Año III - Nº 108 - Uruguay, 10 de diciembre del 2004
 
   
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Cierra El Hacha

Esta noche el bar El Hacha, de la esquina de Buenos Aires y Maciel, cerrará definitivamente sus puertas y con ello se dará vuelta la última página de una historia que tiene doscientos años en comercio, escrita en este orden:
al principio pulpería, luego despacho de bebidas y almacén de ramos generales, transformándose en almacén, café y bar a principios de este siglo que ya muere. Junto a otros bares, ya desaparecidos, como Las Telitas, Solís, El Patriota, Venus, 42/43 y más sobre la zona portuaria El Yacaré y El perro que fuma, El Hacha se encuentra entre los boliches referentes de una de las zonas más populares de Montevideo. Esa que nace (o muere) en el agua por la escollera Sarandí y que sus vecinos llaman con orgullo el barrio Guruyú.

José Pérez González, Pepe para todo el barrio, ha decidido el cierre de El Hacha luego de atenderlo como dependiente desde 1953 cuando desembarcó de su España natal no queriéndose adentrar más en Montevideo, quedándose en ese barrio para siempre. Luego, por 1961 lo comenzó a atender como propietario.

Allí vio desfilar por el mostrador y por sus mesas a muchos de los personajes que hicieron la noche de la bohemia montevideana y de cada uno tiene un recuerdo que alienta el afecto que guarda por ellos.

"En estas mesas y apoyados sobre este mostrador bebieron copas de diversa calidad y en diferentes cantidades hombres del carnaval como Huesito Pérez, el de la famosa despedida de los asaltantes, Raúl 'Piecito' Ferreyra, una de las grandes voces del carnaval, Carlitos Soto, Armando Adinolfi, Marta Gularte, Pirulo, Juan Ángel Silva, el Canario Luna y los integrantes de 'Los asaltantes con patente', que ensayaban en la puerta del boliche, 'La milonga Nacional' y 'Los Curtidores de Hongos'. Hombres de la política como Hugo Batalla y Zelmar Michelini que tenían un comité al lado del bar y que después de las reuniones partidarias se tomaban algunas. También he visto por aquí en más de una oportunidad a Jorge Batlle, a Sanguinetti, a Maríano Arana y cosa curiosa todo me parecía tan normal que ni fotos tomé, como testimonios de su presencia. Si cuentan algunos viejos vecinos que hasta don Luis Alberto de Herrera detuvo su viejo auto en más de una oportunidad y se bajó a tomar un café", nos dice Pepe, en medio del trajín mañanero del bar.

Su propietario recuerda, señalándonos varias fotos que están como "fundidas" en una de las paredes, los clubes del barrio como El Hacha, el Guaraní, el Aníbal Ciocca, el San Lorenzo que se trenzaban en las tenidas de la Liga Guruyú y que a veces se corrían hasta Gonzalo Ramírez y Médanos para demostrar sus habilidades y participar en la Liga Palermo.

"Pero también gente de la cultura, del periodismo y del arte, Carlos Páez Vilaró lo frecuentó en diversos momentos, Jaime Roos, la cantante Adriana Varela, el popular Tito Cabano, periodistas como Nelson Domínguez 'Guruyense' o Julio César Puppo levantaron más de una en este mostrador.

Fueron muchos y algunos se me escapan de la memoria", cuenta Pepe, mientras consulta un papel donde tiene anotado, para el cronista, algunos nombres de los que recuerda.

La construcción

Observando detenidamente esta construcción, se encuentra la reja original de la pulpería, paredes de piedra que tienen un grosor de 60 centímetros, entrepiso "a la porteña" con travesaños de troncos de palmera y tirantería cerrada, al fondo un brocal o aljibe (hoy ciego) del cual se conserva la parte superior de gruesa piedra. "Claro que con el paso de los años hubo que hacer diversas reformas, cambiar el piso, revocar paredes y hasta tuvimos que sacar toda la cañería, por donde corría el gas para el alumbrado del comercio a fines del siglo pasado, que estaba en la ruina", señala Pepe.

Según un relevamiento realizado por la Comisión de Patrimonio Histórico de la Ciudad Vieja, en un informe hecho por diversos expertos, la edificación data de entre 1800 y 1850, pero se considera que puede ser anterior, algunos hablan de que pudo haber sido construido entre 1720 y 1730.

Sostiene, esta comisión, "que por los elementos de construcción, relevancia en la zona, actividad desarrollada como pulpería o despacho de bebidas desde su origen", "merecen conservarse y restaurarse su fachada y preservarse los elementos originales, así como su uso actual". Por otra parte, al crearse el departamento de Montevideo el 27 de enero de 1817, este comercio se encuentra registrado en la Dirección de Catastro como "esquina-pulpería, propiedad de Juan Vázquez". Por lo tanto su origen, de pulpería, data como la más antigua en actividad.

Los vecinos

Hablando con los pobladores del lugar se desprende que no pueden admitir el cierre del boliche, pues consideran que este local les pertenece a todos.

Muchos hace años que están afincados en la zona y en este café como punto de reunión forjaron amistades, hasta concretaron una sociedad, con escudo incluido, de amigos de El Hacha que tiene una casa en el balneario Pajas Blancas donde, especialmente en verano, se reúnen a confraternizar con sus familias. Todos coinciden en que el café tuvo propietarios que vivieron en profundidad los aconteceres del barrio, con lo bueno y lo malo, encontrando en ellos la mano solidaria y generosa, y señalan a Pepe como un ejemplo de amigo entrañable de todos los vecinos.

Todo parece igual a lo señalado, en alguna oportunidad por el periodista Julio César Puppo (El Hachero), sin ninguna connotación con el nombre del bar, "junto al mostrador mojado, tembloroso de luces, se hace una confesión, se ahuyenta una amargura, se recuerda un pasado que ya es lindo porque se fue, se proyecta un futuro que es mejor porque lo inventamos".

Cuando nos retiramos y comenzamos a remontar las calles del barrio, se nos viene a la memoria los versos de Roberto Darwin en su tema "Milongón p'al Guruyú": "Cae la noche estrellada/ en esta orilla de la ciudad/ sopla un aire caliente/ y en él se siente toda la mar. Allá por el bar El Hacha/ el as de copas quiere brindar/ la penúltima y nos vamos/ porque mañana hay que laburar."

Publicado en el Diario La República