Año II - Nº 100 - Uruguay, 15 de octubre del 2004
 
- La estrategia del chimpancé
- Si gana Vázquez, perderá la izquierda
- 161 años de B`nai B´rith en el mundo y 68 en Uruguay
- Desde Uruguay sin pedalear
- La historia de un perro: Caifás
- La paquetería socialista
- Sin Palabras. ¿Polémica o Realidad?
- Comienzan los ataques

- Del verbo subliyevar...

- Ingerencia en asuntos internos
- Cuando la fábrica de sueños se despierta
Espectáculo:
- Los distintos medios de comunicación estuvieron en la lupa de los espectadores
- El Centenariazo
- La Movida Joven III
- La Conjura festejó sus ocho años
- Durazno nuevamente se viste de rock
- El Monumentalazo
- El Fin de Uruguay
- Anécdotas Bancarias: El autógrafo
- Casi una alocución
- Con el pasaje y la credencial en la mano
- Para llegar a Europa
- Deportivísimo
- Noticias de España
- ¿Epitafios o Eh Pifiaste?
- Chairando: Elecciones australianas
- Así Somos: Nuestro legado histórico
- De la A a la Z
- Emigrar a Australia auspiciado por un familiar
- Comunicado de la Junta Departamental de Montevideo
- Bitácora Uruguaya
- Información Ciudadana
- La Cocina Uruguaya
- Rincón de Sentimientos
- El Interior también existe
- Olvidémonos de las Pálidas
- Las Locuras de El Marinero
- Cartas de Lectores

1 Campaa Mundial Seguridad en la Red

 

Cuando la fábrica de sueños se despierta

por Graciela Vera
Periodista independiente

Hay noticias que no se aceptan, simplemente porque van contra toda lógica y para las generaciones que vivieron pendientes del superhombre, casi indestructible, resulta casi inadmisible su muerte.

Porque aquellos a quienes se nos aceleró el pulso, pendientes del amor del hombre de acero por la periodista Luisa Lane ¡que si sería tonta!, no se daba cuenta del parecido de éste con Clark Kent, aquel compañero de trabajo que parecía enclenque, pero que podía transformarse en un santiamén; eso sí, siempre que hubiera una cabina telefónica cerca, en un atlético súper héroe.

Y la había; no se nos ocurría que porque así lo determinaba el libreto o el desarrollo del comic porque para todos, chicos y no tan chicos de una época anterior a las naves interplanetarias y los héroes de las galaxias, que no quise decir galácticos porque el término está muy manido deportivamente, proteger a los débiles y proteger al planeta tierra era un deber y un derecho que nadie (aunque lo quisiera) podía cuestionarle al hombre de la capa roja.

¿Quién defenderá ahora a la tierra de los malos?

¿Acaso no dormíamos más seguros imaginando que en alguna parte del imaginario mundo de los sueños, Superman velaba por  la seguridad de todos?

¿Acaso no vivimos alguna vez una ficticia aventura por las calles de Metrópolis?

No señores, algo debe haber fallado en la lógica porque nadie nos ha informado de una lluvia de criptonita y nadie ignora que éste es el único elemento que puede destruir a Superman.  

Ya una vez nos anunciaron la muerte de Superman pero la fuerza de todos juntos pudo más y logramos traerlo nuevamente a ese espacio donde la ilusión y la realidad compiten descarnadamente.

Pero ahora el que nos ha dejado no es el Superman de ese mundo de ficción; se fue el rostro que captó nuestra simpatía después de tantos esbozos, un rostro que podía llevar el nombre de Clark Kent pero que en realidad respondía al de Christopher Reeve.

Un Superman de carne y hueso que se enfrentó al destino con más valentía que la que había escenificado como el hombre de acero. Un accidente al caer de un caballo en 1995 lo dejó tetrapléjico. Para todo, incluso los más mínimos movimientos debía recurrir a la ayuda de otros.

Pero eso no le desanimó y superada una primera depresión Superman continuó dentro de la fábrica de sueños como director de cine y televisión.

Solamente podía hablar con ayuda de respiradores y mover los ojos en un limitado campo de visión pero eso no fue impedimento para que quién había personificado al defensor de la humanidad iniciara una cruzada por los que como él sufrían  parálisis en distintos grados.

Su historia ha recorrido el mundo en las últimas horas. Su lucha podría ser la del súper héroe contra los efectos de la kriptonita. Superman escapaba siempre de éstos, eso era lo que todos esperábamos; Reeve había logrado después de años de intensos tratamientos, mover un dedo y aseguraba que volvería a caminar, también esperábamos que lo hubiera logrado.

No pudo ser. Él que no quería ser encasillado en el personaje, al ser recordado no podrá ser separado del halo de eternidad que éste le dará siempre.

Almería, el sur del norte, octubre 12 de 2004