Año II - Nº 82 - Uruguay, 11 de junio del 2004
- Informe Especial: Hamas
- La lancera de Aparicio
- De ineptos a adivinos
- Turismo Rochense: Poco interés de los operadores
- Ecos de la semana
- Sydney Mardigras, el imperio de la heterofobia
- El Placer de los amigos
- Los hijos del maíz

- Marxismo en democracia

- Todas las redes del Presidente
- La gran confusión de los derechos políticos
- Anécdotas Bancarias: Venganza
- Los anteojitos del desierto
- Así Somos
- Hurgando en la web
- Chairando Ideas
- Frente moderado
- A la cama sin postre
- Bitácora Política
- Información Ciudadana
- La Cocina Uruguaya
- Rincón de Sentimientos
- El Interior también existe
- Olvidémonos de las Pálidas
- Las Locuras de El Marinero
- Correo de Lectores
 

Va un coche a toda velocidad por la pista saltándose todas las señales de circulación. Lo para un motorista de tráfico, y le dice al conductor con muy mal genio:
"Oiga, a usted le vamos a dar un premio por lo bien que conduce. ¿En qué se lo gastará?"
"En sacar el carnet de conducir."
"No le haga caso -dice su mujer-, está bebido."
Y la suegra, que va en el asiento de atrás y es un poco sorda, exclama:
"¡Ya decía yo que con un coche robado no llegaríamos muy lejos!"


Una de Lucifer

Llega un hijo reciente de Lucifer al infierno, y arriba a la sala de castigo, y se encuentra que hay dos tipos de castigo, la multinacional y la uruguaya.
Se acerca a la primera y pregunta cual es el castigo que aplican en ese lugar y obtiene como respuesta, que primero lo sientan en una silla eléctrica, luego lo acuestan en una cama de clavos y al final del día le aplicaran cien latigazos en la espalda.
Espantado corre a la ventanilla, del infierno uruguayo, donde observa una cola de espera muy larga, y le pregunta al ultimo de la fila, que cual es el castigo que aplican en el infierno oriental. El cuestionado le dijo que los mismos que en la otra sala, con la diferencia de que en el asadero uruguayo, nunca hay luz, la silla eléctrica no sirve, los clavos de la cama se los robaron y el diablo azotador viene, firma y se va.

 

 

Un caníbal va a la carnicería a conseguir un cerebro para el almuerzo y ve un cartelito que hace alarde de la calidad de los cerebros de profesionales que tienen en oferta. Le pregunta entonces al que atiende:
- ¿ A cuánto tiene el cerebro de programador ?
- A tres dolares el kilo.
- ¿ Y tiene de analista ?
- Si, . . . cuatro con cincuenta el kilo.
- ¿ Y de lider de proyecto ?
- Ese esta cinco con cincuenta el kilo.
- Hmmm . . . ¿ Y tiene cerebro de mujer ?
- Si, a ciento cincuenta dolares el kilo.
- ¿ QUÉ ? ¿ Cómo puede costar tanto ? - pregunta sorprendidísimo el caníbal cliente.
- ¿ Tiene usted idea de la cantidad de mujeres que hay que matar para conseguir un kilo de cerebro?

 

 

Este era un día sumamente caluroso en la Selva, y estaban tres elefantes acostados sin hacer nada, y en eso dice uno de los elefantes:
Me encantaría tener una trompa larga, larga, larga
-¿Y porque? dijeron los otros dos.
Pues para poder estar aquí acostado y alcanzar ese oasis que esta allá como a 500 metros, chupar agua y escupirla al aire para que todos nos refrescáramos.
En eso dijo el segundo elefante:
- Pues a mi me gustaría tener unas orejas grandes, grandes, grandes....
-¿Para que? dijeron los demás...
- Pues para moverlas y generar una brisa refrescante que complemente el baño de agua que tu echaste.
Finalmente el tercer elefante dice:
- Pues a mi me gustaría tener unas pestañas CHINAS, CHINAS, CHINAS, y LARGAS, LARGAS, LARGAS.
-¿Y para que?
- Pa mariconear un poco nomas...