Año II - Nº 94 - Uruguay, 03 de setiembre del 2004
  1 Campaa Mundial Seguridad en la Red
 
- El quinto jinete del Islam
- Sesenta años entre alzamientos armados
- Entre los fantasmas y la feria
- ¿Qué hizo Ud. por su Diputado?
- Consul: Liliana Buonomo - Desafío Cumplido
- Misas Campales
- Chairando Ideas: Que ellos pueden respaldar...

- Preocupaciones

- Los porfiados
- Para llegar a Europa
- Carter, Gaviria, el Petróleo y el Katchup
- La dignificación de la salud
- El día que me enderezaron el cactus
- Anécdotas Bancarias: Ingratitud
- Noticias de España
- Deportivísimo
- Buenas razones para
no dejar de fumar
- Hurgando en la Web: Historia de la Universidad de Montevideo
- Así Somos: Ricas Historias de nuestras vidas
- Emigrar a South Australia
- El inexistente salvajismo
- Bitácora Política
- Bitácora Uruguaya
- Información Ciudadana
- La Cocina Uruguaya
- Rincón de Sentimientos
- El Interior también existe
- Olvidémonos de las Pálidas
- Las Locuras de El Marinero

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El día que me enderezaron el cactus
Escribe: Dr. Enrique Rimbaud

De alguna manera, todos somos místicos, o creemos en algo místico en alguna etapa de nuestra vida… Todos tratamos a veces o siempre de ver señales en las cosas que nos pasan o nos rodean, un albur, un signo, algo que nos indique que vamos a llegar a buen o mal puerto con las acciones cometidas, un acto profano en el que destrozamos nuestra fe en base a detalles mundanos… que se yo… levantarse y escuchar el canto de un ave que nunca habiamos sentido… preparar una reunión en la casa y que ese día florezca una planta que veníamos cuidando, y estos por la positiva… como también, decidirse a invitar gente y en ese momento se rompe un vaso… zas!!! Adiós reunión, alguien nos quiere decir algo….

Dirán lo que dirán, pero hay cosas que la tradición nos hace respetar, no pasar debajo de una escalera, que nos cruce un gato negro, no romper un espejo, tantas y tantas cosas…

Todos nos hacemos los nunca vistos, los intelectuales ajenos a la superstición y a la fetichería, los que interpretamos hechos con rigor científico, pero todos caemos en la magia mística de las señales a la primer vuelta de hoja…

A veces el cansancio nos juega bromas, y en mi caso, este fin de semana me agarro algo chaireado, entre otras cosas, que tengo que terminar un libro que estoy escribiendo con urgencia, que el miércoles 25 de Agosto se reúne la comunidad Uruguaya Nicaragüense en casa a festejar nuestra declaratoria de la independencia con un regio asado, que el mes que viene prontito enfrento el Seminario Internacional de Veterinaria que estoy organizando y para el que vienen tantos amigos, una mezcla de cosas, una mezcla de actividades, que se hacen sentir…

Tengo una biblioteca en el living de casa, donde mantengo varios cactus, entre ellos, uno que yo llamo pithayero, porque en vez de crecer erecto, estaba creciendo de costado…

Ayer además, fue un infierno la cantidad de visitas en casa, compañeros de verónica, expertos de Israel, amigos, que pasan a ver como andamos, a traer o pedir cosas, de todo un poco…

En un momento, dejo la computador y me dispongo a tirarme en el sofá a ver televisión, cuando me fijo en los cactus y veo que mi cactus rastrero, esta erecto, bien parado y enhiesto en su maceta… mire bien… y me sorprendí pensando: esta es una señal!!! Evidentemente, voy por el buen camino, y todo lo que haga en estos dias viene bien aspectado….

Emocionado, le grito a la rubia, Vero!!! Viste que se enderezo el cactus!!!

La rubia me responde: claro… si yo lo enderece y le puse una piedrita para que no se caiga….

No comente mas nada, se iba a reír, pero al rato me preocupe… es mi cactus… porque me lo endereza? Porque lo hizo? Es que me quiere ordenar la vida en todos los aspectos, que es lo que quiere demostrar? es que con ese acto me manifiesta algo que no me quiere decir… me esta enviando mensajes subliminales…

Lo dicho, no tenemos arreglo, somos incorregibles, pero el pobre cactus, quizás hoy amaneció contento…

Abrazos para todos

Enrique