Año II - Nº 100 - Uruguay, 15 de octubre del 2004
 
- La estrategia del chimpancé
- Si gana Vázquez, perderá la izquierda
- 161 años de B`nai B´rith en el mundo y 68 en Uruguay
- Desde Uruguay sin pedalear
- La historia de un perro: Caifás
- La paquetería socialista
- Sin Palabras. ¿Polémica o Realidad?
- Comienzan los ataques

- Del verbo subliyevar...

- Ingerencia en asuntos internos
- Cuando la fábrica de sueños se despierta
Espectáculo:
- Los distintos medios de comunicación estuvieron en la lupa de los espectadores
- El Centenariazo
- La Movida Joven III
- La Conjura festejó sus ocho años
- Durazno nuevamente se viste de rock
- El Monumentalazo
- El Fin de Uruguay
- Anécdotas Bancarias: El autógrafo
- Casi una alocución
- Con el pasaje y la credencial en la mano
- Para llegar a Europa
- Deportivísimo
- Noticias de España
- ¿Epitafios o Eh Pifiaste?
- Chairando: Elecciones australianas
- Así Somos: Nuestro legado histórico
- De la A a la Z
- Emigrar a Australia auspiciado por un familiar
- Comunicado de la Junta Departamental de Montevideo
- Bitácora Uruguaya
- Información Ciudadana
- La Cocina Uruguaya
- Rincón de Sentimientos
- El Interior también existe
- Olvidémonos de las Pálidas
- Las Locuras de El Marinero
- Cartas de Lectores

1 Campaa Mundial Seguridad en la Red

 

El Fin de Uruguay
por: Pablo Pérez Benitez

La historia que escribo a continuación está inspirada en un artículo periodístico titulado 33 simios asesinos, publicado en montevideo.com.uy el 30 de setiembre 2004.

Faltaban ya pocas horas para que comenzara la pomposa ceremonia, en la que Tabaré Vázquez sería investido como nuevo presidente de la República Oriental del Uruguay, con el apoyo del 58% del electorado.
Las personalidades internacionales invitadas ya empezaban a salir de sus lujosos hoteles en Ciudad Vieja, y darían unas vueltas turísticas por la pequeña ciudad a bordo de sus cómodos autos alemanes antes de dirigirse al palacio legislativo y tomar sus respectivos lugares, de acuerdo a su importancia geopolítica.
Mientras, Tabaré se encontraba en su despacho personal, en la sede central de su partido político, redactando un borrador para su discurso a último momento, pues pasaban los minutos y su secretaria personal no llegaba. Ella había quedado encargada de dar los toques finales a su discurso de asunción.
Era un día caluroso, así que en vez de tomar el popular mate, Tabaré trataba de refrescarse tomando un vaso de malta bien helada.
Sonó la puerta y tras dar permiso, entro su secretaria, con un gesto de preocupación en la cara. Tabaré le preguntó si tuvo algún problema con el discurso pero ella se lo entregó y dijo que lo había terminado hoy a las dos de la mañana, que su tardanza se debió a que tuvo un llamado de último momento del hospital Italiano, desde donde le avisaron que su hija había sido mordida por un mono durante una fiesta de cumpleaños. Tuvo que ir de inmediato al hospital, donde comprobó que el mordisco fue en el brazo derecho, casi a la altura de la muñeca. La abrazó y le dio muchos besos para tranquilizarla y le aseguró que el mono no era malo, que por ser un animal, a veces no podían controlar su efusividad y terminaban mordiendo a la gente como signo de amistad.
Luego de hablar con los médicos que la atendían y asegurarse que no era nada grave y que le dieran todas las vacunas e hicieran todos los estudios que fueran necesarios, vino lo más rápido que pudo hasta la sede, tan así que se había olvidado de llamar a Tabaré para mantenerlo al tanto.
Cuando Vázquez terminó de escuchar los hechos, como médico que era le prometió que tan pronto como terminasen las obligaciones con la prensa luego de la ceremonia, la acompañaría personalmente a visitar a su hija. Ahora tendría al menos una hora para repasar con ella el discurso de asunción.
Ella le comentó que no se podía explicar cómo pudo un mono aparecer en una fiesta de cumpleaños, en un país donde ese tipo de animales tropicales, no forman parte de la escasa fauna autóctona. Tabaré le aseguró que tal presencia no lo sorprendía, ya que hacía unos meses había leído en el portal Montevideo.com.uy, una noticia sobre una niña mordida en la cara por un simio, en cuyo artículo se denunciaba el ingreso ilegal de más de ochocientos monos importados ilegalmente de África por efectivos militares asignados a fuerzas de mantenimiento de paz de las Naciones Unidas, por lo que no sería de extrañar que en unas décadas se pueda contar con especies de simios autóctonas haciendo de las suyas por los campos uruguayos.

Llegó la hora que todo el país esperaba, el futuro presidente de Uruguay ingresaría al vasto salón del palacio legislativo en cuestión de minutos. Como las élites que detentan el poder político y económico detestan sudar, aunque sea una gota, porque ello los asemeja a sus vasallos los pobres, se aseguraron que el aire acondicionado del recinto estuviera tan fuerte llegara a sentirse frío. De esta forma era posible sumarse a una rueda de mate, al menos tras bambalinas, para no dar imagen de drogadictos a los ojos de la prensa internacional poco al tanto de nuestra cultura yuyera.
En efecto, antes de ser presentado y ser bañado por una lluvia de flashes al ingresar al recinto, Tabaré compartió unos mates con su círculo de políticos y chupa-medias más íntimo.

Hasta ese momento, todo había marchado a la perfección, Momo pudo ser comprado y exportado del Congo sin mayores problemas y mucho más fácil aún ser importado a Uruguay a través del laxo control a que es sometido el personal militar que regresa de sus misiones en el extranjero. El transmisor dentro del reloj de la niña supo accionar por efecto de proximidad el implante intra-craneano de Momo, lo que lo hizo enfurecer y morder a quien tuviera más cerca, justo cuando le tocaba el turno a Pilar de darle un beso a la mascota exótica de la fiesta.

Mr. Duano, el ministro de salud pública de Congo, no tardó en conseguirnos a Momo justo a tiempo para el vuelo de regreso del contingente de cascos azules número 23; su puesto le aseguraba las conexiones adecuadas en los laboratorios adecuados.

Luego fue fácil “comprarle” el mono al sargento García por unos cuantos dólares; en realidad la operación consistió el devolverle un 50% más del dinero que él mismo había pagado a uno de nuestros agentes en Congo por el bicho. Acto seguido, uno de nuestro veterinarios más capaces, implantó el excitador a Momo y luego actuó de payaso-animador en la fiesta de cumpleaños que logramos organizar justo a tiempo. En realidad lo más difícil había sido la operación para implantar el transmisor en el reloj de Pilar, ya que sólo se lo sacaba cuando se bañaba. Por suerte tenemos gente profesional que sabe pasar muy desapercibida.

Para ese entonces, cuando la ceremonia comenzó, todo nuestro trabajo de campo ya estaba hecho y podíamos remitirnos a contemplar los resultados por los medios. Para nuestra sorpresa Tabaré resultó ser un gran colaborador de nuestra causa ya que estornudó un par de veces durante el discurso, tal vez porque era alérgico a las partículas de polvo que suelen circular por un circuito de aire acondicionado tan poco mantenido como el del palacio.

Uruguay tenía un nuevo presidente constitucional, el primero en pertenecer a una fuerza política no tradicional o del “establishment” consolidado. El pueblo revivía su esperanza de que un futuro mejor era posible.
A Seis horas pasadas de la fiesta, Tabaré y su secretaria se tomaban unas aspirinas para calmar su dolor de cabeza, mientras visitaban a la hija de la última, que había tomado fiebre.
Dos horas más tarde, casi todos los asistentes al acto presidencial también se tomaban algo para calmar su incipiente jaqueca.
Ocho horas más tarde, los medios de prensa comunicaban que Tabaré tuvo que ser hospitalizado por una fiebre repentina. Dada la importancia de su persona, la internación de su secretaria no tuvo prensa.
Dos horas más tarde, transcendía que todos los asistentes al evento aseguraban haber enfermado repentinamente, de alguna especie de gripe general, con lo que todos los centros privados de la capital se saturaron de políticos y familiares buscando una cura rápida.
Tres horas más tarde, se empieza a temer que aquello no sea un simple virus de la gripe y se establece un estado de sitio en Montevideo.
Una hora después, los médicos más destacados, tenían los resultados preliminares en sus manos e informan en secreto a las autoridades que aquello se trataba muy probablemente de un virus tropical letal. Mientras fuerzas militares acordonaban los principales hospitales y clínicas, otro equipo de élite comenzaba la caza de Momo, el cual encontrarían sólo unos meses después deambulando por la la rambla de Pocitos en busca de un árbol al cual trepar y escapar de los perros.
En pocas horas y a breves intervalos de minutos fueron despegando del aeropuerto internacional los aviones presidenciales de los distintos países cuyos más altos dignatarios habían asistido a la ceremonia, llevando de regreso a unos pasajeros cada vez más enfermos, para ser atendidos por los mejores médicos de sus respectivos lugares. Muchos, especialmente los de países más lejanos, no llegarían ni siquiera a lograr ver su suelo natal desde las alturas otra vez.
Transcurridos un par de días, la epidemia estaba contenida pero el 90 por ciento de los representantes políticos del pueblo y el 100% de su más alta jerarquía habían fallecido y sus cuerpos incinerados sin más trámite para impedir que el vector de la enfermedad se expanda.
Apenas los altos mandos militares uruguayos empezaban a vislumbrar que aquel era su oportunidad para hacerse nuevamente con el poder político, pero esta vez justificada por fuerza mayor, las potencias regionales Brasil, Argentina y Chile, empezaban una acalorada disputa diplomática sobre quien tenía más derecho a enviar fuerzas militares a Uruguay para garantizar que se respetara la democracia y que el continente no vuelva a caer en una espiral de gobiernos militares de facto. Dada su posición geográfica Chile no tenía ingerencia directa y decidió apoyar la iniciativa argentina.
Como Chile tenía muy buenas relaciones con Inglaterra, en secreto se mantuvo una reunión de alto rango entre Argentina e Inglaterra, donde la primera prometía renunciar definitivamente a las Islas Malvinas, a cambio del apoyo político y militar británico para lograr que Uruguay sea una provincia más de Argentina, como lo fuera en viejos tiempos.
Como los estrategas de Estados Unidos, ayudados por los modelos de futuros eventuales que simulaban sus supercomputadores, por su parte no lograban discernir cuál de las dos coaliciones de poder traería más beneficio al pueblo americano, decidieron apoyar a ambos bandos, pero sólo en lo que a armamento convencional se refería, es decir, no aportarían inteligencia ni información estratégica de ningún tipo, al menos hasta no tener certeza de quien ganaría en caso de una guerra.
Europa, por su parte no vería con buenos ojos la colaboración interesada de Estados Unidos en los dos bandos, tildándola de poco ética y en contra del espíritu de un mundo civilizado y de los estatutos de las Naciones Unidas.
Con el panorama seguro de una invasión militar, los últimos ricos que quedaban en Uruguay, emigraron a varios países en menos de dos semanas, abandonando sus empresas y haciendo que la tasa de desempleo llegase al 85%. Muchos piqueteros de Argentina hacían su verano en Uruguay, cobrando altos honorarios por entrenar a los líderes locales en técnicas de administración de masas, empresas tomadas y financiación triangular de élites.
La misma población uruguaya se dividió en dos bandos, uno sur que apoyaba una invasión argentina y con la que compartían idioma, y otra norte, que tenía preferencia por asimilarse a la cultura portuguesa, que a su vez contaba con el apoyo de Europa y Asia. Así, antes que verse sometido por una potencia extranjera, fueron los mismos uruguayos los que no pudieron esperar y se tranzaron en una guerra civil que al menos serviría para ir precalentando el terreno para cuando entren en acción los pesos pesados.
Varias regiones del mundo tambien estaban inestables debido a la muerte de los presidentes y demás comitiva de los paises que asistieron a la histórica reunión en Montevideo.
Por primera vez en la historia, todos los ojos del mundo y sus más costosos satélites militares se volvían bizcos al centrarse en ese pequeño país sudamericano, que en cuestión de días sería el foco de una nueva guerra mundial que tal vez marcaría el regreso a un mundo multipolar, tal vez más justo aunque no menos peligroso, y todo gracias a las simpáticas monerías de Momo.

Material publicado en Mentoliptus - Copyright 2004-09-30 Pablo Pérez Benitez Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial sin permiso del autor.