue lo que hicimos mal, que fue lo que hizo que la gente descreyera de un Partido que fue pionero de las reformas sociales y creara una clase media que fue sustento del país durante casi un siglo.

Mientras el país medraba en su economía gracias a la desgracia de Europa, con sus dos guerras, nadie dijo nada, todo el mundo andaba contento. Los que ahora culpan al Partido por ello no lo hicieron mientras la industria estaba trabajando al máximo, y había asadito todos los domingos. ¿Porqué en aquella época no salieron voces advirtiendo lo que podía ocurrir una vez terminadas las guerras?. Porque los mismos que critican hoy tienen la misma ideología política de hombres públicos de aquella época.

Nos equivocamos al pensar que la bonanza sería eterna; los políticos no previeron que todo lo bueno se acaba (como así también todo lo malo), y deberían haber hecho las economías del caso.

En el afán del poder se tomó al Estado como rehén, haciéndolo un leviatán, en este momento incontrolable, y este es el gran pecado.

El Estado es un instrumento que le dá la sociedad al sistema político para que defina las políticas nacionales como distribución de la riqueza, educación, salud, seguridad relaciones exteriores y muy poquitas cosas más. El Estado no está para producir bienes y servicios, porque lo hace caro y mal; el Estado está para controlar que los agentes privados que hacen esas cosas lo hagan bien; el Estado está para controlar.

Lógicamente que los integrantes del Estado en esta situación deben ser personas idóneas, capacitadas, honestas y con un alto espíritu de compenetración en su tarea.

Y es allí dónde está la falla, se ha hecho un Estado por dónde pasa todo, dónde la burocracia es enorme, dónde se produce desde electricidad a cemento Portland, dónde hay cosas que no se deben hacer.

También tenemos el casicazgo; no hay generaciones de relevo; a los buenos los sacan para afuera, y quedan los obsecuentes. Esto debe cambiar, y pienso que este buen revolcón que vamos a recibir nos va a abrir los ojos; dejaron afuera a un hombre que, a pesar de sus problemas personales, nos sacó de una crisis muy grande. Esto es muy grave.....no todos los hombres del Partido son malos, de hecho hay varios muy buenos, pero justamente a ellos son los que menos importancia se les dá.

Se sabe que abajo de un ombú no crece nada, pues bien si hay que talar el ombú que se tale, y que empiecen a crecer retoños.

Nuestro gran error fue pensar que el pueblo es como un niño que recién comienza a caminar, que hay que tomarlo de la mano y llevarlo a dónde uno quiere; el pueblo no es así....el pueblo piensa, siente, sufre, trabaja como loco para llevar unos pocos pesos a casa. No es cada 5 años que debemos bajar a ver cómo está el pueblo, es todos los días que debemos saber cómo está el pueblo; es entreverarse en un ómnibus a las 5 de la mañana y escuchar lo que la gente dice y piensa; es escuchar a la gente de las fábricas; es parar en la ruta y hablar con el tractorista; es tener la humildad de rectificar los errores que cometimos y reconocerlos.

No es a verticalazo limpio que se maneja una sociedad. En su momento Don Pepe y Domingo Arena supieron hacer aquello (aparte que ambos tenían un olfato muy fino), ellos sabían las necesidades del pueblo porque se interesaban en ellas y sabían que sin educación y sin progreso, no hay trabajo.

En los próximos 5 años debemos buscar gente nueva, gente con ideas, gente con vocación de servicio público, gente honesta......¡¡¡sí, ya sé, es casi imposible!!!, pero sólo casi. Hay gente que quiere hacer cosas y no lo deja la sombra del ombú.

Esos ombúes deben de quedar como referentes, como consultores como personas a las cuales se les pueda pedir consejo; pero hay que dejar que las generaciones de relevo sean las que intervengan. Y tampoco deben ser generaciones ya conocidas, porque ésas tienen los vicios adquiridos; deben ser generaciones totalmente nuevas.

Llevará años este proceso, pero el largo camino se empieza con el primer paso. Detrás nuestro tenemos una gloriosa historia de sacrificios personales, de comunión con el bienestar de la sociedad, como así también tenemos una tenebrosa historia de corrupción y clientelismo político; pues bien, debemos volver a la gloriosa historia y demostrar que la tenebrosa fue un error cometido por nostros mismos por no haber tenido las agallas de denunciarla (y aquí no sólo hablo de los colorados, sino de muchísimos otros que miraron para otro lado).

Y oigo ya voces que dicen :"¿porqué no lo dijiste antes?", por una simple razón, no lo dije antes porque lo que nos pasó fue porque hicimos las cosas mal, ya que si las hubiésemos hecho bien todo este mail no tendría sentido.

Y si reconocemos que hicimos las cosas mal es porque tenemos las intenciones de rectificar nuestra conducta y la valentía de hacerlo, porque a ningún colorado que se precie de serlo se lo puede tachar de cobarde y si tenemos que dar la cara lo hacemos.

Y también seremos garantes de que las libertades, que con tanto sacrificio y sangre, han costado a los uruguayos, se mantengan; no vamos vamos a permitir que esas libertades sean conculcadas, y creo que en eso coincidimos con el Partido Nacional.

Alvaro Kröger