Mil cosas han sucedido durante toda una vida de trabajo. Sucesos jocosos, de irresponsabilidadtonterías, en fin, aconteceres que palpitan sentimientos y actitudes.
En una anécdota nos toca ser héroe, y en la historia siguiente somos infractores, representamos la inocencia y al instante conformamos el personaje que ha transgredido disposiciones superiores.
El anecdotario debe ser así, no con ánimo de sobresalir, sino con ánimo de ser sincero. Las cosas sucedieron y así las contamos. Aquí van mis historias, muy sencillamente narradas, en las que me tocó intervenir en todo el espectro de actitudes.
Los personajes que en ellas intervienen son reales, a veces son nombrados pero muchas veces he preferido dejarlas en el anonimato o con nombres supuestos, totalmente seguro de que al leerlas, cada uno de ellos verá y comprobará la sinceridad de mis narraciones. |
EL AUTOGRAFO
Por resolución superior y como forma de controlar gastos, se había impuesto un estricto sistema de control de existencia de útiles, mediante la confección de los inventarios correspondientes. En la sección Clasificación, del Depto. de Tesorería, la tarea estaba a cargo de Rosa, una excelente funcionaria y mejor compañera que realizaba su función con esmero y gran responsabilidad. Cumplía su tarea de control a total satisfacción de la superioridad y con los útiles era un cancerbero.-
Aquella tarde llegó Pedro, corriendo, agitado y con el rostro desencajado con una gran palidez. Se acercó a Rosa:-
-¡Rosa, por favor, dame un rollo de higiénico que voy "expreso".-!! Apurate... Rosa!!
- Tomá - le contestó Rosa con total tranquilidad mientras le entregaba lo pedido - pero, después venís por acá, le gritó, mientras Pedro se iba disparando hacia el baño…
Según supimos después, pudo llegar a tiempo... y ya satisfecho, sonriente, volvió donde estaba Rosa. Era otro hombre, era el de siempre, dicharachero y con excelente buen humor.
- Quedate con el rollo,- le dijo conciliatoriamente Rosa, en el momento que Pedro le devolvía el rollo, pero… firmame aquí... agregó con firmeza y decisión, señalando el libro de existencia de útiles y materiales.
- Vos sabés Rosa,- le habló Pedro con picardía,-te voy a decir una cosa. En apuros como el de esta tarde me he visto infinidad de veces y por ahí he tenido que usar muchos baños, pero jamás, nunca, por hacerlo, me habían pedido un autógrafo...
Las risas y los comentarios ante tan ocurrente salida, crearon un momento de distensión en las arduas tareas de la Sección.