" Haz de Internet una gran plataforma de comunicación, no la conviertas en una cloaca de maldad" preHacker.Hacker Digital.
Año II - Nº 62 - Uruguay, 23 de enero del 2004

El Primer Uruguayo en la Luna
Voracidad Fiscal
Salvajada Impositiva
Contrabando... ¿hormiga o tatú?
Sucedió en España
El hombre que superó su obra
Otra vez Paul Krugman
Ojos Uruguayos en Brasil
Chairando ideas...
Anécdotas Bancarias
Se olvidaron del Tratado de 1889
Uruguayos Enojados
Finalmente primó la cordura
Proyecto Uruguayo de Investigación
Simplemente una historia de emigrantes
Hurgando en la Web
Pensando desde adentro
Para salir de la crisis...
Ecos de la semana
País del tercer mundo, ciclista del primero
En el Río de la Plata se prendió un puntero
Rincón de Sentimientos
El Interior también existe
Olvidémonos de las Pálidas
El Marinero
Correo de Lectores
Humor Uruguayo
 
 
 
 
 

 

Pensando desde adentro

Desde hace mucho tiempo los israelies nos estamos planteando muchos aspectos de nuestra realidad.
El problema de convivencia con el pueblo palestino ha dado lugar a muchos replanteos inclusive desde la optica de las bases mismas del sionismo.
Les propongo esta lectura que hace al asunto.
Por lo menos deja pensando
David Karp


Burg

Como compensación a tanto fárrago de palabras, leí el texto completo del artículo de Abraham Burg publicado en The Forward. Burg es una personalidad que no necesita presentaciones, ni ningún otro tipo de curriculum. Su comportamiento es la mejor tarjeta de presentación. Conoce los problemas de Israel desde dentro, el pasado, el presente y, en el artículo publicado en The Forward aventura, asimismo, su futuro.
Las reflexiones de Abraham Burg constituyen un magnífico desafío contra los fundamentalistas del Gobierno israelí y sus adláteres y epígonos.
Convendría que la periodista Pilar Rahola, que farfulla con tanta liviandad decálogos y sermones sobre el conflicto israelí palestino, leyera con somera atención el texto de Burg que, para un hombre de su condición, es un riesgo vivencial de primera magnitud.
Para dar un paso de esta índole, se necesita un coraje a toda prueba, conocimientos profundos del país, su tradición y la gente. Cosa que, según afirmo desde mi vapuleado ojo izquierdo, creo que a la susodicha periodista le costará adquirir. Para alcanzar categoría
de analista objetiva y mesurada, con conocimiento de causa, sopesando objetivamente palabras y hechos de ambos bandos, va a constituir para Pilar Rahola un desafío a su ego, a su -tal vez inconsciente- deseo de congraciarse con un público ávido de semitismo a ultranza. Sus comentarios petardistas y arrojados al azar con meliflua liviandad, son como fuegos artificiales que después de estallar se dispersan en el vacío sin dejar más que estelas de humo... Para terminar esta nota, me permito rematarla con algunas frases del texto de Abraham Burg, cuya pluma tiene la valentía de remontar el silencio cobarde de muchos israelíes que temen a sus propias sombras, y avalan la ocupación colonialista de Judea y Samaria y la franja de Gaza. Y aunque pudiere disentirse con tal o cual párrafo, vale la pena su lectura:

“La revolución sionista ha descansado siempre en dos pilares: un camino justo y un liderazgo ético. Ninguno de éstos es ya operativo. La nación israelí hoy se apoya sobre un andamiaje de corrupción y en cimientos de opresión e injusticia. Como tal, el final de la empresa sionista ya está en el umbral de nuestra puerta. Hay una chance real que la nuestra sea la última generación sionista. No obstante, podrá haber un estado judío en el Medio Oriente, pero será de una clase diferente, extraño y desagradable…Hay tiempo para cambiar el curso, pero no mucho. Lo que se necesita es una nueva visión de una sociedad justa y la determinación política para llevarla a cabo. Esto no es meramente un asunto interno israelí. Los judíos de la Diáspora, para quienes Israel es un pilar central de su identidad, deben prestar atención y decir lo que piensan. Si el pilar se derrumba, los pisos superiores se caerán chocando ruidosamente…La oposición israelí no existe, y el Gobierno de coalición, con el primer ministro Ariel Sharón encabezándolo, demanda el derecho a permanecer en silencio. En una nación de parlanchines, de repente todos nos hemos quedado mudos, porque no hay nada más que decir. Vivimos en una realidad estruendosamente fracasada. ¿Ustedes quieren la Tierra del Gran Israel? Ningún problema. Abandonen la democracia. Instituyamos un sistema eficaz de separación racial aquí, con campos de prisioneros y villas de detención. El gueto de Kalkilya y el gulag de Jenín… ¿Ustedes quieren una mayoría judía? Ningún problema. Pongan a los árabes en automóviles, ferrocarriles, autobuses, camellos y asnos y expúlsenlos en masa ó separémonos absolutamente de ellos, sin trucos ni artilugios. No hay ningún camino intermedio. Nosotros debemos remover todos los asentamientos -todos ellos- y delinear una frontera internacionalmente reconocida entre el hogar nacional judío y el hogar nacional palestino. La ley judía del retorno sólo se aplicará dentro de nuestro hogar nacional, y su derecho al retorno sólo se aplicará dentro de las fronteras del Estado palestino.
¿Ustedes quieren la democracia? Ningún problema. Abandonen la Tierra del Gran Israel hasta el último asentamiento y puesto de avanzada o den ciudadanía plena y derechos de voto a todos, incluso a los árabes. El resultado, claro, será que aquellos que no quisieron un Estado palestino al lado nuestro tendrán uno entre nosotros, vía las urnas.
Esto es lo que el Primer Ministro debería decir a la gente. El debería presentar las opciones francamente: racismo judío o democracia. Asentamientos o esperanza para ambos pueblos. Falsas visiones de alambres de púas, barricadas y suicidas con bombas o una frontera internacional reconocida entre dos estados y una capital compartida en Jerusalem.
Pero no hay ningún primer ministro en Jerusalem. La fiebre enfermiza que está carcomiendo al cuerpo del sionismo ya ha atacado la cabeza. David Ben-Gurión a veces erraba, pero él continuaba siendo recto como una flecha. Cuando Menachem Begin se equivocaba, nadie impugnaba sus motivos. Ya no. Encuestas publicadas hace dos semanas mostraron que una mayoría de israelíes no cree en la integridad personal del Primer Ministro aunque todavía confían en su liderazgo político. En otras palabras, personalmente encarna ambas mitades de la maldición: sospechosa moral personal y desdeño abierto ante la ley, combinado con la brutalidad de la ocupación y el pisoteo de cualquier oportunidad para la paz. Esta es nuestra Nación, estos son sus líderes. La conclusión ineludible es que la revolución sionista está muerta”.

( Estractado de Nueva Sion )